Hoy no voy a colocar aquí ningún relato. Tampoco ninguno de mis artículos habituales, "embistiendo" contra la realidad que nos rodea, a veces cómica, otras, las mas, trágica.
Uno es un veterano aficionada a la música, toda clase de música. Cuando trabajo al teclado del ordenador, suelo escuchar la que tengo archivada en la memoria, con el sistema aleatorio de búsqueda. Igual puede sonar Mozart con su "lacrimosa", una balada country con su letra de amores desgraciados en el medio oeste, o mi "vecino" Peret con alguna de sus rumbas.
El vídeo que he colocado arriba, lo firman Deacon Blue, una de las bandas de "pop" que eclosionaron a principios de los ochenta del pasado siglo. Me gustaba la calidad del sonido que ejecutaban, y particularmente esta canción, cuya letra me impresionó bastante cuando yo tenia veintitantos años.
Habla de esa virtud tan delicada y rara en nuestros días que es la dignidad.
¿ A que viene todo esto ?. Hay veces en la vida, que lo único que le queda a alguien despues de haber perdido la partida, es saber que lo has hecho con dignidad. Saber que has dado lo mejor de ti, con la secreta esperanza de que seria la semilla de la que germinaría la felicidad. Pero no ha sido así. Saber que has sido sincero, que siempre has presentado tu lado real, sin mentiras ni artificios. Y te han correspondido con mentiras y medias verdades. Saber que has hecho todo lo posible por perdonar y olvidarlo. Pero no has recibido ni sinceridad, ni confianza a cambio.
Solo una telaraña de mentiras que se ha ido tejiendo a tu alrededor. La primera capa, es debil como una brizna de hierba. Y se puede obviar y perdonar. Pero se siguen añadiendo mas capas. Y al final, la telaraña lo comprime y asfixia todo. Lo mata. Lo mas penoso, es la inutilidad de todas esas mentiras.
Y al final, solo te queda la sensación de vacío, que causa el entregarse totalmente, y encontrarse abrazando tan solo el aire. La nada.
Al finál, tan solo te queda la dignidad, el saber que tu no has fallado.
Y las ganas de hacer lo que el humilde y viejo barrendero de la canción, zarpar con un pequeño barquichuelo, a recorrer en calma la costa oeste. Solo, sin nadie más. O arrancar el coche, y buscar un lugar donde la lluvia sea amable, y el aire dulce.
- ¿ Ni siquiera yo puedo acompañarte, nene ?.
- Ni siquiera tú, Timoteo.
P.D : Quizas esté un tiempo ausente de aquí, recomponiendome. Cuando vuelva a respirar profundamente y tranquilo, volveré con vosotros. Entonces quizás tenga cosas interesantes que contaros, e historias que os emocionen. Gracias por vuestra amistad y fidelidad.
No te pierdas Rodericus. Queremos seguir leyendo tus historias...
ResponderEliminarun beso
No te olvides de nosotros! Aqui te esperamos, para escuchar tus hermoso e interesantes escritos!
ResponderEliminarUn fuerte abraXo!