Jerzy Bielecky y Cila Cybulska por la epoca en que fueron internados
en el campo de Auschwitz-Birkenau.
Banda sonora para este "post" : " Without you " ( Sin Ti ) Harry Nilsson
" Aquel hombre vestido con uniforme gris de oficial de las SS sudaba mientras alcanzaba la primera garita de control en el interior del campo de exterminio de Auschwitz, tirando del brazo de una interna judia vestida con el uniforme del campo. Esperaba en cualquier momento escuchar un grito seco y una ráfaga de disparos. Le temblaban las piernas, pero en un esfuerzo supremo, conseguía aparentar seguridad y marcialidad.
Le alargó su documentación al centinela que controlaba la primera de las tres garitas de control que controlaban el acceso oeste del campo. El soldado, tras examinar cuidadosamente la documentación, se la devolvió con un servil : " Ja, danke " ( si, gracias ) y se cuadró saludándole.
La pareja cruzó dos controles mas antes de llegar a un bosquecillo cercano. Fue al llegar al pié de los primeros arboles, cuando fueron conscientes de que realmente lo habían conseguido. Era el 21 de Julio de 1.944. Eran libres".
Hace unos pocos días, ha fallecido a la edad de noventa años Jerzy Bielecki en sí Polonia natal. Fue uno mas de los supervivientes de campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau.
Jerzy fue capturado por los ocupantes alemanes de Polonia en Mayo de 1.940, seis meses después de la invasión, cuando intentaba fugarse al extranjero para unirse al Ejercito Polaco Libre que combatía junto a los aliados al invasor alemán. Tenia dieciocho años, y junto a otros setecientos prisioneros polacos, fue trasladado al recién abierto campo de exterminio de Auschwitz. Le tatuaron el numero 243 en el brazo, y un oficiál de las SS arengó de una manera muy cruda a aquél grupo de prisioneros
" Perros polacos, este es un campo alemán y no un sanatorio.
Vais a trabajar aquí hasta la muerte. A los presos que trabajen
bién, les doy tres meses de vida, los ladrones pueden aguantar
seis meses. A curas y judios no les doy mas de tres semanas.
Recordad que la unica salida es a través de la chimenea del
crematorio".
Jerzy era joven y fuerte, y trabajó como mecánico, como molinero, jardinero y encargado de almacén. Los SS, aparte de ser unos asesinos sin conciencia, eran pragmáticos y apreciaban a aquellos prisioneros con capacidad para trabajár, y habilidades manuales.
Mantener funcionando la inmensa factoría de la muerte que era Auschwitz-Birkenau exigua un esfuerzo tremendo de medios y mano de obra, y los prisioneros con ciertas habilidades y dominio del alemán como Jerzy, eran apreciados como mano de obra cualificada por sus verdugos. Recibian una dieta que les mantenia justo en el limite de la resistencia humana
Fue como vigilante de uno de los almacenes del campo como Jerzy conoció a Cyla Cybulska, una joven belleza judía, que en compañía de otras reclusas, había sido destinada a recoser en el almacén unos sacos desgarrados. Entre los dos, el flechazo fue instantáneo, y a diario se veían a escondidas en aquél almacén.
Allí, entre los sacos de yute fue donde Jerzy planeó un plan de fuga muy arriesgado. Con la complicidad de otro prisionero que trabajaba en el deposito de vestuario de las SS, consiguió un uniforme de oficiál, y rebuscando con atención por el campo, un olvidado pase de acceso que con paciencia, una goma de borrar y una pluma retocó convenientemente. En el apartado "motivos" de aquél pase de acceso, consignó por escrito que la prisionera Cyla Cybulska debía ser interrogada en una comisaria por la Gestapo, la siniestra policía secreta alemana.
Solo dos enamorados que se aferran a la vida en medio del horror, pueden concebir un plan tan arriesgado : o la libertad, o la muerte.
El plan inverosímil, funcionó. Tras su salida del campo de prisioneros. la pareja se separó. Cyla fue escondida por una familia polaca hasta la retirada de los alemanes empujados por el Ejercito Rojo. Jerzy se unió a la resistencia partisana que combatía a los invasores refugiados en los bosques. Cuando acabó la guerra, los dos estaban convencidos de que el otro no había sobrevivido al final de la guerra.
Cyla emigró primero a Suecia y desde allí a Estados Unidos, donde se estableció, y se casó con su marido, David Zacharowitz. Con la ayuda economica de un tío carnal de ella, fundaron un joyería.
Cyla enviudó en 1.975. Vivia en un desahogada posición gracias al rendimiento de las tiendas de joyería.
Le relató su rocambolesca huida a una sirvienta polaca que hacia poco tiempo que había emigrado a los E.E.U.U, confesándole que creía muerto a Jerzy. Era 1.983
Aquella joven sirvienta le dio a Cyla la alegría de su vida : poco antes de salir de su país, había visto un documental en la televisión, donde Jerzy Bielecki relataba delante de las cámaras su odisea en Auschwitz, y su peculiar fuga.
Poco tiempo después, un asombrado Jerzy recibía en su domicilio de Nowy Targ, al sur del país, donde ejercía la docencia como maestro, una conferencia desde Estados Unidos.
Una voz de mujer que no reconocía le preguntó su nombre. Cuando el respondió, durante unos minutos tan solo escuchó sollozos que procedían desde el otro lado del mundo.
Jerzy y Cyla en 1.983, en Polonia
Cyla voló a Varsovia el 8 de Junio de 1.983. El la esperaba en el aeropuerto con un ramo de treinta y nueve rosas rojas, una por cada año que habían permanecido separados. Durante una temporada, viajaron por el país, dando charlas y conferencias relatando su experiencia. Se convirtieron en amantes otra vez. Cyla intentó llevarse con ella a Jerzy de vuelta a los Estados Unidos, pero el se resistía a hacerlo.
Se había casado y había formado una familia. Trabajaba sus últimos años dando clases, y no le gustaba la idea de abandonar a sus hijos. Ella regreso despechada a América. Mantuvieron durante un tiempo contacto a través del correo y del teléfono, hasta que un día, ella, enfadada porqué Jerzy seguía aferrado a su tierra y su gente, dejó de responderle.
Cyla falleció en el año 2.006, añorando a aquél joven, que un buen día se disfrazó con el uniforme de los verdugos, y que de su brazo la rescató de una muerte segura.
Jerzy Bielecki fue nombrado ciudadano de honor de Israel, nombrado "Justo entre los gentiles", una distinción creada para premiar a todos los que contribuyeron a salvar judíos durante el Holocausto.
Descanse en paz, y que su ejemplo de fe y tenacidad nos acompañe a todos.
Si hay algo que nos devuelve la fé y la dignidad, eso es el amor.
Emociona sabernos capaces de lo mejor, en medio de la peor de las realidades.
ResponderEliminarUn saludo
Siempre se me encoge el estómago y se me eriza la piel leyendo estos casos, pero soy afortunada de conocer en persona a uno de los sobrevivientes de Auschwitz Gunter Siegel, y su esposa Wilma ellos me explicaron tantas cosas que aún se me eriza el bello recordándolo, pero la verdad es que no he conocido personas más felices que ellas, su sonrisa llenaba todo el espacio, y su amor por el ser humano era increiblemente fuera de serie, aprendí mucho de ellos y nunca han perdido esa sonrisa a pesar del recuerdo de aquellos años .. te hacen pensar, y reflexionar en la autenticidad del ser humano en el corazón (que es más que un músculo) y en las ideas..
ResponderEliminarGracias Rodericus por traerme a la memoria ese recuerdo a pesar de la tragedia que fue el Holocausto.
Besos y feliz fin de semana
Pilar, somos capaces de acciones desesperadas y valerosas como esta, siempre que tengamos una motivación. En este caso, fue el amor de esta pareja. Se lo jugaron a todo o nada.
ResponderEliminarSaludos, guapisima.
Lisebe, es un rasgo común a todos los que sobrevivieron a ese infierno. El cambio de valores, el saber que por encima de todo, lo que importa es vivir, y tomarse el resto de su vida como un regalo precioso, ser conscientes de que sobre todo, lo que importa, somos nosotros mismos y nuestra relación con los demás.
ResponderEliminarUn besazo