viernes, 1 de julio de 2011

DE HOMBRES, ANIMALES, Y RATONES





Banda sonora para este "post" : I no corrida ( Quincy Jones )



El individuo de la fotografía es un ciudadano egipcio de veinticinco años. El mozo se llama Al Sayed Al Assawy y alardea de ser el tipo mas fuerte de todo el país. Estos días, el forzudo ha sembrado la polémica en el país del eterno Nilo.

Ante la crisis que sufre la industria turística egipcia por causa de la inestabilidad política ocasionada por la revolución de meses atrás, que derrocó al régimen dictatoriál y que ha sumido al país en una situación provisionál que está aún lejos de resolverse, Al assawy se ha ofrecido para montar un espectáculo digno de la época imperial de Cleopatra : una lucha a muerte con un león al pié de las milenarias pirámides de Gizah.

El "cachas" afirma que es capaz de enfrentarse con un león a manos desnudas, y vivir para contarlo. El revuelo que han montado las asociaciones de defensa de los animales locales ha sido épico. El ministro de turismo egipcio, Mounir Fakry Abdelnou, ha declarado : "Bajo ningún concepto, el Ministerio de Turismo va a tolerár que se comentan actos inhumanos contra los animales".

No me cabe ninguna duda, de que un evento de estas características, atraería un público compuesto en su mayor parte por turistas adinerados europeos y norteamericanos, ávidos de emociones fuertes.

Dándole un par de vueltas a la idea, el "truco" del posible espectáculo queda al descubierto. Se localiza a algún león deshauciado por vejez de alguno de los muchos circos o zoologicos existentes tanto en Europa o en África, se le alimenta adecuadamente para que gane peso y algo de vitalidad, y si es preciso se le tiñe el pelo para disimular su edad y condición de anciano. Y "voilá", tenemos la perfecta "fiera", apta para "caer" en heroico combate frente un hombre "indefenso".

Si yo fuese el señor Mounir, el ministro de turismo, autorizaría el espectáculo solo con una condición : seleccionar yo el león participante en el combate.

Yo seleccionaría un león del Parque Nacional del Serengueti, Tanzania,  joven, de unos tres años de edad, y con la certificación de algún veterinario de que el animal disfruta de una perfecta salud. Tras una estresante captura y un agobiante viaje de traslado, mantendría al animal en ayunas los dos o tres días previos al combate.

Como medida de seguridad complementaria al "show", no seria necesaria la presencia de ninguna ambulancia, ni de ningún médico. Solo seria necesario un furgón funerario y un forense para certificar el levantamiento del presunto cadáver. Y repartir entre los espectadores de las primeras filas algunos impermeables, porque las manchas de sangre, una vez secas son muy difíciles de eliminar.

Todo este revuelo, ha traído a mi memoria la polémica de la prohibición por el Parlamento Catalán de las corridas de toros en Cataluña. He de confesar, que ante la llamada "fiesta nacional", me siento indiferente. No me agrada que se maltrate innecesariamente a ningún animal. Las corridas de toros, en Cataluña, estaban condenadas a la desaparición por falta de aficionados. Ultimamente, a las corridas solo asistía una mayoría de turistas extranjeros, y unos pocos aficionados locales de avanzada edad.

Históricamente, a principios del siglo XX existían en Barcelona tres plazas de toros en funcionamiento : El Torín, en el barrio de la Barceloneta, desaparecida desde hace muchos años y que nadie casi recuerda ya, Las Arenas, en la plaza de España, cerrada desde hace décadas y recientemente reconvertida en un centro comercial conservando la preciosa fachada de estilo Mudéjar, y La Monumental, siendo esta ultima la única que permanece en activo.

Quiero dar a entender con esto que la cultura taurina, al contrario de lo que afirman sus detractores, siempre ha tenido arraigo en Cataluña y en Barcelona. La paradoja está en que simultanemente a la prohibición de las corridas, nuestro Parlamento ha protegido por decreto-ley los encierros que se realizan durante las fiestas en algunas localidades de Tarragona, invocando motivos "culturales" y de tradición en la zona.

En estos encierros de pueblo, se maltrata a los toros de una manera indigna, atándolos, y en algúnos casos, fijándoles en los cuernos antorchas encendidas, que enloquecen al animal, y acaban cegándolo debido a las chispas que dañan sus ojos. No se les da muerte, pero el animal siempre queda en un lamentable estado físico que propicia su envío al matadero mas cercano.

¿ Pero no quedamos en que estábamos defendiendo los derechos de los animales ?.
Nunca había visto un caso de cinismo político semejante a este.

Con respecto a las corridas de toros, ya he mencionado que me siento indiferente, aunque yo corregiría algún detalle del espectáculo : prohibiria los picadores y las banderillas. Si alguien se las quiere dar de hombre frente a un toro bravo, que trate de torearlo con sus fuerzas intactas. Ya veríamos cuantos "matadores" se atreverian a ejercer su profesión.

Pero tengo que confesar una de mis pasiones : los encierros de San Fermín, esas carreras vertiginosas a través de las calles del casco viejo de Pamplona.

Fue en un lejano verano al final de la década de los setenta. Con mi recién estrenada mayoría de edad, viajé hasta Pamplona después de pasar años leyendo a Ernest Hemingway. Quería descubrir como aquella fiesta había fascinado al escritor y periodista norteamericano, a alguien que procedía de una cultura ajena a la nuestra, y que le había hecho escribir unas páginas maravillosas cargadas de una épica preciosa y vibrante.

Fueron unos días inolvidables de mi juventud. La ciudad entera era una fiesta tremenda y disparatada. Tuve el privilegio de asistir a los encierros desde un balcón en un primer piso de la calle de la Estafeta. Y el espectáculo de los mozos corriendo con los toros, me "enganchó". Eran tiempos en que no había la masificación actual de corredores.

Me admira el valor y la serenidad que hay que tener para correr junto a un "Miura" de media tonelada de peso, un animal salvaje, bello y mortal. Animales y hombres corren en igualdad de condiciones. Los toros, armados con sus astas, su fuerza física y su corpulencia. Los hombres, armados con su agilidad y rapidez, su inteligencia y un humilde periódico enrollado en la mano, ultimo recurso para sacarse de encima a un toro en un momento comprometido. No hay picadores ni banderilleros., no hay sangre fácil del animal.

Aprendí de amigos locales todo lo que hay que saber sobre la tradición de los encierros, y que esos tipos de las peñas que corren delante de los astados, son autenticos atletas profesionales. Y sobre todo, reconocerles el valor y la hombría necesarias para desafiar a la muerte.

Hubo también un espectáculo de los sanfermines, menos conocido que los encierros que me conmovió : el traslado en la noche anterior al encierro, de los toros a los corrales del inicio de la Cuesta de Santo Domingo desde la zona habilitada para recibirlos.

Fue una escena mágica. La manada de toros bravos, trotando junto a los bueyes, bajo la débil luz de las farolas y el cielo estrellado, envueltos en un silencio solo roto por las esquilas de los bueyes. La belleza de aquellos animales trotando a la luz de la luna por las calles desiertas de Pamplona, me deslumbró.

Así, que cada año, cuando llega el siete de Julio. a poco que pueda, a las ocho de la mañana contemplo a través del televisór la orgía de alegría, belleza y a veces tragedia que son los encierros.

Los encierros actuales, se han moderado considerablemente. La Policia Locál de Pamplona, media hora antes del encierro, "peina" las calles del recorrido, sacando de ellas a quién dá muestras de embriaguez o de nos estar en las condiciones físicas mínimas. El empedrado de la curva, o ángulo del recorrido en la calle de Mercaderes, es tratado con una resina anti-deslizante para evitar que los toros resbalen demasiado llevándose por delante a algún incauto.

El momento que particularmente me eriza el vello, es la oración que dedican cantando los corredores a San Fermín unos escasos minutos antes de correr :

                                                     " A San Fermín pedimos
                                                        por ser nuestro patrón,
                                                        nos guíe en el encierro
                                                        dándonos su bendición".

Cuando al final del encierro  los animales son encerrados en los corrales de la plaza, no puedo dejar de sentir un pequeño escalofrío y algo de tristeza. Porque esa tarde, unos ratones disfrazados de hombre, que se hacen llamar matadores, van a ejecutar a esos bellos animales después de que hayan sido debilitados a puyazos.  Medio desangrados y agónicos,  no tendrán ninguna oportunidad de sobrevivir.

                 Mozos de las peñas, pamplonicas, navarros, ¡¡ Viva San Fermín !!

14 comentarios:

  1. No me resulta tan sencillo posicionarme, me gusta la belleza de la fiesta y detesto cuando el toro es maltratado en exceso para que pierda fiereza, entiendo que el toro de lidia no existiría sin su apellido, pero quizás es que me falta sensibilidad, todo puede ser.

    Me gustó la entrada.

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  2. Me sucede lo mismo Pilár, creo que el duelo tendria que estar mas nivelado, o se suprimen los picadores, o le asestamaos una puñalada al torero también en la espalda.

    En fín, nada es perfecto.

    Un beso.

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  3. Va un turista a presenciar una corrida de toros y de repente grita un aficionado:
    ¡La vuelta al ruedo, la vuelta al ruedo!
    Y dice el turista: Eso, eso, a ver si ahora me toca a la sombra...

    (P.D.: estoy de acuerdo en asestar una puñalada en la espalda al torero para nivelar el duelo)
    ;-)

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  4. Me gusta la belleza de los toros bravos del animal en sí, no me gusta que sean matados tan brutalmente y que se le llame Fiesta Nacional.

    El post que has escrito tan bien acertado del forzudo egipcio es lo contrario de lo que opinan los "mandamases" aquí matar por placer a un animal nunca debería ser UNA FIESTA NACIONAL.

    Sabes me da rabia llarmame como me llamo sabiendo que estos toros sirven para matarlos...

    Un besazo y feliz fin de semana (ojo con la calor que hace estragos)

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  5. Lucrecia, un chiste :
    Un matador de toros se casa con su novia, y en la noche de bodas "repara" en un pequeñoa detalle.

    - ¡¡ Marifé, tu no eres virgen !!.
    - ¡¡ Manolo, pués a tí te falta un huevo !!.
    - ¡¡ Pero lo mio fué consecuencia de una corrida !!.
    ¡¡ Y como te piensas que fué lo mio, cariño, pues en una "corrida".

    Besitos, reina de los cielos.

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  6. Lisebe, somos herederos de las culturas mediterraneas, y el toro bravo está presente como "totem" entre nosotros desde los tiempos de la civilización Minoica. Era el simbolo de la naturaleza y de la fecundidad. Los cretenses montaban espectaculos donde jovenes atletas burlaban las embestidas de los animales con piruetas y saltos. Pero respetaban a los animales.
    Eso mismo sucede en los encierros, aunque como los del Ayunatamiento de Pamplona no se vayan planteando limitár el numero de corredores, la agilidad y la rapidéz entre una multitud son casi imposibles.

    Adoro la belleza de esos animales, y estaria a favor de las corridas si la pelea estuviese mas nivelada, pero tal como se realiza, me parece una carniceria sin sentido.

    Y tu nombre es PRECIOSO.
    Para el calór, mucha sombra y limonada con cerveza.

    Un besazo

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  7. Rodericus, has tocado mucho temas en este post. Respecto lo del egipcio sería necesario preguntarse que mueve a este hombre a plantear semejante reto... seguro que no vive en un barrio bienestante del Cairo.

    Un abrazo.

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  8. Bandero, la verdad es que no. En el fondo, es el mismo caso de los toreros que corrian por aquí hace cien años, mas cornadas daban el hambre que los toros.

    Saludos.

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  9. Confieso que creo (opinión propia) que cada vez escribes mejor. Me ha emocionado el relato de esa pamplona que nos cuentas. Lo del hombre enfrentándose al tigre, me imagino que algún truco habría, es época de trucos en todo. Y lo de los toreros, opino lo mismo, torear cuerpo a cuerpo, quizá toros más pequeños pero dejarles con vida. No soporto ver sangre. De ahí que yo no me pediría ir a ver al mozo enfrentándose al tigre ni con truco de por medio.
    Saludos

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  10. No sé…llámame radical, pero es que a mí la crueldad no me gusta. Y poner a un animal como centro de una fiesta, la que sea, sea para perseguirlo, pincharle, azuzarle o atormentarle del modo que sea pues no va conmigo. Ni me mola que un tío luche contra un león, lo maté o no, porque en cualquier caso seguro que lo molesta, ni que se persiga a un toro, o se le pase un capote por encima, se le pinche, se le maltrate o se le mate. Qué quieres, lo mire por donde lo mire no me parece civilizado. Ya, ya sé hay tradiciones que forman parte de nuestra cultura, pero mira creo que hay tradiciones que deberían cambiarse, como la de pegar a las mujeres, o extirparles el clítoris (ablación) castigar físicamente a los niños o maltratar a los animales (y ahora mismo no se me ocurren más, pero las hay…). En algunas culturas era muy tradicional abusar de los niños sexualmente, tener esclavos o meter a gente en un circo para que se la comieran los leones, pero esas costumbres o tradiciones que eran parte de ciertas culturas se fueron dejando atrás afortunadamente.
    No estoy comparando unas tradiciones con otras, ya sé que no es lo mismo, pero lo que tiene en común la comparación es que todas se defienden como parte de una tradición y yo no estoy por la defensa de la tradición a ultranza porque creo que muchas de esas tradiciones lo que conllevan es la expresión de la crueldad.
    Y creo que si necesitamos ponernos al límite, espolear nuestra adrenalina o competir contra nosotros mismos debemos encontrar modos más creativos de hacerlo, dejar a los animales tranquilos y tener la fiesta en paz ;)
    Besitos

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  11. Nena Mala, yo solo soporto, quiero decir, me gustan los encierros de San Fermín.

    Allí, hombres y animales estan en igualdád de condciones, como lo estaban los Cretenses que se colocaban delante de las astas y desafiaban a la fuerza bruta con agilidad y rapidéz.

    Hombres y bestias corren por unas calles cerradas, no hay puyas, ni banderillas, ni estoques. Y al finál, si todo va bién y San Fermín ha estado por la labor, por decirlo de una forma poetica aunque uno es agnostico, no hay vencedores ni vencidos, y los corredores se van a celebrarlo desayunando unos churros con café, o unos huevos fritos "a la Riojana".

    Otra cosa son las corridas de la tarde, ahí, ya no me gusta tanto.

    Un beso.

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  12. Los toros del encierro en Pamplona ya no asustan a nadie. Les limaron tanto los cuernos (cada año un poco más), que en lugar de correr delante puedes ir montado sobre ellos (incluidos los norteamericanos)... ;-)

    un beso taurino

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  13. Lucrecia, he visto los de esta mañana, y daban respeto.

    Por suerte, no han pillado a ningun norteamericano, australiano, o neozelandés. Tan solo un contusionado de Villapardillo.

    Otro beso para tí.

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