El encarnizamiento no provenía de las cuentas oficiales de los candidatos y de los partidos, no, sino de su seguidores. Pilar se quejaba de que no solo se perseguía a los oponentes, sino que casi se buscaba su exterminio físico.
Yo le comenté que a estas alturas, los debates en las redes se comportan como tertulias de taberna, con el añadido de la sensación de impunidad que da el supuesto "anonimato", la falta de presencia física en la conversación, y de que estos debates se han convertido ya en algo tóxico, donde prevalece el insulto y la descalificación gratuita sobre el razonamiento sereno. El efecto es el mismo que la charla en la taberna con tres copas de más : una sarta de sandeces llenas de baba.
Y uno llega a la conclusión de que los medios electrónicos han democratizado realmente la comunicación : cualquier imbécil puede hacer públicos sus rebuznos y que sean conocidos por medio país, cuando antes este perturbado solo era conocido en su barrio o su escalera.
Hace cinco días, fue noticia la desdichada muerte de Victor Barrio, matador de toros, durante una corrida en la plaza de toros de Teruel. No soy amigo de las corridas de toros, pero la muerte de Victor me conmovió.
La muerte de un hombre jóven en la plenitud de su vida siempre es una tragedia. Es una vida truncada, que deja tras de si a una esposa, familia, amigos para los que la vida no volverá a ser igual.
Que la muerte era un riesgo que asumió en su profesión es cierto, pero no por ello deja de ser una tragedia.
Y el lado aún mas triste de este suceso, ha sido la reacción en la "redes" de algunos militantes anti-taurinos y defensores de los animales.
Las dos capturas de "twit" que encabezan esta entrada nos da una idea de lo que se ha publicado desde la comodidad de una pantalla táctil o un teclado : autenticas barbaridades.
A fecha de hoy el perturbado que firma como Vicent Belenguer asegura que le han hackeado o manipulado su cuenta de "twitter", y que el no es el autor de ese rebuzno. ¿ Cinco días mas tarde se da cuenta de que le han suplantado ?. No me creo nada de eso, es pura y llana cobardía, irresponsabilidad.
Señor Belenguer, usted es dueño de sus silencios, y esclavo de su palabras. Afronte las consecuencias de sus actos.
Lo que ignoro es la excusa que tiene en su caso la señora Lara Garcia Constanzo, para publicar en la cuenta de la viuda de Victor, Raquel Sanz, semejante comentario. Da asco leerlo.
Toda esta gentuza, estos perturbados me han recordado con sus actitudes las dos épocas mas negras de la historia reciente de este país.
Una es los años de plomo del terrorismo de ETA, y el tratamiento que los simpatizantes de los terroristas daban a las victimas y a sus familias en el Pais Vasco. Pintadas insultantes en las paredes, amenazas veladas, bromas macabras, comentarios hirientes dichos en voz alta en presencia de los familiares de las victimas.
Todo un "ambiente" que durante años flotaba en los pueblos y ciudades de Euskadi, criminalizando a las víctimas y sus familias, ante la indiferencia de la mayoría de la población, con el silencio cómplice de los cobardes.
Otra es la guerra incivil y la post-guerra. Cuando era niño, escuchaba los comentarios en voz baja de mis abuelos y mis padres acerca de los fusilamientos, de los asesinatos sumarios que cometieron los vencedores.
A pesar de mi corta edad, y de los esfuerzos de mis mayores por disimular sus conversaciones, yo tenía buen oído y mejor conocimiento, llegando a identificar a alguno de aquellos desalmados que vivían tranquilamente cerca de mis abuelos. Lo que no podía llegar a entender es como individuos totalmente normales, corrientes y hasta anodinos, podían haberse comportado como carniceros y asesinos. Con saña y maldad.
Años mas tarde, ya mayor de edad, aproveché mi cercanía a alguno de estos antiguos asesinos para conversar con ellos de lo que había pasado en aquella guerra salvaje y en la represión.
Cuando le pregunté sobre la razón de aquellas muertes, la respuesta que me dió era muy simple : "Eran ellos o nosotros".
Una respuesta simple, surgida de una mente simple y dicha sin pestañear apenas. Aquel abuelete con aire respetable continuó tomando el fresco de la noche de verano impasible en su silla, a la puerta de su casa, a escasos centenares de metros de la fosa común donde reposaban sus victimas, hecha al lado de la vieja tapia del cementerio
Parece que los ciudadanos de este país somos los auténticos herederos de Caín.
Llevamos la furia homicida grabada en nuestra genética. No tenemos remedio. Abrazamos cualquier "causa sagrada" con entusiasmo, ya sea un partido político, una ideología, un club de fútbol, o la defensa de los animales. Con tanto entusiasmo que llegamos al insulto y al escarnio, y a desear la aniquilación física de los adversarios.
Desde aquí quiero enviar mi respeto y mi cariño a la viuda de Victor Barrio, Raquel Sanz, a sus familiares y a sus amigos.
Espero que se pueda llevar ante la justicia a estos bocazas desalmados. Solo con que sufriesen el bochorno de justificar sus gansadas siniestras declarando ante un juez, ya me sentiría satisfecho.
El odio, el insulto gratuito y feroz y el escarnio no pueden quedar impunes.
Este es el problema de ponerse detrás de una pantalla anonimamente.
ResponderEliminarHace tiempo, tampoco quedé impune de unos comentarios similares porque cuando salió lo del Pujol puse que nos había gobernado una persona que daba consejos haciendose pasar por el padre de la patria y que a la postre evadía capitales en Suiza.
El problema es que no sabemos argumentar y por lo tanto penalizamos el lenguaje y acometemos con barbariades.
Por otra parte, vamos de sobrados porque nos encontramos impunes y con derechos.
A mí tampoco me gustan los toros, y lo que hago es no mirarlos. Todo es muy simple. Intento no invadir el terreno de los demás.
Con respecto a la muerte del torero, en lo concerniente a mí, me causó impacto. La vida es sagrada, y sigue siendo triste la muerte de una persona joven, sea esta por la causa que sea.
Un abrazo
Salut
Aunque estas barbaridades -y otras similares- son obra de una minoría de descerebrados, me da miedo que con el tiempo se agudicen y generalicen si las circunstancias son propicias, como ya pasó hace unas décadas. Parece que estamos abocados irremediablemente a repetir una y otra vez la misma historia, como una condena al estilo de la de Sísifo.
ResponderEliminarUn saludo.
A mi me causa impacto la muerte de cualquier persona, sea torero, motorista o boxeador. No quisiera de ninguna manera. Y por supuesto encuentro indecentes las formas y usos de estas Redes Sociales que cada dia son peores. Pero también me dan asco estos mismos personajes o parecidos que cuando se estrella un avión miran enseguida si hay un catalán dentro. Y no se actua con la misma "velocidad" en descubrir quien es este tal Vicent o Lara.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me asquea profundamente esa impunidad que muchos creen que proporciona el anonimato de una red para herir gratuitamente, para el insulto e incluso la vejación de una persona o familia. Creo que precisamente las redes sociales, desocializan a muchas personas, convirtiéndolas en depredadores del insulto gratuito, de la marea ofensiva a la que se unen sin pensar en las consecuencias de sus palabras.
ResponderEliminarHace falta recuperar téminos como el respeto.
Y digo todo esto sin entrar a valorar en qué convierte a alguien alegrarse de la muerte de un ser humano, y ahondar en el dolor de la familia con sus palabras.
Besos