martes, 17 de enero de 2012

EINSTEIN Y EL INFINITO

            El crucero "Costa Concordia", escorándose frente al puerto de la isla de Giglio.




                                  
                                                    "Peces de ciudad", Ana Belén


Amigos, os estareis preguntando que demonios tienen que ver Einstein, el infinito y el naufragio del crucero Costa Concordia.


Pues bien, Albert Einstein dijo en una ocasión :


" Solo hay dos cosas ilimitadas, el universo y la estupidez humana, y de la primera, no estoy seguro".


Ahora sabemos que nuestro universo, a pesár de su tamaño, tiene limites. Los instrumentos de observación puestos en órbita por la NASA y otras agencias espaciales, han detectado los ecos de la gran explosión, el "big bang" todavía expandiéndose en la distancia CASI infinita.


El viejo sabio no se equivocó, el universo es finito, y en cambio la estupidez humana, es inagotable.


El pasado viernes, a las 21,45 hora locál, el crucero Costa Concordia embarrancó primero, y naufragó después frente a la costa de la isla de Giglio, Italia.


Lo primero que nos pasó por el pensamiento a todos aquellos que tenemos alguna noción sobre náutica y navegación fue : ¿ que narices hacia un crucero de ese tamaño en plena travesía tan cerca de la costa ?. ¿ Había algún temporal en la zona ?. ¿ Sufrió el buque alguna avería en las maquinas y acabó encallando en las rocas arrastrado por la marea ?


Durante las horas posteriores al desastre, esas eran las pregunta clave. Ahora, a medida que avanza la investigación de las autoridades italianas, la respuesta es, el desastre fue causado por un " saluto a la mamma".


Parece ser que el capitán del crucero, Francesco Schettino, decidió desviarse de la ruta prevista para acercarse bastante a la isla de Giglio para practicar un "salutone", que no es otra cosa que navegar lo mas cerca posible de la isla, para hacer sonar ruidosamente las sirenas del buque en el punto de máxima proximidad. 


El "maitre" del buque, Antonello Tievoli,es vecino de dicha isla, y la aproximación fatal a la costa consistía en la "gracia" de saludar a parientes y vecinos de la manera que he mencionado en el párrafo anterior, a golpe de potentes sirenas, con la connivencia del capitán.


El calado ( la parte sumergida del casco ) del Concordia es de unos ocho metros y medio, lo que condiciona las maniobras en aguas de poca profundidad, y el buque, tropezó con unos escollos sumergidos próximos a la isla, bien conocidos por los navegantes y los pescadores de la zona. 
En contra de las declaraciones iniciales de la tripulación, estos escollos están perfectamente indicados en todas las cartas de navegación.


La gestión del accidente por parte del citado "capitán" también fue desastrosa. Desapareció del buque en los primeros momentos tras el embarrancamiento, sin supervisar la maniobra de abandono del buque por el pasaje y el resto de la tripulación, llegando en su irresponsabilidad a intentar engañar al capitán del puerto de Giglia, afirmando a través de su radio que seguía a bordo del barco, cuando realmente estaba contemplando el triste espectáculo desde tierra.


Los buques modernos, en tecnología están a años-luz de los que yo tripulé hace treinta años en la Armada Española. Ni soñar con un ordenador por entonces. El receptor de GPS tenia el tamaño de un armario, y imprimía nuestra posición en los mapas en,  ¡¡ papel térmico !!. El que yo utilizo actualmente en mi automóvil, tiene el tamaño de un paquete de cigarrillos, y muchas mas funciones que aquél.


Calculábamos nuestra posición mediante distancias y demoras tomadas con el radar de superficie, trasladándolas a una carta de navegación con ayuda de una regla, un pantografo  y un lápiz, con una precisión de 10-20 metros ( dependiendo de si el lápiz estaba bien afilado ). En medio minuto, conocíamos perfectamente nuestra posición con respecto a la costa. Y cuando navegábamos por alguna zona complicada, toda la tripulación del puente de mando estaba muy, muy atenta.


En los barcos modernos, perfectamente pertrechados con ordenadores y sistemas informáticos, un solo tripulante, el piloto, puede controlar el rumbo del buque con la punta de los dedos, y de reojo, controlar la posición del mismo en una pantalla de ordenador, con una carta de posición electrónica.


Unas ayudas tecnológicas de ensueño en mi época de marino, pero que en manos de un idiota, son absolutamente inútiles.


Otra cosa es la composición de la tripulación de estos cruceros de la categoría de oficial para abajo. Estos tripulantes han sido contratados  con condiciones salariales muy humildes. Proceden de países del tercer mundo, y casi toda la capacitación profesional que se les exige es el dominio del inglés hablado, que es la lengua franca de las marinas internacionales.


 Controlar la evacuación de una multitud de 3.000 ó 4.000 pasajeros, exige una preparación y un entrenamiento que estas dotaciones NO TIENEN. Las escenas de pánico en la evacuación del Concordia, y la falta de contról de la situación por parte de los tripulantes, era INEVITABLE. La totalidad de los fallecidos en este trágico e idiota accidente, pueden achacarse al pánico y a la desorganizacion.


Seria aconsejable que las navieras dedicadas al negocio de los cruceros, tomasen buena nota de este último punto. Honradamente, me parecen muy pocas una treintena de victimas entre un pasaje tan numeroso, teniendo en cuenta todas estas circunstancias.


Y da rabia y algo de pena, que un sector económico en auge, como el del turismo de cruceros, se vea afectado por un episodio de estupidez e incompetencia como este.


Estamos viviendo estos días el centenario del hundimiento del  "Titanic". Otra historia de "estupidez marítima"  de sobras conocida. La historia, siempre se repite.


                                     " Tu que dispones de viento y mar,  haces la calma
                                        y la tempestad, ten de nosotros, Señor, piedad "
                                        ( Oracion de los Caidos, Armada Española )


                                      " Y de los insensatos, libranos Señor "
                                        ( Esto lo añado yo )


                                               

4 comentarios:

  1. Lo más cerca que estuve de un barco fue viendo la película Titanic, y lloré tanto que cuando mi marido llegó a casa creyó que había muerto alguien de la familia. Llegó cinco minutos después del final. Da la casualidad que yo lloraba porque me parecía algo que por desgracia podría volver a pasar, aunque nadie se imaginaba que sería de una forma tan tonta. Con un capitán que abandonaría el barco el primero. Y en plena costa.
    Está claro que el egocentrismo de este hombre tuvo un precio demasiado alto, la verdad.
    Instructivo post

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  2. ♫ ♫ ♫
    Mamma, son tanto felice
    perché ritorno da te.
    La mia canzone ti dice
    ch'c il piu bel sogno per me!
    Mamma son tanto felice... ♫
    Viver lontano perché? ♫
    Mamma, solo per te la mia canzone vola,
    Mamma, sarai con me, tu non sarai piu sola!
    Quanto ti voglio bene!
    Queste parole d'amore che ti sospira il mio cuore ♫
    Forse non s'usano piu,
    Mamma! ♫
    Ma la canzone mia piu bella sei tu!
    Sei tu la vita
    E per la vita non ti lascio mai piu! ♫ ♫ ♫

    baci

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  3. Begoña, la tecnología en estos cien años ha dado pasos de gigante en cuanto a construcción naval y ayudas a la navegación. Pero me temo, que el sentido común humano no ha avanzado al mismo nivel que la técnica. En pocas palabras : no existe nada a prueba de idiotas, y cualquier temeridad, echa por el suelo toda la seguridad de nuestra tecnología moderna. El "Titanic" naufragó por todo un cumulo de causas. Prisas por batir el récord de velocidad en la travesía hacia América, desoir los avisos de otros buques por radio sobre la presencia de icebergs en la zona. Incluso, la calidad de las planchas metálicas usadas en su construcción, dejaba bastante que deseár

    En fin, seguiremos siendo testigos de desastres, me temo.

    Saludos

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  4. Lucrecia, la " mamma " del comandante, va a tener que llevarle tabaco a su hijo a la prisión de Regina Coelli una buena temporada. Y una guitarra, para que mate las horas muertas.

    Un beso.

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