viernes, 2 de diciembre de 2016

LA PATRIA DE CARLOS


El avión presidencial "Air Force One" sobrevuela el extrarradio de
La Habana rumbo al aeropuerto el pasado 21 de Marzo.


Estos dias, a consecuencia de la muerte de un octogenario Fidel Castro hemos podido escuchar todo tipo de opiniones acerca del dictador y de su país.

Para unos un libertador, y para otros un tirano sangriento, por resumirlo con pocas y certeras palabras.

Nunca conocí personalmente a Castro, ni nunca he tenido la oportunidad de visitar la isla y poder juzgar personalmente la situación que atraviesa el país y su gente.

Pero he conocido a cubanos que viven su exilio en España. Uno de ellos era mi ya desaparecido amigo Carlos V.  Carlos era un pequeño empresario, un fabricante artesanal ( al principio, treinta años atrás ) de equipos para la depuración de agua, al que conocí por motivos profesionales.  Y lo que en principio era una mera relación profesional, derivó con el tiempo en una buena amistad.

Cuando la revolución de Castro triunfó en Cuba, Carlos tenia poco mas de veinte años, y había casi acabado los estudios de ingeniería en la universidad de La Habana ( los concluyó años mas tarde en Estados Unidos ).  Y vio con esperanza como la dictadura corrupta y violenta de Fulgencio Batista era barrida por aquellos tipos barbudos vestidos de verde oliva.

Pero en pocos meses, Carlos se sintió defraudado por la negativa de Castro a celebrar elecciones libres, e intuyó que otra dictadura iba a substituir a la anterior, y que el país se iba a sumergir en otra época negra.

Con muchas penalidades consiguió salir de la isla y emigrar a los Estados Unidos, donde concluyó su formación y empezó a trabajar en donde pudo y en lo que pudo.

Con el tiempo acabó afincandose en España ( una española de Barcelona tuvo bastante que ver con esto ) con un par de buenas ideas patentadas en el campo del tratamiento de aguas por medios electrónicos.

Era la anti-tesis de un cubano "fiestero" : abstemio a rajatabla, desconocía lo que era el sabor de un buen habano, y era tremendamente fiel a su esposa. Yo bromeaba, diciendo que el no se había exiliado, ¡¡ lo habían echado a patadas de la isla por ser un pésimo ejemplo para los demás !!. 

Una de las imágenes que conservo de él, es verle preparar y enviar un paquete a sus familiares de la isla periódicamente.  El contenido de aquellos paquetes no eran gran cosa para mí. Contenían aspirinas, algún antibiótico de amplio espectro, caramelos y golosinas para los críos de la familia, y cosas tan cotidianas para nosotros como pastillas de jabón, pasta de dientes y cepillos dentales.

La primera vez que le ví preparar uno de aquellos envíos, debí poner cara de no entender nada de todo aquello, y su respuesta a mi pregunta silenciosa fué bastante clara y directa :

- Es que no te puedes imaginar como han jodido el país aquellos "huevones". Allí no hay "ná" de "ná" de todo esto. Ni siquiera en el "mercao" negro. Y si lo hay, ¡¡ te lo "hasen" pagar en dólares y a precios abusivos !!.

Durante años le ví hacer estos envíos casi cada mes. Yo iba a final de mes para cobrar las facturas pendientes, el había acabado de cerrar sus paquetes, y tras pasar por la cercana oficina de Correos, acabamos compartiendo café y conversación en un bar cercano.

No era un tipo especialmente nostálgico de su patria, había encontrado su segundo hogar en Barcelona.  Sus hijos habían  nacido aquí.

Pero nunca le perdonó a Castro el haberle obligado a emigrar, ni el haber hundido a Cuba en una era de penurias donde costaba mantener la dignidad, y donde disponer de un cepillo de dientes decente a veces era todo un lujo.

Un lugar donde uno no puede conseguir una miserable aspirina para poder soportar a pié derecho y obligado las seis horas de un discurso del comandante en la Plaza de la Revolución, no es un lugar digno de ser la patria de nadie.

 Un régimen político que expulsa a los mejores ciudadanos al exílio o los encierra en una prisión por expresar en voz alta su opinión, es una dictadura, digan lo que digan algúnos por aquí, que han convertido a Castro en un icono del siglo veinte.

A todos estos partidarios incondicionales de Castro que tenemos entre nuestros políticos de izquierdas, los enviara a vivir una temporada entre el pueblo cubano.

Sin privilegios, sin tarjetas de crédito, sin divisas y hasta sin teléfono móvil. Sin acceso a las tiendas para turistas. Sobreviviendo con el trabajo y el sueldo en pesos de un cubano medio.

El drama de dictaduras como la de Castro, es que expulsan del país a los mas inteligentes, los mas capaces, y hasta a los mas fuertes. Y solo queda un territorio desolado, una tierra arruinada. Porque el único capital que tienen las patrias, su autentica riqueza, son sus hijos.

Casualmente, hoy hace sesenta años que el yate "Granma" llegó a las costas del Oriente cubano, con un pasaje de algo más de ochenta hombres que iniciaron la revolución. 

Que fué la esperanza de muchos, y que acabó devorando a los propios revolucionarios.







10 comentarios:

  1. Nunca debemos caer en el error de justificar una dictadura, aunque presente logros incontrovertibles (en el caso cubano, la sanidad y la educación), porque entonces tendríamos que justificar otras: Stalin convirtió a la URSS en una gran potencia; Mussolini creó una importante red de autopistas; Hitler acabó con el paro en Alemania, etc. etc. Lo que pasa que para muchos, Fidel fue el que durante la guerra fría se atrevió a enseñar los dientes al imperialismo norteamericano. Y eso ha venido justificando atrocidades cometidas contra su propio pueblo, como por ejemplo la falta de libertades o la persecución de los homosexuales.
    Un saludo.

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    1. Es un patrón que se repite a través de los siglos. Un tipo con carisma e ideas, un régimen corrupto a derribar. Y ya tenemos una revolución que pretende redimir a un país con su líder a la cabeza.

      El problema es que Sila, Robespierre, Lenin, o Castro no se detuvieron, o no supieron detenerse y ceder el paso a un gobierno autenticamente democrático.

      Y entonces empezaron a cabalgar sobre un tigre, cometiendo crímenes contra sus pueblos para conservar el poder.

      Y siguieron envileciendose cada véz más, por miedo a caer del tigre y rendir cuentas de sus atrocidades..

      ¿ Psicópatas, síndrome mesiánico ?. Puede ser, unos alienados que estaban en el lugar y en el momento adecuado, y decidieron vengar todos sus resentimientos con creces.

      Un abrazo.

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  2. Raro si era Carlos, no parece cubano. Dicho esto, la situación es tal y como la describes. Yo estuve sólo siete horas en la Habana, espacio más que suficiente para constatar que la revoluciòn castrista sólo era una enorme estafa, y poco tiene a ver el bloqueo de los EEUU en el fracaso de Castro, suerte hay de muchos Carlos que mandan paquetes aún a día de hoy, porqué allí esta todo igual de mal ahora como cuando estuve yo en 2005, Y me da que de momento todo seguirá igual, por lo menos hasta 2018.....

    salut

    http://www.creualta.blogspot.com

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    1. La verdad es que no parecía demasiado cubano. Yo bromeaba con él diciéndole que era un degenerado.

      Conozco mas gente que contribuye a paliar la miseria de sus familiares enviando paquetes o divisas fuertes. Como en todas partes, el mercado negro funciona bastante bién.

      Lo que sucederá con Cuba es un misterio encerrado dentro de un enigma. Con la oposición encerrada o exiliada, los movimientos internos contra el régimen son demasiado débiles.

      Un abrazo.

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  3. Al hilo de tu argumento puedo decirte que también conozco personas (eso si, sin parentezco en la isla) pero con la misma carga ideológica que sus gobernantes que iban en años alternos.
    Todo era cojonudo, todo. pero iban cargados de libretas y lápices; de aspirinas y gasas; de penicilina e insulina.
    ¿Pero porqué, preguntaba yo ? y ellos contestaban que yo no sabía nada porque no había estado nunca allí. Y yo insistía: ¿pero no me estaís diciendo que aquello es cojonudo ?, a lo que me contestaban: "tu no entiendes nada". Y si, yo afirmaba aquello que me decían. Cierto, no entiendo nada, porque si un pais es cojonudo para vivir no entiendo el porqué llevaís las maletas llenas de medicinas , cuadernos y lápices.

    Se positivamente que hay personas que se aburrieron de ir a la isla caribeña.
    Salut

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    1. Si, es "cojonudo" como tu dices para algunos que hacen "turismo revolucionario". Porque es lo que hacen. Es un viaje a las utopias de una juventud revolucionaria que aquí, salvo correr delante de los "grises", hacer pintadas, asistir a conciertos, poca cosa hizo por instaurar en España el "paraíso del proletariado".

      Entre estos "gili...." y los que se dedican al "turismo sexual", debemos tener a los cubanos alucinados con lo que les llega desde España.

      Un abrazo.

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  4. Rodericus, . Nosotros estuvimos bastantes años mandado medicinas (era un peso estipulado) no recuerdo el peso, pero me parece que 1 kg.a través de una monja de clausura de la Plaza Adriano.
    Para mi Fidel fue un revolucionario que ganó la revolución, y que con el tiempo se convertió en un dictador, y este dictador se comió al revolucionario.
    La verdad es que no entiendo muy bien porque la gente de izquierdas nunca admitimos que también hay dictaduras de izquierdas.
    Un abrazo.

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    1. Si no recuerdo mal, el peso máximo que se podía enviar eran cinco kilos por aquella época.

      Lo malo de las revoluciones, es que deben pararse a tiempo, antes de convertirse en otra tiranía con diferente etiqueta.

      A los de izquierda nos cuesta admitir que el sueño de la revolución justa, se acaba transformando en una pesadilla si no se detiene a tiempo, y cede el paso a la sociedad civíl.

      Un abrazo.

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  5. Yo visité Cuba el año 1984 con mi hermano y fue un viaje inolvidable, una experiencia en el mejor sentido de la expresión, no por la parte política, naturalmente, sino por el país y la gente. En la Havana estuvimos una semana entera, nos acompañaba un taxista que conectamos desde Barcelona a través de unos amigos y que conducía un precioso Chevrolet rojo de los años 50, destartalado y ruinoso, pero maravilloso y que nos hacía un buen cambio de dólares a pesos. Luego alquilamos un Lada y nos dimos una vuelta por el resto de la isla durante tres semanas más, de punta a punta, a nuestro aire, nadie nos importunó, nadie nos molestó excepto cuando conocimos a unas chicas (buenas chicas) y salimos con ellas una noche, hubo gente que las reprendió por hablar con extranjeros. Tuvimos que montar toda una pantomima. Fuimos en bus a un restaurante, pero haciendo ver que no nos conocíamos, sentados en asientos diferentes y alejados. Al llegar al restaurante entramos primero nosotros y luego ellas, no juntos, y al salir igual. En fin…

    Evidentemente el Lada se estropeó y nos lo arreglaron. Las tiendas estaban vacías de todo, pero la gente mantenía la alegría de vivir y… las ganas de largarse y las muchachas de casarse con un europeo o americano, canadiense o australiano que las sacara de allí como fuera.

    Cuando fuimos al Tropicana conocimos a dos barcelonesas maduritas, nos sentamos en su mesa. Una de ellas estaba recién divorciada, la otra sólo hacía de acompañante de su amiga, y había ido a Cuba expresamente para “eso”. No tardó ni un minuto en aparecer un guapo jinetero que se la llevó y ya no la volvimos a ver más hasta el día siguiente, encantada de la noche pasada con el cubano.

    Una de las anécdotas más graciosas que nos sucedieron y que ilustra perfectamente la mentira en que estaba instaurada toda la isla nos ocurrió en una librería. Fue la muestra perfecta del concepto de “pleno empleo” socialista. Había una camarada que abría la puerta, otra que la cerraba, otra que recogía el libro que habías elegido y que se lo entregaba a otra que te lo envolvía y se lo pasaba a una más que rellenaba un ticket con el importe que entregaba a su compañera de la caja que te cobraba y una más que te devolvía el cambio, y, ya digo, una que te abría la puerta para salir y que te despedía y que era diferente a la que te la había abierto para darte la bienvenida.

    Todo el país era así, una mentira. La Havana decrépita era una maravilla, los barrios de la ciudad otra maravilla, los barrios pobres y los barrios ricos de la nomenclatura, casas preciosas que habían pertenecido a gente que había tenido que huir para salvar la vida. Una mentira también terrible respecto al razismo con los negros, un razismo latente y en muchos casos explícito y zafio.

    En fin, has hecho un análisis perfecto, tienes toda la razón. ¿Las izquierdas?, hacen como todos: “es verdad, fulano es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Toda la política es política de fans, nada más.

    Fidel se enfrentó a los USA y entregó el país a la URSS, tienen una sanidad muy buena, dicen, pero nada para comer.

    Cuba tiene un potencial humano enorme, es un país pequeño pero con una gran y fuerte personalidad, pero… todo es una mentira, sin el petróleo soviético primero y después con el venezolano, no hubiera podido sobrevivir. Hay montones de países así, países y regiones de países, incapaces de sobrevivir por sí mismos y cuando eso ocurre…

    Nuestro taxista nos ofreció para cuando nos apeteciese, quizás en otro viaje, una casa en la playa con un par de chicas guapas que lo harían todo, lavar, cocinar, limpiar, acompañarnos y acostarse con nosotros, chicas de confianza, naturalmente, unas vacaciones de ensueño, no os arrepentiréis, nos dijo.


    Un abrazo.

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    1. Desde luego Cuba como destino turístico no tiene competencia, al menos para el turista español. Playas y clima incomparables, y eso acompañado de gente abierta y locuáz como son los cubanos.

      Tengo información de segunda mano de la isla. Como tu dices, hay bastantes cubanas con ganas de salir de la isla sea como sea.

      Hará unos diez años, un amigo mio se casó con una de estas chicas. Piel canela, veintiséis años, un cuerpo escultural y un hijo con seis años. El la había conocido en un viaje de vacaciones, se conocieron, se juraron amor eterno, y empezó a viajar a la isla cada tres o cuatro meses.

      A base de sobornos consiguió acelerar el proceso del papeleo para que ella y su hijo consiguiesen emigrar a España legalmente.

      Una vez aquí, se casaron en una ceremonia civíl a la que asistí como invitado, con muchas dudas y escepticismo por mi parte acerca del futuro de aquél matrimonio.

      Y algo más de un año y medio mas tarde, creo que coincidiendo con la concesión definitiva del permiso de residencia, ella lo mando a freir esparragos.

      Resultado : mi amigo F. con una depresión de cojo.... y ella trabajando en un bar de copas de la calle Aribau.

      A ella la he visto de tanto en tanto. A pesar de estar ya en la madurez sigue siendo bellísima.

      Moraleja : los amores "caribeños" tienen una inexorable fecha de caducidad.

      Cuba tiene un potencial tremendo, su población ha desarrollado una inventiva tremenda, tanto como para sobrevivir, reparar coches y máquinas sin piezas de recambio, ¡¡ y para escapar de la isla sea como sea !!.

      Un abrazo.

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