Ham, en sú "cápsula vitál"
El nombre de Ham, que es el "personaje" que me ocupa hoy, seguramente a priori no os dirá nada, pero tendria que figurár con letras doradas en la historia de la carrera espaciál junto a Yuri Gagárin y Neil Armstrong, y para sabér quién fué, tenemos que retrocedér al inicio de la carrera espaciál entre la Unión Soviética y los Estados Unidos.
Allá por 1.960, la NASA estaba empeñada en desarrollár el primér lanzadór espaciál capáz de llevár a un norteamericano más allá de la estratosfera. El vehículo espaciál combinaba un misíl militár "Redstone", con una autonomia de unos 300 kilómetros, y la nueva cápsula espaciál Mercury, supuestamente capáz de albergár un pasajero humano en sú viaje de ida y vuelta hacia el espacio exteriór. La cápsula Mercury, además de ser la que llevó a Alan B. Shepardd al espacio, fué el banco de pruebas, que después de innumerables mejoras se transformó en el diseño de las cápsulas Gemini posteriores, aunque en aquellos momentos era un prototipo en pruebas nada digno de confianza.
El misíl Redstone no era otra cosa que una evolución en el desarrollo de los primitivos V-2 alemanes capturados trás el fín de la guerra en Alemania. Trás su diseño también estaba Werner Von Braún, "padre" de la V-2, y como vehículo de lanzamiento tampoco era demasiado fiable. Varios lanzamientos de prueba habian acabado en desastrosas explosiones en las rampas de lanzamiento, de tal manera que los técnicos alemanes que colaboraban con Von Braun se referian al programa Mercury apodandole "Kaputtnik".
Mientras las explosiones de los Mercury-Redstone sacudian las rampas de Cabo Cañaverál, un programa de adiestramiento de media docena de chimpancés habia tenido lugár, y un joven animál de tres años de edád habia sido seleccionado para sér el primér hominido en órbita : nuestro héroe Ham. habia sido entrenado en respondér al encendido de luces en un tablero accionando diversas palancas situadas en él, a cambio de una golosina cuando acertaba, y recibiendo una pequeña descarga eléctrica en las plantas de los piés cuando erraba en la respuesta.
Así estaban las cosas cuando el 31 de Enero de 1.960 el pequeño y viváz Ham fué confinado por los técnicos de la NASA en sú ajustada cápsula vitál, y esta introducida en la cápsula Mercury situada en la rampa de lanzamiento.
Ham, portada de "Life" en Febrero de 1.960
Debido al exceso sobre la distancia de vuelo prevista, los destructores de la U.S Navy destacados para el rescate tardaron más de lo previsto en alcanzár la capsula que flotaba en el már. El brutál impacto sobre las olas habia agrietado el escudo térmico de la Mercury, y cuando los marinos rescataron al chimpancé, el agua le llegaba yá al cuello. Tras unos minutos de desorientación iniciales, Ham se recuperó rapidamente y comenzó a jugár y bromeár con sus rescatadores.
Ham habia realizado la tarea para la que habia sido entrenado perfectamente, a pesár del desastroso lanzamiento, y habia demostrado la viabilidád de una misión espaciál tripulada por hombres.
Después de su odisea espaciál, Ham tuvo sus quince minutos de gloria, y durante un tiempo fué una celebridád entre el publíco. Hubo que construír una grada frente al lugár donde era expuesto, porque el público pasaba horas contemplandole. A medida que el programa espaciál norteamericano fué progresando, y los nombres de los tripulantes de las misiones Gemini primero, y Apolo después se fueron popularizando, Ham cayó en el olvido, convirtiendose en un animál con un comportamiento huraño y solitario, olvidado por casi todos.
La veterinaria que estaba a sú cuidado, buscó integrarlo en un grupo de chimpancés en una reserva naturál de Alabama a finales de los años setenta, con la esperanza de que recuperase la sociabilidád y la alegria.
La fuérza aérea se encargó de sú traslado en un avión de carga Hércules, y en un último gesto de homenaje, y reconociendole como a uno de los suyos, los militares encargados de sú traslado le rindieron honores militares.
En sú nueva ubicación, Ham se integró perfectamente en el nuevo grupo, formando pareja estable con un hembra, aúnque no tuvo descendencia.
Una mañana de primavera de 1.983 lo encontraron tumbado en sú rincón favorito, al sól. Habia fallecido de un infarto fulminante. Una muerte dulce para un auténtico héroe.
Hombre Rodéricus, ya estás de vuelta, espero que hayas cogido un poco de "color" en tus periplos por tierras norteñas.
ResponderEliminarY centrándonos en el post de hoy, decire que me ha encantado la historia aeroespacial de Ham, la cual desconocía.
Saludos.
Me encantan estas historia aeroespaciales.
ResponderEliminarNo conocía la proeza de este chimpanze.
Rode, he vuelto. Me ha dado entre ilusión y curiosidad y lo del infarto me dejó fría.
ResponderEliminarQue incríble historia, un auténtico heroe ya que logró soportar muchos errores que tuvo la cápsula. Conforme iba leyendo me daba escalosfríos solo de pensar lo que vivió y que por suerte logró salir con vida. Una historia que desconocía por completo pero gracias a ti el día de hoy pude conocer a un animalito que al igual que Laika, fueron los primeros seres vivos en salir al espacio...y que por desgracia han ido cayendo en el olvido.
ResponderEliminarGracias por visitarme y dejarme el enlace a esta entrada, me gustó mucho!
Un abrazo!