CARTA ABIERTA A ALEXANDRA

El principio de nuestra amistad fue una de esas extrañas casualidades que nos regala la vida de vez en cuando.

Coincidimos por motivos laborales, nuestras conversaciones eran una mezcla de asuntos comerciales y de temas personales. Poco a poco, empezamos a compartir cafés, almuerzos, y confidencias.

La mezcla de tus orígenes, catalanes y noruegos, me fascinaban. Tu locuacidad y simpatía desbordante, hicieron que encontrase en ti a la hermana pequeña que nunca tuve. La mirada de tus pequeños ojos vivaces y chispeantes tras los cristales de tus gafas, fue en mas de una ocasión el bálsamo que yo necesitaba en unos tiempos algo dificiles para mi.

Buscaba tu compañía solo por el placer de sentarme frente a ti y hablar contigo. Largas conversaciones en las que los dos desnudamos nuestra alma el uno al otro, con la sinceridad que solo tienen las parejas sentimentales, aunque ese nunca fue nuestro caso. Y creo que existen matrimonios que nunca han tenido esa sinceridad y comunicacion mutua como la que nos dio nuestra amistad.

Cuando la crisis económica empezó a mostrar sus dientes por aquí, decidiste hacer el equipaje, y junto a tu marido y tus dos pequeños,  regresár a tu Noruega natal. Te había surgido una oportunidad laboral allí que decidiste aprovechar. Otro país, una nueva ocasión para empezar de nuevo.

Te vi marchar algo desolado, pero con el consuelo de que de tarde en tarde, regresarias por aquí. Y tus regresos en verano o por navidades, se convirtieron en una fiesta para los dos.

La tarde del viernes, unas noticias inquietantes empezaron a llegar desde tu Norte natal. Una potente explosión en el distrito gubernamental de Oslo, y algo mas tarde, un tiroteo en campamento juveníl situado en una pequeña isla. La cifra de muertes crecía a cada hora.

Ahora sabemos que la masacre ha sido cometida por un perturbado mentál de ideología ultra derechista. Mientras tanto, la sociedad noruega permanece en estado de shock. La mayor parte de las victimas, han sido jóvenes menores de dieciocho años, que participaban en un campamento de las juventudes del partido socialista.

La muerte de unos jóvenes, en la primavera de su vida, le añade mas horror aún si cabe a la tragedia, junto con la crueldad del asesino, que se empleó a fondo en perseguirles disparándoles por toda la isla, en un tiempo que a los supervivientes debió hacerseles eterno.

Has vivido aquí muchos años con nosotros, y desgraciadamente, estas tragedias son familiares para ti, al contrario que para tus compatriotas. Viviste aquí masacres como las del atentado de Hipercor o la de la voladura de la Casa-Cuartel de la Guardia Civil en Vic.

También sabes que yo llevo pegado a mi piel el aroma de la dinamita desde aquel lejano 1.981. Sabes que durante mucho tiempo no dejé de preguntarme : ¿ porqué ?.

Ahora tus paisanos no dejaran de preguntarse los mismo. Sabes muy bien que no existe respuesta para esa pregunta. Que aquí, a pesar de toda la palabreria pseudo-nacionalista sin sentido con la que nos han bombardeado los terroristas de E.T.A., la pregunta sigue sin respuesta, y lo seguirá siempre.

Nunca existirá ninguna justificación o un motivo para ninguna clase de violencia.

Consuela a tus amigos y familiares como buenamente puedas. Y cuando se pregunten ¿ porqué ?, diles que no existe repuesta, tan solo existe la locura y la sin razón.

Esta carta quiere ser un homenaje público a la amistad y la devoción que me has profesado en todos estos años. y un consuelo para todos los Noruegos, en unos momentos en los que no lo encontrarán.

      Un  beso para ti Alexandra, y un abrazo a todos los que a estas horas lloran y sufren.