REFLEXIONES DE UNA TARDE OTOÑAL

                       

                                   
                                       Autumn Leaves ( El otoño se va ) Eva Cassidy


Abro el editor del "blog" sin saber muy bien porqué. No es un momento en que me sienta demasiado comunicativo. Se me ha pegado a la piel la apatía blanda de un día deprimente, perezoso. Mis dudas, mi cansancio, y una cierta sensación de desanimo me invaden, me pueden.

- ¿ Estas bien, nene ?. Esta tarde te noto demasiado callado y silencioso. Ni siquiera has encendido la radio para escuchar esos programas de tertulia pseudo-periodistica tan horteras que te gustan a ti.

Tampoco yo he escuchado llegar a Timoteo, de tan absorto en mis reflexiones.

- Mira Timoteo, es una de esas ocasiones en que tengo la impresión de que todo se me escapa entre los dedos, de que no tengo el control absolutamente sobre nada en mi vida.


- ¿ Ya has vuelto a pillar la "depre", nene. Voy a buscar otra botella al mueble bar y un par de vasos.


- No te molestes Timoteo, no queda nada de alcohól, en dos semanas nos hemos "ventilado" una botella de orujo y otra de bourbon. Por este mes, ya hemos agotado la cuota de licores.


- Bueno, intentaré reconfortarte de otra manera : ¿ quieres explicarme lo que te pasa ?. ¿ Crees que puedo aconsejarte en algo ?. Pienso que a estas alturas de nuestra amistad, podrías  sincerarte conmigo. A menos, desahógate un poco. Odio verte con esa expresión de amargura, como si te hubieses bebido un vaso lleno de vinagre


Miro a Timoteo silenciosamente un par de minutos. Quizás realmente me haga falta la opinión de un amigo, si es que realmente puedo llamar amigo a alguien de quien  no tengo muy claro si existe realmente o es un producto de mi imaginación. Pero sentado a mi lado, parece bastante real. De hecho, se ha `puesto hoy una de mis mejores camisas, y no le sienta nada mal. Sostiene mi mirada, y sus ojos de color azul pálido parecen ver en mi interior.

- No seas idiota, nene. Suelta de una vez eso que te está devorando por dentro.


- Timoteo, ¿ alguna vez le has desnudado tu alma a alguien, le has ofrecido lo mejór de tí, y te has sentido rechazado ?.


- ¡¡ Uuuuyyyy,  nene !!, me imaginaba que iban por ahí las cosas, ¿ mal de amores quizás ?.


- Si.


- Ya veo, ya. ¿ Rechazado dices ?.


- No se si tanto como eso, pero al menos, notar que no me cree cuando le expreso mis sentimientos, o que quizás no puede creerme.


Tarda en responderme. Noto como empieza a pensar buscando medir sus palabras.

- Nene, te conozco bién. Se que eres una persona sincera, algunas veces demasiado vehemente, y otras veces pecas de poner demasiado entusiasmo en la forma de expresar tus sentimientos. No creo que sea falta de sinceridad por tu parte. Quizás sea que las palabras, de tanto usarlas, de tanto sonar un día tras otro, pierden su significado para el que las escucha.


- Quizás sea eso.


-Y quizás que os vais haciendo mayores, que cada vez os cuesta mas creer el uno en el otro. 
 Que el egoísmo y la desconfianza le ganan el terreno al resto de los sentimientos. 
 Que el miedo al fracaso puede mas que el amor y la ilusión. 
 Que os falta fe en vosotros mismos !!.


No esperaba un diagnostico tan corto y tan realista por parte de Timoteo, de alguien con veinte años menos que yo, y que aparentemente es un inmaduro. Me cuesta unos minutos digerir sus palabras, que en el fondo, están cargadas de razón.

- ¿ Y que puedo hacer Timoteo ?. A estas alturas, creo que hecho todo lo que humanamente podía hacer ya.


- No puedes hacer gran cosa mas, salvo esperar. Si realmente le importas algo a esa persona, ella será quien venga a tí. No me gusta verte correr detrás de nadie. Tiene que ser ella quien valore tus sentimientos, y si los suyos están a la altura de los tuyos.


- Ya, ¿ y si no funciona ?.


-Nene, si no es así, quiere decir que esa relación no vale la pena. 
Las puertas, o están abiertas, o están cerradas. Forzarlas, no es bueno,  porque tan solo te harás mas daño a ti mismo.


Mantengo la mirada clavada en el monitor del ordenador durante unos minutos en silencio. Respiro hondo buscando relajarme y sacudirme toda mi ansiedad acumulada durante días, y demasiadas noches de insomnio.

- Quizás tengas razón Timoteo. ¿ No habrás estado leyendo alguna cosa sobre psicologia ultimamente ?.


- No, nene, lo ultimo que he leido es un viejo manual de la Citroën sobre el modelo once caballos, el "Stromberg"


Con su inesperada respuesta, consigue arrancarme una carcajada. La gravedad ha desaparecido de su vóz, y vuelve a ser el tipo alocado de costumbre. Un brillo travieso y gamberro ha substituido la seriedad de su mirada.

- ¿ El "Stromberg", el " pato" ?.


- Si, tengo un amiguete que ha heredado uno de su abuelo. Pero para ponerlo a rodar, hay que darle un buen "repaso" mecánico, y los recambios son carísimos y casi inexistentes. Venga, sacúdete la pereza e invítame a cenar unas tapas en esa taberna vasca que te gusta tanto. Después, te invito yo a echar unas manos de billar. ¡¡ Vamos nene, que la vida está en la calle !!.


Salimos a la calle. El aire frio del anochecer me sienta bién, como un balsamo reparadór. Al girar una esquina, nos tropezamos con Rosario, la eterna novia de Timoteo. Contemplo su cruce de miradas chispeantes, cargadas de ilusión, y como se abrazan lenta y cariñosamente. Siento sana envidia de los dos. El mismo frío que me había tonificado unos momentos antes, empieza a colarse en mi alma.

Aprovechando que los dos están distraidos, decido marcharme y desaparecer. Siento que estoy de mas.

- ¡¡ Nene, no te escabullas !!, que nos vamos a cenar los tres juntos.




A veces, recibimos sabios consejos desde paginas amigas.