Al final, la fiesta del independentismo catalán han acabado como muchos, incluidos algunos independentistas, sabíamos que iba a acabar.
Ayer, el Parlament de Cataluña, votó en una vergonzosa y cobarde votación secreta por la independencia y la proclamación de la República Catalana, con tan solo los votos de los parlamentarios favorables a ella, y la ausencia de toda la oposición.
La maniobra de proceder a una votación secreta, fué realizada para evitar una imputación directa del delito de sedición por parte de la Audiencia Nacional contra los diputados que votasen favorablemente por la independencia. Y aún así, aparecieron tres votos en contra y alguno blanco.
La "República Independiente de Cataluña" duró solo las horas en que el gobierno central tardó en destituir al Gobierno de la Generalitat aplicando el articulo 155 de la Constitución, disolver el Parlament, y en convocar elecciones autonómicas para el próximo veintiuno de Diciembre.
Y tampoco creo que pase a los libros de historia, ya que toda la legislación previa, realizada de una manera ilegal, había sido impugnada por el Tribunal Constitucional.
Que la suspensión del gobierno catalán por decreto-ley fuera fulminante, no fué obstáculo para que una multitud se reuniese en la plaza de Sant Jaume, frente al palacio de la Generalitat, y celebrase durante horas y hasta bién entrada la noche la proclamación de la defenestrada "República de Cataluña". Con fuegos artificiales ( algo cutres ) incluidos.
A mi, como a muchos, nos queda una cierta sensación de derrota y un regusto agridulce.
La sensación de derrota es por todo el tiempo, esfuerzos, y dinero que han invertido desde el año dos mil doce estos visionarios en la consecución de una quimera irrealizable desde todos sus ángulos.
Cinco años es mucho tiempo, tanto en política, como en la vida. Tiempo malgastado, durante el cuál, han quedado pendientes por resolver viejos problemas, y tiempo en el que han aparecido otros nuevos que tampoco nadie se ha molestado en diagnosticar siquiera.
Solo existía una preocupación, la independencia, todo lo demás, sencillamente no existía, o no tenia importancia.
No tenían importancia los empleos precarios, ni los salarios de miseria.
No tenia importancia la alta tasa de paro.
No tenia importancia la degradación y el colapso del sistema de salud catalán.
No tenia importancia la creciente pobreza, ni que el veinte, EL VEINTE por ciento de los niños catalanes estén en peligro de exclusión social, y que sus familias ni siquiera puedan pagar los comedores escolares de los niños.
Lo positivo de la intervención del gobierno central, ha sido la intervención casi quirúrgica, haciéndose con el control de la Generalitat de una forma suave, y la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas para finales de Diciembre.
Entonces llegará el dia de la verdad, y nadie tendrá que hacer extrañas extrapolaciones con el resultado del fallido referéndum ilegal del uno de Octubre, sumando cuatro y "comiendose" tres.
Porque ese dia, votaremos TODOS. Y habrá una junta electoral, habrá un censo actualizado, habrán unos interventores de todos los partidos, habrán unos servicios jurídicos para impugnar cualquier manipulación.
Y lo mas importante : habrá una democracia real.
Y seremos todos los catalanes los que escojamos nuestro futuro.
Sin trampas, sin cartas marcadas, sin comodines ilegales.
Al final, la realidad. La de todos.
Siento un cierto alivio, pero también una mezcla de pena y de rabia. Al pueblo catalán, nos han manipulado sin escrúpulos, nos han enfrentado, y nos han dividido.
Y no ha servido para nada.