Cuando salió del edificio de la Rambla de Cataluña donde la doctora Gelabert tenia su despacho, Rosana decidió volver paseando hasta el piso de la calle de París que compartía con Ernést. No le apetecía tomar el metropolitano, y tan solo había una única estación de trayecto.
Además, el paseo le serviría para poner en orden sus ideas y reflexionar un poco la sugerencia que le habia hecho la Gelabert.
Así que enfiló la avenida Diagonal hasta el cruce con París, y siguió por su extensa y larga calle rumbo a su casa.
Paseaba sin prisas, contemplando los escaparates de las tiendas. Papelerías, joyerías, algúna pastelería y diversos bares y restaurantes fueron quedando a sus espaldas.
Era una tarde agradable de verano. Las tormentas del dia anterior habian rebajado considerablemente las bochornosas temperaturas de los dias pasados.
Tomó asiento en una terraza en la esquina de la calle Villarroel. Total, solo eran algo más de las cinco de la tarde, y no tenía prisa por llegar a casa.
Se sorprendió a si misma pidiéndole un bourbon sin hielo al joven camarero que atendía la terraza. No tenia por costumbre beber alcohol.
Las pasadas navidades, un proveedor de la inmobiliaria de su marido, les habia enviado una pequeña cesta de Navidad como obsequio. Ente las botellas, había una de Bourbon de Kentucky.
Probó aquél licor al final de una de las comidas navideñas en casa, a la hora del café. Le agradó aquel sabor a madera profunda, la calidéz en la garganta, y el pellizco posterior del alcohol en el estomago que le había achispado levemente.
Observó la cara de pasmo del camarero cuando le pidió su consumición, y que al mismo tiempo aquél joven canalla le echaba una descarada ojeada a su escote, aprovechándose de la perspectiva que de ella tenía al estar en pié.
Cuando aquél descarado le trajo el licor, le pagó la consumición con tal de quitárselo de encima inmediatamente. En otras circunstancias, no le molestaban las miradas libidinosas de los hombres.
Tenía y había tenido siempre un físico atractivo, y miles de veces había descubierto a algún descarado recreando la mirada con sus curvas.
Pero aquella tarde se sentía sensible y molesta, y lo último que apetecía era soportar a algún baboso contemplando el canal de sus pechos con expresión de idiota.
Le dió un sorbo al vaso, paladeando el licor. No sabia como poner en marcha la sugerencia de la doctora Gelabert.
Quince años de matrimonio podía parecer mucho tiempo, pero Rosana tenía la sensación de que en todo este tiempo no había llegado a conocer a fondo a Ernést. No había llegado hasta la esencia de él. No como para conocer del todo sus sueños y sus fantasías. Su auténtico yo.
¿ Y si desconocía eso, cómo conseguiría invocar su deseo, su auténtico deseo ?.
Se levantó de aquella terraza, y continuó con su paseo rumbo a casa.
Algo más adelante, reparó en que había una tienda nueva en la calle. Era uno de esos bazares chinos que habían proliferado tanto en los últimos años. El local era grande, y los artículos aparecían bien ordenados en las estanterías, al contrario que algunas de las tiendas similares que ya conocía
Parecía haber un poco de todo, y decidió echar un vistazo a la tienda para olvidar una rato sus cuitas. Efectivamente, en aquella tienda había un poco de todo. Tomo nota mental de ello, el local estaba relativamente cerca de su casa, y podía suponer la solución a algúna pequeña emergencia.
- Si hasta tienen "tangas" con bordados extravagantes, ¡¡ que barbaridad !!.
No se imaginaba a si misma vistiendo una de aquellas braguitas mínimas decoradas con motivos horteras, y con un incómodo cordón entre sus nalgas.
Aquella noche cenaron juntos a una hora razonable. Ernest había vuelto a casa nada mas cerrar la oficina, y contemplaban juntos el telediario de la noche mientras apuraban sus platos.
En la pantalla, aparecía la ministra de Defensa, haciendo unas declaraciones acerca de la tensa situación política que se vivía en Cataluña :
- " El referéndum ilegal en Cataluña, o el intento de realizarlo es una cuestión puramente política y administrativa que se va a resolver con los mecanismos legislativos de los que dispone el estado. En ningún momento hemos contemplado la movilización de ninguna unidad militar, ni tan solo las que están destacadas en Cataluña. Esos rumores sobre una supuesta movilización militar son un infundio de los separatistas que...... ".
Rosana miró de reojo a su marido en silencio. Advirtió una extraña expresión en su cara, que ella ya conocía bien.
Era la misma expresión de cordero degollado que el ponía cuando miraba a alguna mujer que le atraía
- ¡¡ Vaya, no nos van a mandar a los tanques para sojuzgarnos, nena !!. Algo es algo, no nos van a bombardear esta vez. Por cierto, esta tia tiene aspecto de morbosa, y parece que lo de mandar en los militares la "pone"
Rosana no respondió, pero no se le había escapado nada del lenguaje no-verbal de su marido.
- Si, si, "morbosa". El morbo es el que sientes tú por ella, so idiota.- pensó.- Yo, muerta de asco y aburrimiento, y a tí te excita una pija de derechas vestida con traje-chaqueta.
Rosana sintió el mordisco de los celos durante unos instantes. Después de la cena, ordenando la cocina no podía desprenderse de la imagen de la ministra, y la expresión de deseo que había visto en Ernesto. De repente, la asaltó una idea que al principio creyó disparatada, pero que en los siguientes minutos, y en la paz de la cocina fué tomando forma en su mente.
- Si lo que te vá es el morbo, ¡¡ vas a tener morbo, Ernést !!.
Una vez acabado el trabajo en la cocina, se sentó en el sofá junto a él. La televisión emitía una serie sobre los bajos fondos de Nueva York, poblada de mafiosos italianos. Rosana no prestaba demasiada atención a lo que contemplaba, seguía dándole vueltas a aquella idea disparatada.
En un momento dado, mientras en la pantalla transcurría una venganza siciliana, a Rosana se le escapó una risilla tonta.
- ¿ De que te ries cariño ?.
- Cosas mias, Ernest. Hoy me ha sucedido algo gracioso en la calle, solo lo estaba recordando.
- ¿ Ah si, que te ha pasado ?.
- No tiene importancia, tan solo una tonteria.
En la pantalla, el "Don" mafioso jugaba con un gatito sentado en el sillón de su despacho.
( Continuará )
Ummmm, perdone señor guionista.....la Cospe nos pone a todos..y a los de izquierda más.
ResponderEliminarEstoy con Ernest. De momento. Y me temo lo peor.
Salut
Esto promete, no nos hagas esperar mucho,jjj
ResponderEliminarSalut.
Las pijas de derecha muy maqueadas siempre tienen su puntito. Jejeje.
ResponderEliminarAhora en serio: la situación me preocupa. Sobre todo por la cantidad de gente que hay en Cataluña que no merece el mamoneo que se traen algunos. (Y aquí, cada uno elige lo que quiere creer o lo que le conviene, que hay para todos los gustos)
Si tardas mucho en acabar el relato, igual se te adelanta alguno por la vía de la realidad, prosaica siempre.
Un abrazo..
Habra qué ver cómo acaba esta tensión matrimonial no resulta, como diría Woody Allen. Por lo demás, aquí se vive un continuo de mentiras e insensateces que alimentan un enfrentamiento que sirve a intereses políticos, no a la gente que les ha votado, por desgracia.
ResponderEliminarUn abrazo
Je,je. Las tensiones se van a relajar en el desenlace.
EliminarCoincido contigo en que el ambiente empieza a ser irrespirable. Entre las mentiras de unos, y la respuesta torpe y desproporcionada de los otros, esto no tiene una solución viable a la vista.
Un abrazo.
Que se vista de legionaria... o que se desvista, mejor dicho...
ResponderEliminarNo pasara nada