Las amapolas frescas

En la carretera que lleva de Roses a la Jonquera, en la comarca catalana del Alto Ampurdán, cerca del pueblo de Garriguella, los conductores que no son habituales de la zona, se sorprenden al ver junto a una viña una lapida mortuoria redactada en alemán, cuya traducción viene a ser más o menos así : "Aquí cayó el 6 de febrero de 1939, luchando junto a los nacionales Españoles Friedrich Windemuth, nacido el 27 de Mayo de 1915 en Leipzig".

En los primeros dias de Febrero de 1939, las tropas Repúblicanas se retiraban a la frontera francesa trás el colapso del frente en cataluña.En Garriguella estaba situado uno de los últimos aerodromos provisionales de la fuerza aérea repúblicana, con un puñado de aviones de caza supervivientes.

Aquél dia debián abandonar el campo e internarse en Francia siguiendo órdenes del estado mayór.De hecho, casi todo el personál de tierra habia emprendido el camino de la cercana frontera el dia anteriór, y los aviones aquella madrugada estaban siendo cargados de combustible por los propios aviadores.

Antes de que consiguieran completár la operación de repostaje, el pequeño campo recibió la inesperada visita de un escuadrón de caza perteneciente a la legión condor equipado con cazas Messersmicht 109-E, el más moderno y potente en aquéllos dias.

El campo se convirtió en un infierno de explosiones, las rafagas de ametralladora peinanaban la pista, destruian los aviones, las cisternas de combustible y todo el equipo acumulado allí.

Solo unos pocos cazas repúblicanos consigueron despegár para repelér el ataque.El último piloto, al alzár el vuelo sobre el finál de la pequeña pista, se encontró volando de cara contra uno de los cazas atacantes.El piloto no tuvo mucho tiempo para reaccionár, largó una corta rafaga de ametralladora contra el Mesersschmit atacante y levantó el morro del I-16 Mosca que tripulaba lo justo para evitár la colisión con el alemán.

No tuvo mucho tiempo para recrearse con sú victoria, delante de él se cruzó otro caza alemán que perseguia a un Grumman Dolphin republicano, y acometió al perseguidór para librar del desastre a sú compañero.El combate siguiente fué tan cercano y con maniobras tan violentas, que el motór del Mosca se detuvo subitamente al quedarse sin combustible por obra de la fuerza centrifuga.El piloto efectuó un aterrizaje de emergencia en una de las viñas cercanas.

Densas columnas de humo se levantaban del campo de aviación arrasado.Allí no quedaba nada de utilidad intacto, y trás recoger sus efectos personales, aquél piloto emprendió el camino de la frontera.En el internamiento francés, nuestro piloto se enteró de que habia derribado a aquél caza durante el breve combate frontál.Habia tenido suerte, cualquiera de los dos podia habér caido, y la breve rafaga que disparó hizo blanco en el aparato alemán.

Oficialmente fué el último aviador de la Legión Condor muerto en la Guerra Civíl, aunque hay versiones que aseguran que otro aviadór alemán fué derribado y muerto ese mismo dia en aquél lugár, aunque los archivos alemanes contradicen esto último, dando como lugár oficiál de esa muerte en la base leónesa de la Condor.

Al finál de la guerra, la familia de aquél aviador levantó una lápida en su memoria en el lugár donde cayó el avión.Aún sigue allí, con su texto en alemán recordando que en aquél lugar, un joven perdió la vida en una guerra que no era la suya.

Hubo algún intento de retirarla por parte de algún concejál de la comarca, durante la campaña de retirada de monumentos y simbolos franquistas, aunque la verdad es que aquella lápida mortuoria difícilmente podia ser considerada un simbolo fascista.

Y allí quedó, semiolvidada y convertida en el simbolo de un tiempo afortunadamente pasado.

Hasta que de un tiempo a esta parte, álguien empezó a mantener limpia la lápida y de tarde en tarde colocaba flores silvestres en ella.

En la comarca empezaron a correr rumores sobre un presunto grupo fascista que habia convertido la lápida de la carretera en punto de encuentro para homenajes neofáscistas, aunque nunca nadie habia visto a ningún grupo reunirse en aquél paraje.

La identidad de la persona que llevaba flores a aquél lugar era un misterio y se habia convertido en una pequeña leyenda locál.

Hasta que un periodista, intrigado por aquella historia, resolvió el enigma.

Josép Falcó fué el piloto republicano protagonista del ultimo combate.Trás su internamiento en un campo de concentración Francés, emigró a Argélia entre 1937 y 1946.El levantamiento anticoloniál de la kashba le obligó a retornar a Francia y se estableció en Toulousse.

Años más tarde, se atrevió a regresár a España.Volvió al escenario de sú ultimo vuelo, y apenas pudo descubrir las trazas de la vieja pista entre las viñas.Conversando con un payés de la comarca descubrió la lapida del hasta entonces para él anónimo piloto alemán.Al leerla se commovió, tenian casi la misma edad, y en aquél combate a "cara de perro", cuálquiera de los dós podia haber sido la víctima.El dueño de la viña, hijo de un repúblicano represaliado por la dictadura, habia plantado un ciprés junto a la lápida, para que hiciese compañia a aquél pequeño recordatorio, y quién sabe si quedaba algún familiar que recordase a aquél jóven

Desde entoncés regresó periodicamente a aquél lugar, limpiando la lápida y colocando flores silvestres fréscas, algunas veces, dependiendo de la epóca del año, amapolas.

Josép Falcó fué uno de los pilotos de caza más competentes del finál de la guerra civíl.

Fué uno de los pioneros del grupo de caza nocturno, en un tiempo en el que no existian medios técnicos como el radár ó las radios, que eran casi inexistentes en los aparatos de caza.tan solo se podia confiár en un agudo sentido de la vista y la ayuda de la débil lúz nocturna.

Pero por encima de todo, una persona noble y un ser humano excepcionál.

No importa de que bando estés, si reconoces que la vida te ha puesto en él quizás sin buscarlo, y asumes que tús oponentes son como tú, otro hombre.