miércoles, 24 de octubre de 2018

NOCHE SOBRE LOS MARES ( EPILOGO )


Las largos dias y noches en un hospital, dan para mucho, especialmente si el dolor de un postoperatorio algo complicado no te permiten dormir demasiado, a pesar de la morfina a granel,  y ese era el caso de Vasile y yo.

La verdad, es que antes de conocer a Vasile no conocía gran cosa de Moldavia, salvo que era una antigua república soviética, que alcanzó la independencia tras el colapso político y económico de la antigua URSS.

Un lugar de paso entre los Balcanes y Ucrania, y mas allá, Rusia. Y como tierra de paso que es, ha tenido una historia algo convulsa en los últimos siglos. Eslavos, varegos, turcos, ucranianos, rumanos y rusos blancos han dejado su impronta en aquél lugar.


DOS PÁTRIAS

Vasile nació como ciudadano soviético, en una familia de etnia y raíces rumanas.  Asistió a la escuela estatal, donde el idioma oficial era el ruso, con el alfabeto cirílico, mientras en su hogar y con la mayoria de sus paisanos, la lengua materna era el rumano en su variante moldava, y con alfabeto latino. Creció dominando ambos idiomas, cursó la enseñanza secundaria, y muy joven ingresó como mecánico en la Armada Soviética

Vasile me relató como en los últimos  dias de la URSS como entidad política, los antiguos miembros del aparato comunista en Moldavia, de repente "descubrieron" su identidad moldava, y sintiendo un irrefrenable "sentimiento nacionalista" sobrevenido, declararon la independencia de Moldavia, y de paso, consiguieron con este giro político, mantenerse en el poder y conservar  sus poltronas y privilegios de la era comunista.

Como dijo aquél anciano noble de la novela "El Gatopardo" : "Que todo cambie para que todo siga igual" 

Como la pureza no existe, una parte del territorio moldavo, habitado por una minoría de origen ruso, la Transnistria, y en la que curiosamente estaba situada la mayor parte de la riqueza industrial de todo el país, decidió a su vez independizarse de Moldavia. En este caso, era aún mas obvio todavía que tras el decorado nacionalista se ocultaban intereses económicos muy fuertes.

Tras una corta guerra civíl y un armisticio, la Transnistria se independizó de hecho del resto de Moldavia, con una frontera trazada en las orillas del río Dniester, y encajonada con Ucrania. 

Solo el río Dniester le garantiza a la Transnistria la comunicación libre con Rusia, su mercado "natural",  habida cuenta de la situación actual entre Ucrania y Rusia

Tan solo ha sido reconocida por Rusia, como era de esperar, y desde entonces, los dos países viven de espaldas el uno al otro.

Ruina mutua asegurada.

El destino la ha dado a Vasile dos patrias, y ninguna de las dos le ha ofrecido un futuro prometedor. Vasile y su familia hubieron de hacer su equipaje, y seguir el viejo camino del pueblo hebreo en dirección a Occidente, buscando un futuro donde el trabajo y sus capacidades le garantizasen el pan diario,  a el y a los suyos.

Cerca de medio millón de compatriotas suyos, dejaron también el país desde la proclamación de independencia hasta ahora.

Coincidió esta decisión de emigrar, con el momento en que la construcción y la industria en Cataluña necesitaban urgentemente mano de obra cualificada. Y así fué como Vasile y su familia "aterrizaron" en un pueblo de la Cataluña profunda, en la provincia de Tarragona.

¿ Dos patrias, dos lenguas, una élite política ambiciosa a la que el país le viene grande ?. ¿ Intereses económicos "tapados" con una bandera ?.

¿ De que me suena a mi esta situación ?. Tengo una cierta sensación de haber visto eso ya en alguna parte.

Victoria, la esposa de Vasile, es una mujer que ronda la cincuentena. Con la belleza clásica de las mujeres eslavas, y unos preciosos ojos verdes, es una persona afable y atenta conmigo.

Domina bastante mejor el castellano que Vasile, a pesar de llevar aquí el mismo tiempo que él. Y es comprensible, ya que contribuye a la economía familiar trabajando en la hostelería, donde la comunicación es esencial, mientras que para Vasile lo importante en su trabajo es un plano detallado del trabajo a realizar.

Me relata lo duros que fueron sus primeros tiempos aquí, en un pequeño pueblo donde se conoce todo el mundo, y flota en el ambiente un cierto sentimiento supremacista con respecto a los recién llegados. 

Ni Victoria ni su marido entienden demasiado bien todo este desproposito que hemos dado en llamar el "procés".  Somos un país relativamente rico para ellos, y les sorprende todo el movimiento separatista. Ellos consideran que esto es un proceso muy parecido a la secesión de Transnistria : en el fondo, una guerra de ricos contra pobres.

Incluso me relata con un deje de amargura el reproche de una separatista "hiperventilada" del pueblo donde viven, aquella fanática considera que si llevan algo mas de diez años viviendo aquí, ya deberían hablar y entender con soltura el catalán.

No me sorprende, de descerebrados e insolentes vamos sobrados en Cataluña últimamente.

Intento hacerle comprender que gentuza así es una minoría, que el lenguaje es para la mayoria de los catalanes una herramienta para hacernos comprender, y comprender a los demás, y no un arma política para ningunear y humillar a nadie.

Curiosamente, Vasile y yo tenemos dos patrias y un mismo resultado : ninguna de las dos ha colmado nuestra expectativas, a la hora de la verdad, nos han dejado en la estacada y en ayunas.

Llega la mañana de mi alta, y dejo en aquella soleada habitación a Vasile.

Su enfermedad es algo complicada : una variedad de cáncer, un tumor que se desarrolla a costa de disolver la materia ósea. La intervención quirúrgica que ha sufrido tuvo un doble objetivo, extirpar el tumor de su columna vertebral, y afianzar las vertebras afectadas con un bastidor de varillas y tornillos de titanio. Cuando reciba el alta en traumatología, deberá someterse a radioterapia en el Hospital Duran y Reynals para eliminar de la zona los posibles restos tumorales.

Lo mio solo ha sido "chapa y pintura"

Me despido de Vasile y de su familia deseándoles toda la suerte del mundo, antes de que una silla de ruedas me lleve hasta la ambulancia que me espera.

Miércoles veinticuatro de Octubre. Después de pasear renqueante hasta el quiosco de prensa del barrio, y tras el segundo café de la mañana, tomo el tibio sol otoñal recostado en el respaldo de un banco callejero. Me siento aún algo torpe, aunque me recupero poco a poco.

Y me sorprendo cuando me doy cuenta de que le estoy rezando a un dios en el que no creo, para que un viejo enemigo recupere su salud. Para que Vasile venza su enfermedad, y pueda contarle algún dia a sus nietos sus sentimientos en la vela de un viejo submarino, de noche,  mientras el barco "respiraba" y el contemplaba un firmamento y un mar infinitos.


"Desearía ser un pescador, revolcandome en el mar. . . . . "
















6 comentarios:

  1. El mundo es un pañuelo.
    La operación te sirvió para conocer interesantes hechos que te llevaron a la reflexión. No hay mal que por bien no venga, que dicen por ahí.
    Un abrazo, Rodericus.

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    1. La vida siempre se reserva algúna lección, y esta ha sido magistral.

      Grácias Cayetano, otro abrazo para tí.

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  2. Cuando la semana pasada al entrar en el metro de camino a TdC , y después de contar cuatro personas durmiendo en la calle en sólo dos manzanas, que son las que me separan de casa a la puerta del metro, comenté la situación con una persona que estaba viendo lo mismo que yo, y por respuesta me dió : "pero aquests no son de aquí", me di cuenta que ya hacemos separaciones por razas, y que el supremacismo ha llegado ya a las casas. Lo que importa es que no son de aquí; lo de ser personas ya es secundario.

    Al igual que el cambio climático, el cambio ideológico está marcando camino.
    Un abrazo

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    1. También lo he percibido con claridad como tú.

      Es lo que pasa cuando desconectamos de la razón para dejarnos llevar por los impulsos.

      No estoy seguro de que sea un cambio ideológico, igual siempre ha estado aquí, pero oculto, esperando que llegase la oportunidad para salir a la lúz.

      Un abrazo.

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  3. No sabia ni que Moldavia era un país, sona a país del Tintin.

    La historia de Vasile i la seva familia és massa freqüent, dissortadament.

    Salut

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    1. Malauradament, es veritat, massa, massa freqüent.

      Una abraçada.

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