- ¿ Que fecha es hoy Nuria ?
- La madrugada del veinticuatro de Junio, Jaime.
- Hoy hace sesenta y un años que nos despedimos por ultima vez, aquella noche en tu portal, mi amor. Toda una vida, y sin embargo, me parece que fue ayer mismo. Aún recuerdo muy bien todo lo que hicimos aquella noche, y aún suenan en mis oídos la música de aquella orquesta, en la verbena de nuestro barrio. Por unas horas, los que estábamos en la fiesta, olvidamos la guerra y sus pesadillas. Bebimos y bailamos hasta casi el amanecer. Fuimos felices, a pesar de las sombras que nos rodeaban.
Jaime-Lee se levantó de la cama. Cogió las manos de Nuria y tiró de ella, para incorporarla.
- Bailemos otra vez un poco, Nuria. Si dejamos volar la imaginación, podremos escuchar la música de aquella orquesta. Y tú, continuas vistiendo ese vestido precioso que llevaste aquella noche.
Ella se levantó, y rodeó con sus brazos el cuello de el. Empezaron amoverse lentamente abrazados. Como por arte de magia, se empezó a escuchar levemente la música de una orquesta, como perdida en la distancia. El la estrechó mas entre sus brazos. Notaba el cuerpo cálido de ella bajo la ligera tela de raso del vestido. Acarició la corta melena de ella, y atrajo su cabeza hacia la suya. La besó larga y tiernamente. Cuando separó sus labios de los de ella, le dijo :
- Discúlpame, pero llevaba algo más de sesenta años deseando hacer esto.
Ella le sonrió con picardia.
- Y yo también lo he estado esperando todo este tiempo, Jaime. Tienes que contarme como es que has llegado a parar aquí, a Dublín.
- Es un poco complicado, pero trataré de explicártelo. Tras la muerte de Michael, desperté a la realidad que me rodeaba en Estados Unidos. Había llegado hasta allí después de pasar todos aquellos años peleando en Europa. Para mi, entonces América era una tierra noble y generosa, que había contribuido a la libertad de Europa con la sangre de sus hijos. ¿ Sabes que tan solo en la Octava Fuerza Aérea tuvimos cien mil bajas entre muertos heridos y desaparecidos ?. Fue un precio terrible. Ya te dije que sentía miedo a establecer amistades profundas con otros pilotos y tripulantes. Nunca sabia si volveríamos a vernos a la hora de la cena. Fuimos a América convencidos de que no existía otro lugar mejor en el mundo. Pero el mundo cambiaba y América también. La guerra fría con la Unión Sovietica, le pasó factura a aquél gran país. La política internacional nos llevó por oscuros caminos y atajos para mantener la pugna con los rusos. El incidente del "Liberty", formaba parte de aquél inmenso juego, estoy convencido de ello. Aquello no fue una equivocación o un accidente. Pero nunca conseguí averiguar la verdad. Desperté de repente, en un lugar que no reconocía. Metido en una carrera bélica por las teorías geopoliticas de McNamara y de la administración Johnson. No era mi ideal de lo que debería ser América. Volví a sentirme un extraño. Veía la intervención en Vietnam y el sureste de Asia como una intrusión en países ajenos a los que realmente no estábamos ayudando. Me sentía repugnado.
- Volvías a sentirte un extranjero.
- Si Nuria. Años antes de todo aquello, Howard Hughes había puesto su atención en la Star Radiolectric. Nuestra empresa, era un complemento perfecto para sus industrias de aviación. Periódicamente, recibía alguna llamada de su despacho de abogados para tantearme acerca de una posible venta de la empresa. Hasta entonces, había rechazado de plano la idea de vender la Star. Ganábamos bastante dinero, la cartera de pedidos era abultada, y teníamos proyectos nuevos en marcha. Pero aquella mañana, en vez de mandar a paseo como en otras ocasiones a los abogados de Hugues, acepté una entrevista con ellos en Dallas. La oferta inicial que hacia Hughes Aerospace, era muy tentadora. Ni la acepté, ni la rechacé. Al día siguiente, decidí hablar con Helmut del asunto, el era mi socio en la propiedad de la empresa.
Los dos seguían bailando lentamente, abrazados y mejilla con mejilla.
- Helmut, un tipo curioso y con personalidad. ¿ No te he hablado mucho de él, verdad ?. Bueno, ya te he contado que era primo de Elke, y un genio de la física y la electrónica. Graduado en el Instituto Kaiser Wilhem de Berlín, la cuna de la física moderna europea. Durante los años de trabajo en Dallas, no perdió el tiempo. Seguía los avances en nuestro campo con interés y curiosidad. Los nuevos componentes que nos facilitaban las industrias auxiliares, los incorporaba rápidamente a los equipos, y ademas, experimentaba con ellos desarrollando ideas e invenciones propias inéditas. También de vez en cuando, le salia el espíritu gamberro en alguno de sus inventos o experimentos. Al laboratorio, en la fabrica se le conocía como la "sección Hollywood", por los curiosos artefactos que de vez en cuando salían de allí. En una ocasión, no dejó un cristal intacto en un kilómetro a la redonda con uno de sus experimentos
¿ Y como lo hizo ?.- Dijo Nuria con una leve risilla.
- Por entonces, empezó a experimentar construyendo amplificadores de sonido de gran potencia, y altavoces también potentes y gigantescos, jugando con sonidos de baja frecuencia. Se empeñó en aplicarlos para derribar un muro de ladrillos que levantaron algunos trabajadores nuestros en uno de los patios traseros de la fábrica. El día del experimento, orientó los altavoces hacia el muro, y descargó un oleada de ruido a baja frecuencia, con toda la fuerza que permitía el amplificador. Y si, el muro tembló, y después, se vino abajo. Helmut sonreía diciendo : "esto demuestra que la leyenda bíblica sobre la caída de los muros de Jericó es cierta".
Jaime se interrumpió en su relato, no podia contener la risa.
- El experimento, había funcionado. Lo malo fue, que a los diez minutos, apareció por la fábrica la mitad del cuerpo de bomberos de Dallas, seguido de varios coches patrulla de la policía. El estampido sónico, había atronado la zona como una explosión, y habían recibido varios avisos de las industrias de la zona denunciándola. No había quedado un solo cristal integro en toda la area industriál, incluidos los nuestros. Tuvimos que contratar a un par de empresas de cristalería para reponer los destrozados. Pero reirnos, ¡¡ aquel dia Helmut y yo reimos como nunca en todos aquellos años !!. El hizo algunos prototipos de amplificadores y elementos para equipos de sonido Hi-Fi. Por aquél entonces, la electrónica de consumo domestico estaba ganado terreno comercial, y Helmut había tomado buena nota de ello. No había gran diferencia en trabajar con ondas de radio, o de sonido.
- ¿ El estuvo de acuerdo en vender la compañía ?.
- Al día siguiente de la entrevista, salimos los dos juntos a dar una vuelta por la ciudad y almorzar juntos. Era algo que de vez en cuando hacíamos para romper la monotonia del trabajo. Le expliqué lo de la oferta de la Hughes Aerospace. Cuando le dije la cifra que nos ofrecían, puso los ojos en blanco. Y me respondió :
- Con semejante cantidad de dinero, podemos vender la Star y comenzar de cero en el negocio otra vez, y aún nos sobrará bastante dinero.
- No creo que Howard nos permita hacer semejante jugarreta, Helmut. Pero lo que si creo,es que puedo exprimir más aún la oferta. Si Hughes quiere la Star, le haremos pagar un buen precio. Voy a negociarlo personalmente con él.
- Negociar con alguien así debió ser complicado, ¿ no ?.
- Bueno, mas que complicado, fué pintoresco. Por entonces, Howard Hughes estaba dominado ya por un desorden mental tremendo, algo llamado "trastorno obsesivo compulsivo", aunque eso solo lo supimos después de su muerte. Se había rodeado de mormones para administrar sus negocios, y no residía mas de un mes en un solo lugár, para evitar pagar impuestos. Le dije a sus abogados que estábamos dispuestos a vender la compañía, pero que quería negociar la venta personalmente con su jefe. Me dijeron que eso, era imposible, que el Sr. Hughes no recibía visitas. Ante mi insistencia, hablaron con Hughes. Quedó en recibirme dos días mas tarde en un hotel de Las Vegas
- ¿ En Las Vegas ?.
- Si, de hecho, el hotel donde se hospedaba era propiedad de una de sus compañias. Me condujeron hasta el ático, Hughes se alojaba en una "suite" que ocupaba media planta. No lo vi en ningún momento. Nos separaba la puerta cerrada de su apartamento. Nos saludamos a voces a través de la puerta interpuesta, y empezamos a negociar la venta con un folio de papel pasado bajo aquella puerta.
- Pues vaya una forma extraña de negociar.
- Sí, Howard Hughes era un genio, pero a aquellas alturas, empezaba a ser un loco rematado. Abrí la ronda pidiendo tres veces más la cantidad que me había ofrecido. Tras dos horas de emborronar folios de papel, llegamos a un acuerdo. Conseguí una mejora de una tercera parte más de su oferta inicial, y un derecho a porcentaje de las futuras ventas de las patentes industriales propiedad de la Star Electric. Dos días después, Helmut y yo teníamos depositado en un banco de negocios la suma total de la venta, mas un adelanto sobre los derechos de patente. Nunca habíamos soñado con tanto dinero. Hughes no perdió nada ni hizo un mal negocio. Su grupo de empresas, se estaba convirtiendo en un monopolio aeroespacial. Podría imponer su ley y sus precios al mismísimo Pentágono. Y Helmut y yo teníamos un plan para volver a empezar de cero al otro lado del Atlántico.
- ¿ Aquí, en Dublín ?.
- Si. Fue un plan que maduramos en poco tiempo. Ya te dije que mantenía mi amistad con algunos irlandeses asentados en Nueva York. Fue a través de ellos como desarrollamos la idea de establecernos aquí. Así nació la "Star Eire".
( continuara )
Bellísimo. Impones fuerza en un texto de diálogos y consigues que no se ralentice.
ResponderEliminarUna pequeña maravilla la de hoy.
Un beso
Felicidades a la señorita Sherry. Allá por los ¨90 mis hijos estudiaban violín en el conservatorio; en casa estudiaban la lección que les correspondía, pero sobre todo estudiaban las interpretaciones de esta señora ¡¡Sin partitura!!, el tormento fue tan grande que rompí relaciones (musicales) con ella; nunca mas la había vuelto a escuchar hasta hoy. Siento mucho lo que me he perdido. Es fantástica. Gracias por haber dado con ella.
ResponderEliminarUn abrazo. Carmen
He traspapelado los años, eran mediados los 2000. Mis hijos me han dado una colleja...Se ha perdido el respeto...
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