"Jamas seria socio de un club que admita como miembros a gentuza como yo". ( Groucho Marx )
miércoles, 9 de febrero de 2011
APOSTILLAS A "TERRAZA DE SABANAS INQUIETAS"
Días atrás, dediqué el anterior "post" a la desaparición de la "Casita Blanca" , un conocido hotel a "horas" de esta ciudad. Un hotel cuyos inquilinos solían ser parejas circunstanciales, o sea, parejas de adúlteros en castellano coloquial. He notado alguna reacción de escandalo acerca de este tema.
En primer lugar, pido disculpas si he podido herir la sensibilidád de alguien con este asunto. Las pasiones, o mejor dicho, las bajas pasiones humanas no es un tema fácil de tratar delicadamente. El hotel en cuestión, era casi centenario, y toda una institución en esta ciudad, dada su longevidad. Durante décadas, fue objeto de leyendas urbanas de todo tipo, y hasta de chistes mas o menos soeces. Pero todo el mundo, casi todo el mundo en Barcelona, estaba al tanto de los "asuntos" que se resolvian allí.
Leyendo el articulo, podría dar la impresión de que yo estaba haciendo apología de las infidelidades matrimoniales. Nada mas lejos de mí ánimo. No soy de los que consideran que las mentiras y la promiscuidad sean precisamente unas virtudes de las que hacer pública ostentación.
Una de las cualidades que creo que debe tener un cronista, un periodista o un escritor, ( no quiero decir que yo sea algo de todo esto ), es reflejar la realidad que le rodea y ponerla en negro sobre blanco. Y la "Casita Blanca" y sus clientes fueron la realidad de mi ciudad durante años y años. La noticia fue su cese de actividad a causa de una expropiación municipal para llevar a cabo la ampliación de una avenida, de interés mas que dudoso para la reordenación viaria de la zona, a cambio de una cifra de dinero mayúscula.
La literatura tiene que alimentarse de la realidad, porque si no, solo reflejaria mundos imaginarios y artificiales, mundo perfectos poblados por personajes de juguete. Por cierto, la gran literatura está poblada también de "ilustres" adúlteros, desde Madamme Bovary hasta Anna Karenina.
Nunca entraré a juzgar a los demás por sus flaquezas o deslizes, eso seria caer en el moralismo mas falso y abyecto, sencillamente porque no me considero un ejemplo para nadie. Tengo que reconocer que los "inquilinos" de la "Casita Blanca" me inspiran una cierta ternura. Los perdedores siempre me la han inspirado, y es lo que son en el fondo. Peino ya las suficientes canas como para saber que la vida no es un camino recto, y que muchas veces, tomamos un giro equivocado, y pasamos de tenerlo todo, a no tener absolutamente nada casi sin saberlo. Ni tan solo un poco de cariño sincero.
Y por otra parte, mi ciudad es así. Aquí, la virtud y el pecado comparten sitio ante la barra de una cafetería al amanecer, delante de una taza humeante. El edén y el infierno están separados por unos escasos metros. Es la grandeza y la miseria de esta ciudád, la grandeza y la miseria de los seres que la habitan, como lo es de cualquiér gran ciudad europea.
Todas las opiniones, son muy respetables, y lo que nunca se me ocurriría, es censurar el acceso de nadie a mi "blog".
Saludos a todos y a todas, amigos mios.
- ¡ La has liado "parda" !, nene.
- Gracias Timoteo, tu como siempre, levantandome el ánimo.
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¿entonces crees que los adúlteros somos unos perdedores?
ResponderEliminarNo exactamente Six. Pero cuando se cruzan ciertas fronteras, uno acaba perdiendo una parte de su alma, un cierto candor. Y depués de eso, nada vuelve a ser lo mismo ni igual que antes.
ResponderEliminarCuando se ha comido el fruto del arbol del bién y del mal, siempre quedan cicatrices indelebles.
Se a lo que me refiero.
Un beso y un saludo.
Interesante razonamiento. Da que pensar.
ResponderEliminarBesos y susurros cálidos