jueves, 4 de febrero de 2010

EL BAROMETRO DE LA CULTURA

Hace algún tiempo, escuche en una emisora de radio una entrevista con un escritór que demás era un viajero empedernido. Hablando de sús viajes por ciudades de todo el mundo, mencionaba que cuando viajaba a una ciudad aún desconocida, aparte de visitár todos los atractivos monumentales y museisticos de la urbe en cuestión,visitaba siempre el mercado centrál. Para él, aquellos mercados eran el termometro de la vida y el bienestár del lugár.

Me pareció un buén razonamiento. Nuestros habitos alimenticios indican el nivél de desarrollo y el economico de una manera muy fiél. Crecí junto al mercado de la Boqueria, en lás Ramblas, y aunque ahora vivo en el otro extremo del área metropolitana de Barcelona, procuro dejarme caér por allí de véz en cuando. Los colores de la mercancia, el trasiego de los compradores y los recuerdos de mi infancia són un balsamo para mi alma, y un regalo para la vista, aunque ultimamente está saturado de turistas que caminan alelados mirando en todas direcciónes mientras se zampan una macedonia de frutas al mismo tiempo. Deberia estár prohibido comér mientras deambulan por ahí, no puede sér bueno para la salúd, y desde luego no es muy civilizado.
Pongo en práctica el consejo, y cada véz que visito un territorio desconocido, visito el mercado centrál locál, no sé muy bién quién dijo aquéllo de que " SOMOS LO QUE COMEMOS ", pero la verdád es que es cierto.

En cuanto a la cultura, para mí hay otro indicador fiable : los quioscos de prensa.
Los diarios a la venta, la variedad de las revistas, nos indican el nivél de las lecturas que consume el vecindario de la zona, y nos dán una pista lo que les interesa y les preocupa
Pasé mi adolescencia en el Ensanche barcelonés, el quiosco situado en la esquina de la calle de Muntanér con la calle París era mi pequeño emporio culturál en aquella época. Era imposible acumulár tanta cultura populár en menos espacio. Desde asequibles ediciones de bolsillo de clásicos de la literatura : Borges, Julio Verne, Dostovyeski, etc. Revistas especializadas, prensa internacionál, y el "rinconcillo" de las revistas eróticas ( Uff , aquellos primeros "Play-Boy").
Treinta y pico de años después, aquél quiosco está regentado por otras manos, pero sigue disfrutando de aquella variedad, la lectura del Ensanche sigue siendo multiple y variada, goza de buena salúd
Ahora vivo en Hospitalet, y desgraciadamente, no puedo certificár que los del barrio tengamos tanta riqueza a nuestro alcance, En los últimos diéz años, varios de los quioscos de la zona han cerrado por la baja rentabilidad del negocio. Sobreviven unos pocos, con una variedad pobre, ajustada a la demanda de la zona, y malviviendo a base de competír con las tiendas de chucherias del barrio.
El propietario del puesto donde compro la prensa se llama Pablo, un tipo algo pintoresco, mezcla de hippie, filosofo y campesino, con un padre yá anciano más pintoresco todavia : un comunista de ideas radicales ya en los ochenta de edad que a ratos libres se dedica a especulár en la Bolsa, una autentica paradoja viviente.

Suelo comprár el periodico al salír de casa, sobre las siete de la mañana, recién abierto el quiosco y a veces antes de llegár a estár todo el genero colocado y dispuesto en sú sitio.
El pasado 23 de diciembre me encontré a Pablo maldiciendo en Arameo. Tradicionalmente ese dia se publica la lista de premios del sorteo de Navidad en toda la prensa del dia. Desde tiempos immemoriales, los periodicos tiene un sobrecoste ese dia, de unos veinte centimos de los de ahora, dedicados a sér el aguinaldo de Navidad para el gremio de quiosqueros.
Pués bién, a aquellas horas de la mañana, el bueno de Pablo habia tenido que explicar el porqué del sobreprecio a cuatro o cinco parroquianos casi al borde de la discusión. Y es algo que se hace puntualmente todos los años. Echár un vistazo a la gama de periódicos de Pablo dá una pista del porqué. Numericamente hay mas prensa deportiva que prensa en generál a la venta, tiene expuesto lo que se vende en el barrio. La cultura de mi lugár gira en torno a la Liga de Fútbol Profesionál, a los resultados deportivos, las gansadas de los millonarios que militan el las filas de los clubs, y poco más.
La clase obrera hemos abandonado el interés por el conocimiento, sustituyendolo por un balón y por los chafardeos de los famosillos de la telebasura. Creo que tenemos lo que nos hemos buscado, un infierno a nuestra medida.

Voy a mandár el ordenador unos dias al "dique seco" para reformarlo y actualizarlo, si no teneis noticias mias, no penseis que os he abandonado.
Saludos amigos mios.

4 comentarios:

  1. Bueno, está bien llevar el ordenador, de vez en cuando a hacerle mantenimiento, pero no se demore mucho o le echaremos de menos.

    ¡Buen día tengan usted y sus amigos-lectores!

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  2. No me había parado a pensar en la información adicional que aportan los kioscos sobre su entorno. Los mercados sí, me encantan todos, todos.
    Es cierto que tenemos lo que nos hemos buscado, como consumidores tenemos más fuerza de la que creemos, pero es más fácil dejarse llevar y seguir alimentando a la máquina.
    Hablando de máquinas, espero que tu ordenador no nos mantenga desconectados demasiados días.

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  3. Bueno, la pausa ha sido más corta de lo previsto, este viejo trasto que llamo ordenador no admite ni un solo parche más y ya está limite de de sú capacidad fisica. Como pasa el tiempo, cuando lo compre era el último grito en informatica y ahora ya no puede con sú alma ni con la saturación de programas que tengo instalados. Tendré que pensár en un plan renove, aunque reconozco que me dá mucha pereza volvér a reinstalar todas las utilidades.
    Me viene a la mente aquella vieja cancioncilla de los "Pata Negra" : PASA, PASA LA VIDA, PASA LA GLORIA, Y LAS PENAS E ILUSIONES, TODO SE OLVIDA.

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  4. Muy interesante el tomar los quioscos como medida del nivel cultural del entorno. En los próximos paseos por Barcelona lo pondré en práctica.

    Respecto tus últimas conclusiones sobre la clase obrera ya las hemos comentado alguna vez en estas páginas. Y es una gran lástima.

    Me sabe mal que no puedas parchear el ordenador, pero me alegra el no tener fuera de juego.

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