viernes, 13 de septiembre de 2013

MONUMENTOS RAZONABLES ( II )






Ya en otra entrada anterior, había comentado que en la población de Santoña, Cantabria, hay algunos monumentos públicos bastante interesantes. Nada tienen que ver con los que estamos acostumbrados a ver en las  grandes ciudades. 

Toneladas de bronce consagradas a la memoria de algún "padre" de la patria, al que la historia y el tiempo han limado sus defectos y miserias, y que ahora emerge de la noche de los tiempos transformado en un personaje mítico, irreal, cargado de virtudes y que ahora solo vive en los libros de historia que cuatro "chiflados" como yo nos empeñamos en desempolvar.

Aquí, no. Aquí los protagonistas son la gente corriente que han dado vida a esta villa marinera, e incluso hay alguno dedicado al bocarte en una de las rotondas que dan acceso al casco histórico de la población. No en vano, la industria pesquera y conservera es el corazón de esta pequeña ciudad.

Las dos primeras fotografías que ilustran este articulo corresponden a un monumento ubicado el Paseo de Pereda, el paseo marítimo que bordea la ria.

El monumento, cuya peana de piedra está realizada con los sillares del antiguo muelle, está dedicado a la memoria de todos aquellos que un día zarparon de allí, y se perdieron para siempre en la inmensidad del mar. Como dice una poesía alemana : "Sobre la tumba del marino no crecen las flores ...."

Como marinero varado en tierra, no pude evitar un estremecimiento contemplando la figura de un solitario perro de aguas esperando sobre un muelle desierto. La viva imagen de la desolación y la tristeza por una ausencia.

Es hermoso que un pueblo honre la memoria de sus hijos desaparecidos mientras ganaban su pán, o perseguían un futuro mejor a caballo de las olas. 

Y no pude dejar de pensar en un naufragio ocurrido hace mucho tiempo, y que viví con tristeza.



Casualmente a los pocos minutos de tomar las dos primeras fotos, capté la siguiente imagen a escasos metros de allí :





Un perro de aguas, idéntico al del monumento, espera pacientemente en un pequeño muelle de madera. Sigo su mirada, que está puesta en la otra orilla de la ria. Aprovecho para recostarme en la barandilla, disfrutando de la frescura de la brisa y del paisaje.

 Pocos minutos después, atraca en el muelle el transbordador que cruza la ria y enlaza Santoña con la población hermana de Laredo.

El animal da muestras de alegría, al desembarcar su dueño de la embarcación.

Esta véz, la espera no ha sido en vano.


- ¿ Cuando sucedió aquello, "nene" ?.

- Hace mas de treinta años, Timoteo. Fue uno de esos días en que el Atlántico se encabrona y escupe sus amenazas. En la radio entró un S.O.S. Procedía de un mercante italiano que navegaba a setenta millas al noroeste de Finisterre, camino de Irlanda. Solo recibimos una solitaria llamada con el nombre del buque, su posición y una petición de ayuda urgente, se hundía sin remedio. 
El puente de mando verificó la información, y pusimos rumbo a toda máquina hacia el lugar indicado. 
A veintiséis nudos de velocidad y con mar gruesa, la cubierta retumbaba con el trepidar de las máquinas. Las estábamos maltratando y exprimiendo, pero había que llegar con rapidez a aquél punto en medio de la nada.
 El tiempo era tan pésimo, que los helicópteros no podían operar con seguridad. 
Cuando llegamos hasta allí horas mas tarde, no había nadie a quién rescatar. Tan solo, algunas balsas salvavidas vacías. El océano se llevó una docena de vidas.

- ¿ Nadie..... ?.

No había nadie allí, solo aquellas balsas neumáticas zarandeadas por el viento y las olas. El radio-operador que recibió el mensaje, lloraba sin consuelo. Había sido el último nexo con la vida para aquellos infortunados.


11 comentarios:

  1. No tenía ni idea de esta raza de perros, :)
    Pero si que tengo visto barcos de pescadores con perros "marineros", así les llamo yo. Les acompañan en sus viajes.
    Las costas de Galicia por desgracia tienen una vasta memoria de naufragios.
    Primero por la enorme cantidad de embarcaciones que pasan muy cerca y segundo porque aún ahora debemos de tener la flota pesquera más importante de España.
    Y nuestro océano que no suele gastar bromas jamás.
    Yo lo amo tanto como miedo le tengo, :)
    Bicos, nene.

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  2. Comparto contigo esa mezcla de sensaciones de amor y odio. No cabe duda que Fisterra es de las zonas costeras de Europa con mas tráfico de navegación. Todo buque que se mueve de sur a norte o viceversa en el continente pasa por allí forzosamente. Y a eso añadamos, como bien dices, la flota pesquera gallega

    Que no haya mas casos como el desgraciado "Prestige" me asombra, como también que no hayan aprendido la lección los de Fomento y no tengan siquiera un protocolo para algo parecido.

    Pues sí, los perros de agua son una raza que se adapta muy bien a la vida embarcada, son bastante inteligentes y ágiles, y su pelaje los protege del frío y del agua. Los pescadores vascos y cántabros eran muy dados a llevarlos en sus embarcaciones.

    Un besazo.

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  3. Conozco el monumento, siempre he pensado que hace una gran pareja con Los raqueros de Santander
    Besos

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  4. Tienes toda la razón, es complementario, Silvia. Algo mas adelante del paseo donde está este, hay otra estatua que representa a un pescador manejando una vieja arte de pesca, una red con un bastidor.

    Me encanta este tipo de escultura y monumentos. Te hace sentir que la vida cotidiana tiene también plena importancia.

    Un beso.

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    1. el mejor pescador de todos los que he visto está en la playa de La Maruca. Es auténtico y solitario casi metido en la mar. Y tiene, como virtud añadida... que se ve desde el bar Las olas.
      Besos

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  5. Tampoco sabía de esta raza de perros. Qué lindo!! Dice mucho ese monumento, hermoso!

    un abraxo!

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  6. Bonitas fotos, buena redacción y bonito el cantito!

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  7. Gracias Carmen. ¿ Ya de vuelta, se acabo el reláx ?.

    Un beso.

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  8. Me encanta leerte, eres todo un gran comunicador, conozco ese monumento, aunque no conocía su história.
    Muxutxuak

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  9. Gracias Rosa, y también por publicar tus recetas de cocina, que nos sugieren pequeñas maravillas cotidianas en nuestra cocina,

    Un beso.

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