domingo, 22 de enero de 2012

ENEMIGOS DE AYER

Neil Wilkinson y Mariano Velasco, posando en un A-4 Skyhawk, como el que Velasco pilotó el 
27 de Mayo de 1.982, en la base de la Fuerza Aérea Argentina de Rio Gallegos, desde donde despegó aquél dia.
                          
                               
                                                "Tug of War ", Paul McCartney




El 27 de Mayo de 1.982, el marinero Neil Wilkinson cubria su puesto de artillero ante un cañón Bofors de 20 m/m en la cubierta del "HMS Intrépid ", un buque de asalto anfibio que navegaba frente a la costa de las Islas Malvinas. Hacia un par de días que los aviones de la Fuerza Aérea Argentina habían hundido el destructor " HMS Coventry" en las aguas del canal de las islas con sus bombas de 400 kilogramos, y la amenaza de los aviones argentinos hacia peligrar las operaciones de desembarco y reconquista de las islas por parte de la fuerza expedicionaria inglesa. 


Los británicos, habían descubierto amargamente que sus defensas electrónicas eran casi inútiles frente a los ataques en vuelo rasante de los cazabombarderos argentinos, y la cobertura aérea de los cazas Sea Harrier embarcados, era muy precaria frente a los ataques de los aviones argentinos a ras de olas.


Un potente sonido acercándose rápidamente le hizo apuntar instintivamente el ligero cañón antiaéreo. Una pareja de A-4 Skyhawh argentinos se acercaba rápidamente al buque. Casi sin tiempo de apuntar, disparó una ráfaga de tres disparos al mas cercano de los aparatos.


Contempló como una de las granadas, impactaba contra la parte trasera del avión, haciendo volar pedazos del fuselaje, y como el resto del aparato iniciaba una trayectoria errática y humeante ganando altura sobre la costa de la isla Gran Malvina.


- Nadie ha podido salir vivo de ese aparato-. Pensó Wilkinson en ese momento.


La imagen de aquél avión desintegrandose le persiguió durante años en sus pesadillas. Wilkinson se refugiaba en la idea de que aquello era una guerra, y en aquellas circunstancias, o defendía su buque, o aquellos pilotos los enviaban a ellos al fondo del Atlántico. A pesar de ello, seguía teniendo remordimientos.


Corría el año 2.007 cuando Wlkinson contempló en televisión un documental argentino sobre la guerra de las Malvinas. En el, un antiguo primer teniente, Mariano Velasco relataba como sobrevivió al derribo de su aparato sobre Gran Malvina tras el intento de atacar un buque britanico. Con un tobillo esguinzado por el violento aterrizaje tras saltar a muy baja altura de su avión, deambuló por la isla casi desierta durante un par de días, tomando tan solo caramelos energeticos y agua de sus raciones de emergencia, hasta que pudo ser socorrido.


Fué entonces cuando Wilkinson supo que aquél hombre era el aviador que el derribó, y que habia sobrevivido a la destrucción de su avión.


Neil Wilkinson removió cielo y tierra, y finalmente, a través de los medios diplomáticos, consiguió localizar y ponerse en contacto con Mariano Velasco.


Hace unos días, se han encontrado personalmente en la provincia argentina de Cordoba, donde reside actualmente. Un encuentro emotivo para los dos, que quizás le sirva a Wilkinson para librarse definitivamente de sus traumas de guerra.


De la dureza y de la valentía de los pilotos argentinos, da la talla el balance de hundimientos y blancos en los buques de la Royal Navy. Siete barcos fueron hundidos o destruidos totalmente, y dos mas fueron dados de baja y desguazados debido a su desastroso estado tras los combates. Y todo ello, con unos aparatos obsoletos y anticuados. 


Pero pagando un alto precio, un centenar de aviones de todo tipo fueron perdidos entre los derribados, averiados o capturados por los británicos. 


Si todas las guerras son estúpidas, posiblemente la llamada "Guerra de las Malvinas" sea la guerra mas estúpida del siglo XX.


Coincidió en el tiempo con mi época de marino en la Armada Española. Desde la Armada, seguíamos minuto a minuto con curiosidad el desarrollo de las operaciones. Estábamos escarmentando en cabeza ajena, y analizando el enfrentamiento.


Aquella guerra desastrosa por unas islas perdidas en el fin del mundo, también tuvo efectos colaterales en mi forma de ver las guerras.


Meses después, contemplé una imagen publicada en la prensa que conmovió mi alma. Una joven argentina que debía rondar la veintena de edad, de una belleza radiante, lloraba arrodillada frente a un montón de tierra con una simple cruz de madera, pronunciando el nombre de alguien que ya no respondería jamás.


Me convertí entonces al pacifismo. 


Entiendo que siempre existirán guerras, quizás unas mas justas que otras. Pero siempre hay que agotar todas las posibilidades diplomáticas y políticas antes de apretar el gatillo.


Y unas islas perdidas en el Atlantico sur, no valían las lagrimas de aquella mujer, no valían el futuro que le arrebató la estupidez humana.


Aquella bella joven, debería haber cumplido hoy los cincuenta. Espero, que a pesar de todo, haya rehecho su vida, y alcanzado la paz y la felicidad.






         

5 comentarios:

  1. Hermosa entrada, me alegra que para ellos aquella guerra no tuviera el final de la mujer que recuerdas.

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  2. En interés de unos pocos millones de personas pierden la vida.
    De mis años escolares saqué muy poco en limpio, porque todo lo que yo quería aprender sucedía tras los ventanales de clase. Solo podía concentrarme en que me tenían prisionera, cuando yo quería estar en casa leyendo libros muy distintos a los que me hacían estudiar. Libros como los que llenaban los estantes de la biblioteca...
    Pues bien, en ese tiempo me obligaron a leer El diario de Anna Frank. Y desde ese libro no soporto las guerras. Ni soporto las razones que se dan cuando se comienza una: nada, absolutamente nada, justifica una guerra. Cuando todos los diccionarios traen todas las palabras necesarias para entenderse con quien sea.
    Debería encarcelarse a quien no quiera entender. Hasta que entienda.
    Hermosa entrada

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  3. Pilar, la fotografía destila alegria. El ver a estos dos hombres mayores sonriendo abrazados, es una maravilla sabiendo que hace treinta años se disparaban mutuamente con muy malas intenciones. Quiere decir que ellos aprendieron algo de aquellos tiempos difíciles, que tienes adversarios, pero no enemigos. Y que una vez que callan las armas, sea cual sea el resultado, hay que trabajar para que algo así no se repita.

    Estos días, desgraciadamente las tensiones entre Inglaterra y Argentina por el contencioso de las Malvinas, han vuelto a surgir a cuenta de unas supuestas reservas de petroleo. La generación de políticos que gobierna Inglaterra, no recuerdan ya aquella guerra. Se cerró en falso en su momento, y sigue siendo una guerra aún latente.

    Saludos.

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  4. Begoña, el dia que pongan a los generales y a los políticos en la linea de fuego, disparando y sufriendo los disparos enemigos, se acabarán las guerras.

    Desgraciadamente, el dicho de los romanos de que "Si quieres la paz, prepárate para la guerra", sigue siendo válido dos mil años mas tarde. Muy a pesar de toda la gente de buena fe, no disponemos de ninguna autoridad mundial que frene las agresiones de un país hacia otro.

    Mientras llegue el día en que se puedan evitar ese tipo de cosas, habrá que tener el fusil y la caja de municiones, no digo a mano, pero localizables.

    Yo también fui un estudiante desastroso, y lo que irritaba a mis profesores, es conseguía salir adelante con un "aprobado" raspado. En F.P. ya me planteé las cosas de otra manera, y me centré más, si no, no había manera.

    De todas formas, yo también en casa leia cualquier cosa, menos los libros de texto.

    saludos.

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  5. Es curioso, Rodéricus, ver en escritos sobre la Segunda Guerra Mundial, con qué admiración y respeto se tratan tanto vencedores como vencidos. Principalmente Japoneses y Estadounidenses.

    Saludos.

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