"Jamas seria socio de un club que admita como miembros a gentuza como yo". ( Groucho Marx )
sábado, 12 de noviembre de 2011
LA "BURBUJA" CULINARIA
Musica recomendada para este "post" : Scandal ( Escandalo ), Queen
Esta semana ha sucedido un pequeño "rifirrafe" al otro lado del Atlántico, en Nueva York, y el asunto, me ha dado alguna reflexión mas sobre los tiempos que atravesamos.
El "chef" Mario Batali, una autoridad consolidada de los fogones en Nueva York, regenta dos de los restaurantes con mas éxito de la ciudad. En el "Del Posto" y el "Babbo", hay que solicitar reserva de mesa con meses de antelación, y aún así, no hay garantías de lograrla.
Su mayor clientela, la constituyen, o quizás habría que decir que la constituían, los altos ejecutivos y los grandes "brokers" de wall Street.
Sus menús, como mínimo ascienden a unos ciento cincuenta dolares el cubierto, sin incluir el vino, los postres y la propina, que en Estados Unidos es casi obligatoria, y que suele rondar sobre el quince por ciento de la minuta. Con lo cuál, un menú sencillo en casa del señor Batali, sin pedir ninguna "delicatessen", puede ascender a los tres o cuatrocientos dolares como mínimo por comensal.
Pues bien, el señor Batali se ha despachado en los medios de comunicación de Nueva York despotricando contra la clase financiera que abarrotaba sus comedores, culpandoles del desastre financiero, y comparando su actitud con el saqueo y expolio material al que sometieron Hitler y Stalin a Europa durante la segunda guerra mundial.
No se quedó ahí, y añadió : "Quienes tienen un mayor efecto en todo el planeta, sin que les prestemos la atención debida, son los directivos de la industria bancaria y su indiferencia hacia la gente para la que supuestamente trabajan".
El escándalo entre la clase financiera que constituía su clientela, fue inmediato. Un e-mail enviado por unos de los "brokers" a sus colegas de profesión, que reproducía días atrás The Wall Street Journal, rezaba de la siguiente manera : " Me he gastado más de 5.000 dolares en esas estupidas trufas negras para que ahora me digan que soy como Hitler ".
La clase financiera de Nueva York también atraviesa una mala época, las caídas de resultados alcanzan una previsión de recorte de un treinta por ciento, los despidos en el sector siguen aumentando, y los acampados del movimiento "indignados" les recuerdan con el sonido de sus tambores sus pasados excesos y sus pecados de codicia. Alguno de los despedidos recientemente, empieza a arrepentirse del despilfarro que cometió en los tiempos de bonanza, tiempos de vino y rosas y de gasto descontrolado en las cenas en los locales de Mario Batali
Y la ultima pedrada procede de donde menos lo esperaban, del "chef" que les daba de comer en sus palacios para gourmets.
Ante el revuelo causado, Mario Batali ha hecho público un comunicado pidiendo disculpas a todos aquellos que se hayan sentido ofendidos por sus palabras.
Todo el asunto, da a pensar bastante,
Por un lado, en esta clase de restaurantes, donde con el importe de un solo menú, se podría alimentar a toda una tribu africana. Realmente, la clientela de estos lugares los frecuenta por puro esnobismo, la frase del "broker" refiriéndose a "esas estupidas trufas negras", delata que lo que menos le importaba, era lo que le servían en los platos, la cuestión era estar allí, dejarse ver, y sobre todo, explicar que había almorzado o cenado en un restaurante muy exclusivo.
Y por otro lado, la "ingenuidad" del señor Batali, al descubrír ahora la catadura morál de los especuladores en la bolsa de Nueva York, sus buenos clientes. ¿ No será quizás que hizo alguna inversión en bolsa a través de uno de sus clientes y la cosa ha salido mal ?. ¿ Desde cuando los banqueros y los financieros "trabajan" para alguien que no sean ellos mismos y su enriquecimiento personal ?.
Coincide este asunto, con que por aquí, esta semana, el "chef" Ferrán Adriá ha presentado su ultima obra literaria, un recetario con los menús que el personal del restaurante El Bullí consumía durante sus jornadas de trabajo, antes de la apertura del comedor.
No sorprende que todas las recetas de los menús, correspondan a elaboraciones de cocina tradicional, como por ejemplo, unos huevos fritos con chorizo. En general, la cocina que practicaban nuestras madres, algo bastante mas substancioso que las espumas que Ferrán Adriá elaboraba para sus adinerados clientes.
No soy ningún enemigo de la nueva cocina, ni de la imaginación a la hora de crear nuevas elaboraciones de platos tradicionales. pero creo que en el ámbito de la alta cocina, se ha caído bastante en la teatralidad, y sobre todo, en el esnobismo puro y duro, en la búsqueda de dar una vuelta mas de tuerca, destinada al mercado de los sibaritas, y los cazadores de novedades, olvidando que el secreto de la buena cocina, es la sencillez en la elaboración y la calidad de los alimentos y los ingredientes.
Esta mañana, las "ratas plateadas", mi grupo de amigos, hemos cumplido con el ritual de nuestro almuerzo sabatino semanal.
Nos denominamos así, porque somos los supervivientes de unas cuantas crisis del sector industrial catalán. Hemos sobrevivido a malos tiempos, a cierres empresariales, a traslados de empresa moviendo maquinaria y instalaciones de un lugar a otro. Seguimos en activo para contarlo, peinando ya bastantes canas, y nuestra amistad también ha sobrevivido a bastantes avatares de la vida.
Tenemos nuestra propia guía culinaria de Barcelona. En ella, no hay restaurantes con estrellas de la Guia Michelín, ni tiene clasificación algúna. Son locales anónimos, pero con una cocina sólida y de calidad, apta para el bolsillo mas humilde.
Me he desayunado un "fricando de ternera", en uno de los restaurantes que frecuentamos, que estaba para chuparse los dedos. Con una cierta nostalgia, era una de las recetas que mi madre cocinaba los domingos. El coste del plato : 5,50 Euros. Si "clicais" en el enlace, podréis ver la receta.
La vida, tendría que ser como la buena cocina, sencilla, sabrosa y honrada.
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Sobre todo honrada, gran entrada.
ResponderEliminarun saludo
Gracias Pilar.
ResponderEliminarUn besote
En el mundo de los restaurantes se ha reflejado lo mismo que en el mundo de la moda o en tantos otros. Se crea un mercado para una élite y algunos de esos productos no son mejores que lo de toda la vida.
ResponderEliminarUn gran post, como siempre!
Yo cuando estoy en París, voy a comer a Le Capricorne, en La Bastille, el pavé de boeuf o el gratin de filet de dorade...
ResponderEliminarpero cuando estoy en Barcelona voy a comer a Quetepincho, en la Av. Sarriá, tapas y huevos de corral con butifarra negra y chips de yuca y el platito de alubias de Tolosa con butifarra de setas y bacon ahumado...
No sé el coste de los platos, porque paga mi novio y ni le pregunto porque es mala educación...
¡No me privo de nada!...
besos
bandero, la sociedad de consumo esta montada para venderle productos inicuos a quien no los necesita para nada. Sospecho que estamos en el fín de una época y el comienzo de otra, y todas estas cosas, van a tener que reordenarse
ResponderEliminarSaludos.
Lucrecia, cuando yo estuve por París, el presupuesto no daba para nada mas que comer en algún "bistro" humilde, o para una sopa de cebolla de madrugada en los chiringuitos que rodeaban el mercado centrál de Les Halles, compartiendo barra con los compradores y los camioneros.
ResponderEliminarTengo que reconocerte el buen gusto en cuanto a locales, aunque yo frecuento mas los locales de tapas de la Barceloneta, los clásicos que han sobrevivido.
Tu novio es un hombre afortunado.
Un beso.
A mi lo que me da que pensar es la diferencia entre los menus humildes y nutritivos que el señor Adriá daba a sus "obreros-alumnos" y los rutilantes nitrogenados por los que pega una gran clavada a los "clientes de pago".
ResponderEliminarEfectivamente por el mundo gastronomico no es el gran paladar lo que se satisface sino la vanidad del ver y ser visto en determinados lugares.
Tienes razón en tu post, aunque en mi caso no me afecte el mundanal ruido ni de las cucharas.
Un saludo.
Neuri, si es que al final, como las croquetas de mamá, no hay nada,
ResponderEliminarEl resto, espuma con aromas, bastante parecida al algodón de azúcar de las ferias, pero a precio de oro. Y al final, aburre. Conozco un tipo que tiene la cuenta de "El Bullí" enmarcada y colgada de la pared.
Saludos