Derbi "Antorcha" 49 c.c año 1.954
Uno de los mas tempranos recuerdos de mi infancia, es la imagen de mis tíos paternos volviendo del tajo laboral a lomos de unas viejas "Antorchas" como la que ilustra este "post". Esperaba siempre alborozado la caída de la tarde y la llegada de mis parientes, con la esperanza de que llevasen a dar una vuelta por el barrio a bordo de una de aquellas motocicletas petardeantes. La sensación de libertad que sentía recorriendo aquellas calles aferrado al deposito de gasolina, con el viento acariciando mis mejillas infantiles, es para mi inolvidable.
Con este arranque, creo reflejár el sentir de una buena parte de los españoles de mi generación. Las motocicletas de la marca Derbi forman parte de nuestra identidad y nuestro equipaje sentimental.
La empresa Derbi estos días es tristemente noticia en la prensa económica. La propiedad de la empresa, la marca italiana Piaggio ha decidido cerrar la factoría de Martorelles y traspasar la producción de motocicletas a las fabricas italianas.
La noticia ha caído como una bomba en el municipio de Martorelles. Esta pequeña población, de algo menos de cinco mil habitantes, desde hace un par de generaciones ha estado íntimamente ligada a la actividad de la empresa. El polígono industrial donde Derbi ha estado siempre ubicada, ha vivido en los últimos tiempos una cascada de cierres empresariales, el último importante ha sido el cierre de Showa Europe, empresa también del ámbito de la motocicleta, especializada en la fabricación de suspensiones, que puso en la calle a casi trescientos trabajadores meses atrás.
Llevo algo más de treinta años moviendome en el ámbito de la industria del motor y el metal en Cataluña, y el caso de Derbi, es el perfecto ejemplo de la evolución de la industria catalana.
Por edad, he conocido a tres generaciones del empresariado metalúrgico, y he sido testigo en los cambios habidos en la manera de gobernar una empresa :
Los pioneros fundadores de una empresa. Emprendedores de una pieza que trabajaron codo a codo con los trabajadores mas humildes de la plantilla, buscando la mejora continua en los procesos de producción. Fueron gente accesible a cualquiera en la casa. La puerta de su despacho estaba permanentemente abierta para todos. No dudaban en reprenderte con una bronca terrible cualquier error cometido, pero a la hora de cerrar, compartian contigo una cerveza y te argumentaban los motivos de la bronca, y la forma de no repetir los errores. Tampoco dudaban en felicitarte cuando las cosas se hacían bien.
Eran los primeros en llegar de madrugada, y los últimos en echar el cierre al final del día
Se ganaron el respeto y el cariño de sus empleados.
Los sucesores. La siguiente generación al mando del negocio. Tuvieron una formación técnica y empresarial mas solida que sus padres, manteniendo la cercanía con los empleados. Consolidaron y ampliaron la empresa familiár con su plus de formación. Como sus padres, consideraban que el autentico capitál de una empresa no es su reserva financiera, ni siquiera su tecnología, sino la calidad humana de su plantilla.
Tenían el respeto, el cariño y el apoyo hasta del último peón de almacén.
La tercera generación, los nietos de los fundadores. Estos, a diferencia de sus padres, no crecieron dentro de la fábrica. Han tenido una formación exquisita en escuelas empresariales y de negocios, pero no en en relaciones humanas. Han delegado en asalariados casi todas sus responsabilidades. Para ellos es impensable el compartir una cerveza con los obreros. Suelen aparecer por la oficina a media mañana y se encierran en sú despacho a revisar los informes de los delegados. Emplean las tardes en acudir al club náutico o al campo de golf. A pesar de tener un suculento sueldo, pilotan lujosos coches de "renting" con cargo a las arcas de la empresa, a las que cargan incluso las facturas de la cesta de la compra semanal. No han dudado en vender la empresa a alguna multinacionál cuando ha habido problemas coyunturales.
Nunca han tenido una palabra de elogio para nadie en su empresa, consideran que el buen hacer de sus trabajadores entra en el sueldo que les abonan.
Inspiran autentico terror a sus empleados. Confunden el miedo con el respeto.
Puede parecer que lo que he relatado es una diatriba contra la clase empresarial, pero mi paso por diferentes empresas en todo este tiempo, me ha aportado este conocimiento, y tristemente, la constatación de que el tercer ejemplo es el mas abundante actualmente en nuestro empresariado. No se que pensarian sus abuelos al ver el fruto de dos generaciones en manos de semejantes miserables. Porque la miseria humana también se envuelve en trajes de Armani o de Hugo Boss.
En el caso de Derbi. me siento profundamente apenado. La supervivencia de la empresa en los últimos veinte años, ha sido fruto del esfuerzo de sus empleados. La causa determinante de sus problemas, ha sido la falta de inversión y modernización de sus instalaciones. Las instalaciones actuales son las mismas donde la familia Rabasa comenzó allá por 1.949 la producción de motocicletas. Tras la salida de la familia Rabasa del accionariado de la empresa, y particularmente desde la compra de la firma en el año 2.001 por el grupo Piaggio, no se ha invertido un solo euro en la modernización de los procesos productivos.
Por razones profesionales, conozco el interior de la empresa desde hace años. La capacidad de producción hace tiempo que tocó sus limites, y que la empresa haya sobrevivido estos últimos años compitiendo en un mercado cada día mas saturado por las marcas de producción asiática es solo achacable al tesón y la profesionalidad de su plantilla.
Haría falta un milagro para revertir el cierre. En primer lugar, un inversionista dispuesto a creer en el futuro de la pequeña fábrica y dispuesto a apostar su dinero. Después, que el grupo Piaggio estuviese dispuesto a vender, no en vano serian competidores directos en el mercado europeo. Y después, que nuestras autoridades económicas en el gobierno, se implicasen en el asunto. No solo en Derbi, sino en todo el sector industrial catalán, que sufre una imparable agonía desde hace décadas. No creo en las economías subvencionadas, pero creo que la ayuda puntual en momentos de crisis es la solución adecuada. Y por encima de todo, mantener la independencia industrial, manteniendo la propiedad y la capacidad de decisión aquí.
Como humilde trabajador, que solo dispone de sus manos y su habilidad para ganarse su sustento y pagar las facturas, me siento solidario con la plantilla de empleados de Derbi. También me siento honrado de haber colaborado con ellos en una etapa de mi vida laboral. Y me sentiría orgulloso si yo alguna vez hubiese vestido el rojo mono de trabajo de Derbi.
Seria maravilloso que las "Balas Rojas" siguiesen ganando trofeos en el mundial de motociclismo.
Cuanta razón tenía Jorge Manrique, cuando en sus famosas coplas decía: " como a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor..." Pero no a nuestro parecer, es que era mejor y el que no quiera verlo que siga votando a los impresentables que nos gobiernan y renegando del Régimen anterior, tuvo cosas malas, muy malas, pero era más socialista que el PSOE actual y protegía más al obrero que todos estos sociatas de pacotilla. Y no sigo que me caliento.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Rodéricus.
Lo mejor que podrian hacer los impresentables del gobierno es disolver el parlamento y convocar elecciones ya de una puñetera véz, y acabar con esta situación agónica.
ResponderEliminarPero tambien tendriamos que resucitar a los "viejos" que nos enseñaron el oficio. Eran autenticos lideres, y nunca te pedian que hicieses nada que ellos no pudiesen hacer contigo. Nos sobran "listillos" y vividores.
Te entiendo Carlos.
Un abrazo.
Los domingos, si es un día soleado, salgo a pasear con una Montesa Brio 90 S 125... ;-)
ResponderEliminarun beso en moto
Lucrecia, creia que "gastabas" un Jaguar sport X Type descapotable, por lo menos.
ResponderEliminarUn beso sobre dos ruedas, pero cortito, que si no pierdes la concentración y acabamos en el suelo.