domingo, 27 de mayo de 2018

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE ( RELATO V )


Cuando el Mercedes de Ernesto entro en aquella calle recoleta del Putxet, Nuria ya le estaba esperando en la puerta del edificio donde vivía,  y donde el pasaba aquellas horas inexistentes en su agenda.

Hasta que el coche se detuvo a su altura, ella no reconoció a su amante sentado dentro de él.  Una expresión de infinita sorpresa se mezcló con una amplia sonrisa en su rostro. Cuando Ernesto le había llamado, estaba practicando deporte correteando por las calles del barrio, ataviada con ropa elástica de deporte que realzaban un cuerpo elástico y muy femenino a la vez. El puesto de trabajo como asesora en el Puerto Autónomo que Ernesto le había conseguido le dejaba las tardes libres, y el tiempo libre le permitía practicar largas carreras atléticas por las empinadas calles del barrio.

-- ¡¡ Ernesto !!, no me digas que. . . . 
-- Si, lo acabo de sacar del concesionario hace diez minutos, y no podía esperar a enseñartelo, cariño. Sube.

Ella abrió la puerta del acompañante, y entró en el vehículo. Una agradable mezcla de olores, en la que predominaba el olor a cuero nuevo invadió sus fosas nasales.

Contempló los detalles el interior, aquél tablero de instrumentación que parecía el de una nave espacial, el tacto del cuero, la sensación envolvente y cómoda de aquél asiento, el suave y casi inaudible ronroneo del motor al ralentí, la lúz tamizada por los vidrios tintados. Todo allí dentro era lujo, comodidad, serenidad y sensación de poder.

-- Tiene. . . tiene que haberte costado una "pasta".-- La excitación que ella sentía le provocó un leve tartamudeo.

-- Pues sí, es verdad. Una cifra casi indecente.

-- ¿ Y que potencia tiene. . . . ?.

-- Eso si que es absolutamente indecente, cariño mio.

Mientras Ernesto le explicaba algunas de las características de su nuevo juguete, observaba la expresión arrobada,de Nuria, y en aquella chispa de lúz que había en sus bellos ojos verdes. Supo que podria saciar la sed que sentía de su cuerpo.

-- Mañana o el domingo podremos estrenarlo dando una vuelta por ahí. ¿ Que te parece si lo encierro en el parking y pasamos un rato juntos en tu casa ?, aun es temprano.

Entraron en el aparcamiento de la finca, donde Nuria retiró su motocicleta de su plaza para hacer sitio al coche de Ernesto. Subieron hasta el ático en el ascensor.

Entraron en el piso de ella. Allí estaban los dos, en su pequeño paraíso, en su oasis,  a salvo de cámaras y miradas indiscretas. Nada mas cerrar la puerta tras ella, Nuria le pasó los brazos sobre sus hombros, y le besó levemente en los lábios.

-- Voy a ducharme, ponte cómodo mientras tanto.-- El la retuvo entre sus brazos, y la estrechó contra su cuerpo mientras le devolvía el beso de una forma ansiosa, excitada y salvaje.

-- Ni se te ocurra ducharte ahora, vida mía. Quiero saborear tu cuerpo así tal como está ahora. Quiero empaparme de tu esencia auténtica, sin olor ajeno a gel de baño.

Ella no dijo nada, y se apretó aún mas contra el cuerpo de Ernesto, devolviendo un beso mas apasionado aún, al tiempo que acariciaba por encima de los pantalones el abultamiento de la entrepierna de Ernesto.

El trayecto hasta el dormitorio de Nuria quedó marcado por la ropa de ambos tirada por el suelo. 

Ya en la amplia cama, Ernesto se deshizo con un manotazo de su ropa interior. Había jugado con ventaja, bajo la ropa deportiva y ajustada de Nuria tan solo había un leve "tanga" que había quedado abandonado en la puerta.  La lúz del sol poniente quedaba tamizada por la persiana y las cortinas de la ventana, dejando una semipenumbra amable en el dormitorio.

Notó en ella una excitación mas fuerte de lo habitual, y Ernesto se propuso hacer durar todo lo posible aquella sesión de placer. Empezó besandola y acariciandola lentamente, de una manera leve y medida, recreándose en todos los rincones de aquel cuerpo glorioso, y provocando espasmos de temblores en ella, llevándola hasta el límite de su sensibilidad, y aflojando lo suficiente como para no cruzarlo.

Después de un tiempo indeterminado en que ella se había limitado a responder con suavidad a sus caricias, Nuria revolvió su cuerpo atlético en la cama al modo de una pantera, y volteó a Ernesto debajo suyo. Apoyó las palmas de su manos en los hombros de él y rodeó su pelvis con el bajo vientre. Con un leve movimiento de cintura, y mientras le miraba directamente a los ojos, lenta y suavemente se empaló en el sexo de Ernesto. Mientras Nuria movía lentamente las caderas atrás y adelante, el creyó que entraba en el paraíso.

Cuando Ernesto emergió del sopor "post-coitum", no habría sabido decir cuanto tiempo había transcurrido. Solo que la penumbra había aumentado en la habitación, y las ultimas luces naturales filtradas por la persiana, creaban un mosaico de fuego en la espalda desnuda de Nuria. Apretó su cara contra ella, aspirando aquél dulce aroma de hembra excitada y saciada, mientras acariciaba sus pechos, provocando un reflejo de placer en la muchacha.

-- ¿ Te sientes bien cariño?-- Ella le respondió con un ronroneo gatuno que Ernesto interpretó como un "como nunca".

-- Tengo que marcharme vida mía, es tardísimo. Mañana te llamo y hacemos planes, de acuerdo ?.

-- Dúchate antes de irte cariño, hueles a mi coño, y no vaya a ser que tu mujer lo perciba. Las mujeres tenemos un olfato mas desarrollado que vosotros para estas cosas.

domingo, 20 de mayo de 2018

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE ( RELATO IV )



Artúr Vila colgó el teléfono de su despacho y se puso la chaqueta mientras franqueaba la puerta del cubículo. Le acababan de avisar que el ministro se había personado en el concesionario para recoger su nuevo coche.

Estrechó la mano de Ernesto con la mejor de sus sonrisas, y le guió por las dependencias hacia la zona de talleres. Allí, junto a la salida estaba el nuevo juguete gris de Ernesto. Un mecánico estaba pasando una gamuza sobre la piel metalizada en gris oscuro de aquel monstruo.

Sentados dentro del coche, Artúr iba indicando al cliente la configuración básica del coche, como ajustar la posición de los asientos, los espejos retrovisores, la disposición de los indicadores en el tablero y la disposición del cambio de velocidades.

Cuando Artúr iba a extender sus explicaciones al sistema electrónico de sonido, navegación y "manos libres", Ernesto cortó el monologo del jefe de ventas de una manera algo abrupta.

-- Discúlpeme, pero tengo algo de prisa. Ya me pondré al dia con el manual de usuario. Tan solo explíqueme como conectar el móvil al sistema de manos libres.

Artúr le guió en el proceso de sincronización, hasta que el sistema informático del coche reconoció al telefóno móvil del ministro y se enlazó con él.  No exteriorizó haber percibido la descortesía del ministro

-- Bien, no queda nada más, señor Fernández, le deseo que disfrute de su nuevo automóvil. Siga los intervalos de las revisiones indicados, y para cualquier asunto, ya sabe que estamos a su disposición.

Desde la puerta del taller, Arturo y el mecánico observaron como el coche se incorporaba al tráfico intenso de la calle Urgell.

-- ¡¡ Vaya un tipo arrogante !!.-- El mecánico no había podido evitar escuchar la conversación mientras repasaba la carrocería con el abrillantador.

-- No mucho más que la mayoria de los que tenemos, Luís. Y para ir bién, necesitamos media docena mas como ese cada més.

Ernesto aprovechó la pausa de un semáforo para llamar a Núria Méndez a su número de teléfono móvil. 
Tenia el número indexado como "Méndez" en la agenda de su teléfono móvil. 
Una precaución de seguridad doméstica, igual que la de borrar su  número del registro de llamadas al terminar sus conversaciones. Exactamente igual que los mensajes que intercambiaban media docena de veces al dia.
Victoria nunca había dado señales de fisgonear en su teléfono, pero todas la precauciones siempre eran pocas. 
En sus largos años en política, había aprendido que la información era una herramienta muy útil y peligrosa. Y ya por costumbre, nunca dejaba cabos sueltos, por inocentes que aparentasen ser.

-- Buenas tardes cariño, . . . .si,  ya estoy de vuelta en Barcelona. ¿ Donde estás ahora ?. . . . bién, pues espérame en la puerta de casa dentro de diez minutos, tengo algo nuevo que enseñarte. . . . Y que podriamos celebrar juntos, si no tienes nada que hacer esta tarde. . . .Si, he conseguido librarme de esos "plastas" de mi escolta por hoy. . . .No, Victoria no sabe que ya he llegado. . . .   Otro beso para tí, hasta ahora.

( continuará )









martes, 8 de mayo de 2018

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE ( RELATO III )


Ernesto descendió de coche oficial a la puerta del concesionario, al mismo tiempo que sus escoltas.

-- Chicos, no es necesario que  me acompañéis. Podéis tomaros la tarde libre. En cuanto saque el coche del garaje, pondré rumbo a casa. Y no pienso moverme de allí en lo que queda del dia.

Higinio Valverde, suboficial de la Guardia Civil y jefe de la escolta personal del ministro carraspeó para aclararse la voz y replicar la orden de su jefe.

-- Disculpe señor Fernández, pero. . . . 

-- No me discuta, Valverde, es una orden. ¿ No vé que en este local no hay peligrosos anarquistas ni tampoco un piquete de los Comités de Defensa de la República  ?. . . .No se me ocurre un lugar mas tranquilo en toda Barcelona.

Valverde se irguió instintivamente en posición de firmes, y con una mirada envió al otro agente de la escolta  la orden de embarcar en el coche oficial.

-- Bién, le esperaremos aquí y le escoltaremos hasta su casa.
-- ¡¡ No !!, les he dicho que se vayan, tomense el resto del dia libre, vayan por ahí a tomarse unas tapas y unas cervezas, ¡¡ por Dios Valverde, relájese y déjenme en paz una cuantas horas !!.

Valverde permaneció unos segundos en silencio, sosteniendo impasible la mirada del ministro.

-- Muy bién, de acuerdo señor Fernandez, Victor y yo nos tomaremos algún pincho de tortilla a la salud de su nuevo Mercedes.

Valverde se subió al coche oficial rezongando para sus adentros. Cuando le asignaron la escolta de Fernández,  supo que iba a tener un trabajo mas complicado de lo habitual en otras ocasiones. Aquél nuevo ministro del Interior apenas superaba los cincuenta años de edad, al contrario que sus antecesores, casi todos bien entrados en la sesentena y de rutinas mas reposadas y caseras. Ademas, había insistido en mantener su residencia en Barcelona. Bien, quién se había negado en redondo a trasladarse a Madrid había sido la esposa del ministro, Victoria, provocando que su esposo viajase a Madrid de lunes a viernes, y volviese los fines de semana a la mansión de Sant Cugat del Vallès. 

Lo que Valverde ignoraba, era que la relación de Ernesto Fernández-Martí con su esposa Victoria no pasaba por buenos momentos tras treinta años de matrimonio. Y por eso Ernesto prefirió respetar el deseo de Victoria de seguir viviendo en Barcelona para evitar males mayores. 

Los divorcios seguían siendo desagradables a los ojos de la cúpula del partido, denotaban inestabilidad emocional, y divorciarse de Victoria podía afectar a su carrera política. Y Ernesto era alguien ambicioso, muy ambicioso.

Además, existía otra razón para que Ernesto siguiera residiendo en Barcelona, y que Valverde tardó muy poco en descubrir : se llamaba Núria, era una treintañera morena y muy atractiva, que residía en un duplex muy acogedor del exclusivo barrio barcelonés del Putxet.  Un ático cuyo alquiler corría a cargo de Ernesto.

-- Bién, a donde les llevo.

La voz del chófer sacó de sus cavilaciones a Valverde. Miró a Victor, el otro escolta.

-- Victor, tenemos la tarde y la noche libres, ¿ hacen unas cervezas en la taberna vasca ?.-- Ante el asentimiento silencioso de Victor, Valverde le respondió al chofer :

-- Déjanos en la calle Casanova, y llévate este trasto al garaje.


( continuará )







martes, 1 de mayo de 2018

VICIOS PEQUEÑOS ( XIV )

Otra entrega  de mis trabajos de modelismo, esta vez es un curioso vehículo anfibio, 
un "Schwimmwagen" o modelo "166", una modificación del conocido "Escarabajo" Volkswagen adaptado a las necesidades del ejército alemán en la segunda guerra mundial.





Partiendo de esto ....


.... después de unas cuantas horas de minucioso montaje y pintura....






... he conseguido llegar a "esto".

Para realizar estos modelos, suelo hacer una investigación bastante exhaustiva buscando fotografías de la época que me den ideas en cuanto al aspecto y el acabado de estos vehículos, aviones, o cualquier cosa que tenga entre manos.

Y  uno descubre a veces en estas búsquedas pequeñas historias fascinantes, como la siguiente fotografía



Un viejo "schwimmwagen" dedicado a un fin mas noble que su cometido original :
prestar servicio a los bomberos de Venecia para alcanzar incendios en zonas de la ciudad rodeadas por los canales.

Supongo que debió ser una unidad abandonada por los alemanes en su retirada de Italia, y que después de décadas de olvido, alguien decidió restaurar para dedicarlo a un trabajo realmente útil.

Como dice un refrán italiano : "Un bello final, toda una vida honra".