viernes, 24 de febrero de 2012

UN AMANECER MAS ( III )





                   "Don´t let the moment pass" ( No dejes pasar este momento ) Alan parsons                 




- La venganza, siempre es un plato muy amargo.
- Eso lo supe mucho después Nuria. Pero en aquellos días, yo culpaba a los alemanes de todos mis males. Luché con furia sobre Francia, aunque no sirvió de gran cosa. Después, sobre Inglaterra, seguí con mi frenesí casi suicida durante lo que después se llamó la batalla de Inglaterra.


La mirada de Jaime se había endurecido. Aún, en la penumbra de la habitación, Nuria podía distinguir una terrible expresión de odio en el rostro de él. Nunca la había visto antes.


- Estuve a punto de envilecerme del todo, Nuria. De convertirme en un malvado. Derribé a uno de aquellos pilotos de su Messerschmitt, y cuando descendía en paracaídas, indefenso, colgado del cielo, le seguí haciendo espirales a su alrededor. Estuve a punto de dispararle a aquél pobre desgraciado. Me contuve en el ultimo momento, y no olvidaré nunca la mirada de terror de aquel hombre viéndose a punto de ser asesinado a sangre fría.


- Pero no lo hiciste.
- No, pero aún siento el tacto del disparador en mi pulgar rígido, y me da vergüenza haber estado tan cerca de cometer algo así. Aquél pobre diablo, estaba ya indefenso, y cuando llegase a tierra, la Guardia Territorial se encargaría de arrestarlo y encerrarlo.


- ¿ Te derribaron alguna vez ?.
- Dos, pero sobre Inglaterra, y sin consecuencias salvo un tobillo torcido al caer. Retornaba al campo en un taxi, y volvía a despegar con un avión de reserva.


- Fueron días duros, aquellos.
- Si, pero poco a poco, nos impusimos a sus ataques. Seguí en la R.A.F hasta al primavera de 1.942. Cuando se constituyó la Octava Fuerza Aérea norteamericana, me transfirieron a ella. 
Allí estuve destinado hasta el fin de la guerra, realizando misiones de caza o de escolta de bombarderos. Me mantuve allí voluntariamente, no tenia ningún lugar al que regresar, a diferencia de mis compañeros. Sobreviví por algún milagro. Y no me atrevia a mantener una amistad estrecha con ninguno de ellos. Vi desaparecer a cientos de ellos durante aquellos días. De regreso de las misiones, siempre teníamos algún hueco no deseado en las mesas de la cena. Vivíamos al día, porque ignorábamos donde estaríamos al día siguiente, y si aún seguiríamos con vida.


Jaime hizo una pausa y acarició las manos de Nuria.


- Cada nuevo amanecer, allí en la campiña inglesa, era para mi un regalo inapreciable. Poco a poco, nos fuimos imponiendo gracias al tesón y a nuestra superioridad en numero. Vencimos, erradicamos al mal y al monstruo, pero a costa de convertirnos en unos asesinos. ¡¡ Unos asesinos condecorados, y vencedores !!, pero asesinos al fin y al cabo.
- ¿ Porqué dices eso ?.
- Cuando todo acabó, y pude volar con serenidad sobre Alemania, fui consciente de todo el daño innecesario que habíamos hecho. Hamburgo, Berlín, Dresde, Munich, Colonia, Hannover. La lista es interminable. Arrasamos casi todas las ciudades de país. Devolvimos con creces la destrucción de Londres, de Coventry, de Rotterdam, de Varsovia. ¿ Y sabes algo ?. En el fondo, no sirvió de gran cosa. Cuando llegó el final, los del servicio de información de la Octava, no daban crédito a los informes. La producción industrial alemana, no solo no se vio afectada en los dos últimos años de la guerra, ¡¡ sino que aumentó !!. Solo se colapsó por la falta de materias primas pocas semanas antes del final.


El soltó un profundo suspiro, y detuvo su narración. Miraba hacia el frente sin ver. Notó como Nuria se sentaba en la cama a su lado y pasaba un brazo sobre sus hombros.


- No podías saber lo que realmente ocurría, amor mio.
- No, pero contribuí a todo aquello. Asesinamos a civiles indefensos. Mujeres, niños. Eramos tan refinadamente sádicos, que lanzábamos bombas con espoleta retardada, diseñadas para matar a los bomberos y a los servicios de emergencia horas, o días después del bombardeo. Aún siento asco, y aún puedo oler el humo de los incendios.


- ¿ Y cuando llegó el fin de la guerra ?.
- No tenia a donde regresar, Nuria. Continué voluntariamente allí, en Alemania. El ejercito de ocupación, necesitaba pilotos. Las estructuras del país, estaban reventadas. Y se necesitaba transportar personas, documentos y suministros por todas partes. Y allí conocí a Elke.


- Elke, ¿ tu esposa ?.
- Si, fue en Nuremberg, durante la instrucción de los juicios por crímenes de guerra. Yo era uno de los pilotos de enlace que trasladaban a testigos, jueces militares, abogados y a todo aquél que era necesario allí en alguna de las sesiones.
- Háblame de ella.
- Nos conocimos de una extraña manera. Era una tarde lluviosa, y el tiempo no permitía volar en todo el país. Pasé la tarde en la ciudad, y cuando regresaba conduciendo un Jeep al lugar donde me alojaba, ¡¡ casi la atropello !!.
- ¡¡ Una forma muy romántica de conocer a tu futura esposa !!.
- ¡¡ Fue así !!, de verdad. Cruzó la calle de repente frente a mi coche empujando el carrito donde ella llevaba a Michael, que por entonces tenia diez meses de edad. Puede esquivarlos en el ultimo momento, y acabé embistiendo una de las pocas farolas que quedaba en pié en aquella calle. Por suerte, no sucedió nada. Me apeé del coche para ver si los dos estaban bien, ´¡¡ y ella me echó una bronca espantosa !!.
- Siempre te han gustado las mujeres con carácter.
- Si, eso he de reconocerlo. Lo que me sorprendió, y me impresionó, es que hablaba un inglés correcto y sin acento. Al principio, no creí que fuese alemana. Pero lo era. Elke Von Veltheim. Nacida en la Prusia Oriental, e hija única de un pequeño noble terrateniente, una junkers. Llovía a raudales, y a pesar de la catarata de insultos que me dedicó, conseguí calmarla. Estaba nerviosa y crispada. Me ofrecí a llevarla hasta su casa con el coche, que por suerte, seguía funcionando perfectamente a pesar del golpe contra la farola. Tan solo se había abollado algo el parachoques. Puse el carrito sobre  los asientos traseros, y la acomodé a ella y al bebe a mi lado. Me guió hacia las afueras de la ciudad, en dirección contraria a donde me dirigía. Al final,  llegamos a una inmensa casa de campo, un palacio situada en el centro de una gran parcela de terreno que contenía un bosque, y un jardín algo decadente y descuidado. Aquella mansión, algo destartalada, era una metáfora de la Alemania de post-guerra. Me invitó a cenar, en recompensa por la cortesía de haberla llevado hasta allí a resguardo.
- ¿ Su casa ?.
- No, Nuria. Elke habia llegado hasta Nuremberg huyendo del avance de los rusos en los últimos meses de la guerra. Prusia Oriental había desaparecido tras el telón de acero, y casi todos los alemanes originarios de la región habían huido hacia el oeste, buscando las zonas ocupadas por las tropas occidentales. Hasta la capital, Königsberg. perdió su nombre, y pasó a llamarse Kaliningrado. Los soviéticos, barrieron de allí todo lo que hubiera sido alemán, y se anexionaron el territorio. No le quedaba familia, su marido, un oficial de la whermacht, había muerto en los últimos días de la guerra, defendiendo Berlín. Lo haba perdido todo, salvo al pequeño Michael.
- ¿ Era entonces una refugiada ?.
- Si, una refugiada sumida en la miseria, pero una mujer con una formación exquisita. Hija de buena familia, magnifica pianista y poliglota. Dominaba el inglés y el francés como si fuesen sus lenguas nativas. Estaba allí como "gobernanta" de aquella mansión, que en aquellos momentos era usada por los servicios jurídicos del ejercito norteamericano para alojar a una parte del personal que participaba en los juicios abiertos a los nazis. Se encargaba de que aquél hotel improvisado, funcionase adecuadamente. Estaba al mando del personal de servicio.
- ¿ Como empezó lo vuestro ?.
- No lo sé muy bien. Aquella noche, cené con ella en las inmensas cocinas de aquél caserón. Después de cenar, estuve jugueteando con el pequeño Michael. Aqué crio me inspiraba una ternura tremenda, era un bebé precioso. Noté entonces su mirada sobre mí. Era una mujer bella, a pesar de ir mal vestida, desprendía aspecto de distinción. Habría estado guapísima aunque llevase encima tan solo un saco. Creo que mis atenciones con el pequeño despertaron en ella un viejo mecanismo, un instinto que la naturaleza os ha dado a las mujeres, el reconocerme como un buen padre para Michael, creo que fue eso lo que la sedujo al principio.


Jaime hizo una pausa en el relato. Nuria le veía sonreír, una luz especial se desprendía de sus ojos recordando el inicio de su romance.


- Eramos como dos náufragos aferrados a un madero, que habían sobrevivido a un terrible naufragio. Y caímos el uno en los brazos del otro para espantar nuestros miedos, y buscando amor, ternura y calidez en medio de las ruinas. Un mes antes de que acabasen los juicios, en julio de 1.946, nos casamos. Fue bastante complicado. Las leyes militares de la ocupación, prohibían los matrimonios mixtos entre americanos y nativas alemanas. Pero mis años de servicio me habían dado los contactos y las influencias para solucionarlo. En 1.947, me licencié del servicio activo, y viajamos los tres juntos hasta los Estados Unidos. Me sentía extraño, llevaba diez años metido en guerras de una manera u otra. No había conocido otro hogar que los barracones militares. E iba a dirigirme a una patria que desconocía.

5 comentarios:

  1. Me ha gustado, quizás debas buscarte un buen editor. Un abrazo Carmen.
    (ah! el cantito fantástico)

    ResponderEliminar
  2. Muy bonito Rodericus. Me ha gustado. Y esta parte se sale: "Eramos como dos náufragos aferrados a un madero, que habían sobrevivido a un terrible naufragio. Y caímos el uno en los brazos del otro para espantar nuestros miedos, y buscando amor, ternura y calidez en medio de las ruinas."

    Precioso.

    Un abrazo gigantesco.

    Rebeca.

    ResponderEliminar
  3. Extraordinario relato!! No pude parar de leerlo hasta el final, (quería que continuara). Tambien, me parecio estupendo "Eramos como dos náufragos aferrados a un madero, que habían sobrevivido a un terrible naufragio. Y caímos el uno en los brazos del otro para espantar nuestros miedos, y buscando amor, ternura y calidez en medio de las ruinas." Te felicito!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Te invito a que pases por mi otro blog, http://cuentosdensueno.blogspot.com

    ResponderEliminar
  4. Coincido, extraordinario.
    Es un placer pasar a leerte.
    Un beso

    ResponderEliminar
  5. Realmente genial !!

    Continúaaaaaaaa !!!!!!!Masssssssssssssssss !!!!

    Besos y feliz semana J.

    ResponderEliminar

Si has leído mis desvaríos y tienes algo que aportar, hazlo aquí.