domingo, 21 de julio de 2013

Y AQUÍ, ¿ QUE COJO..... VENDEN ?



"Flowers of the forest" Mike Oldfield


Emerjo de la estación del metropolitano en la Via Layetana de Barcelona. Son algo más de las nueve de la mañana. Busco una dirección en el centro de la vieja Barcelona medieval, a espaldas del mercado de Santa Catalina. 

El nombre de la calle ( Assaonadors, curtidores en castellano ) me evoca a los viejos gremios de artesanos, que se agrupaban por calles. No lejos de ella está la calle Boters ( Boteros ), donde los maestros toneleros tenían sus talleres, la calle Argenteria ( Platería ) donde los orfebres realizaban sus obras para los adinerados burgueses de la ciudad, y otras más que retienen en su nombre la actividad de los talleres que acogían. 

Mil años no son nada, y menos en esta ciudad. No demasiado lejos de aquí, las viejas murallas romanas reciben la luz del día en su segundo milenio. En una de las torres creo ver la sombra de un legionario que maldice en latín el retraso en el relevo de la guardia

A pesár del calor del día anterior, la mañana retiene un cierto frescor de la pasada noche, aunque la brisa procedente del cercano puerto sopla cargada de humedad. Es la advertencia del pesado y húmedo calor que nos azotará al mediodía.

Busco la oficina del representante de una pequeña naviera, tan pequeña que creo que solo dispone de un buque, un carguero. Trabajo para una empresa especializada en repuestos para maquinaria industrial. Durante décadas  la firma se ha labrado una merecida fama entre los talleres de reparación navales de solucionar los problemas de recambios para maquinarias obsoletas de buques de todo tipo. 

En el fondo, somos como los viejos artesanos medievales. Cualquier pieza se puede adaptar, modificar, o fabricar, si nos dan el tiempo suficiente y la información o planos adecuados.

Alguno de nuestros viejos conocidos en los talleres mecánicos del puerto le ha pasado nuestro numero de teléfono al representante de la naviera. El barco, un carguero, procede del puerto de Haifa y recalará en Barcelona en un par de días. En mitad de la travesía, uno de los dos generadores de corriente eléctrica se ha averiado, dejando la buque en la precaria situación de navegar con solo uno de los generadores en funcionamiento. Existe el riesgo de que si el segundo y ultimo generador se estropea, el barco quede sin corriente eléctrica. Prácticamente, a la deriva. Hay que repararlo en Barcelona, y con urgencia.

El generador, es una reliquia, una antigualla. Un modelo con casi cuarenta años a sus espaldas del que la marca fabricante ya no suministra piezas nuevas. Cuando llegó la consulta a nuestras manos, contacté con el servicio oficial de la marca fabricante, la respuesta a mi consulta sobre si quedaban piezas en stock fue bastante mordaz :

- Busque ese motor en algún museo, porque ni siquiera los hay ya en los desguaces industriales.

Aún así, consigo información sobre la pieza "fundida" a través del servicio oficial. Una copia de un plano procedente de un viejo catalogo. Es posible "reconstruir" la vieja con algo de maña y un material carisimo que localizo en una fábrica de Girona. Por suerte, la moderna maquinaria de obras públicas aún comparte tecnología con esa antigualla.

El problema se puede resolver en un par de días, pero el presupuesto de la reparación es bastante alto. Al armador no le queda mas remedio que rascarse el bolsillo. Pero no me fío de la "solvencia" económica del representante. Ni de la naviera o del armador.

Un barco con bandera de "conveniencia", registrado en Panamá. Una tripulación seguramente mal pagada, compuesta por asiáticos. Pakistaníes, filipinos o malayos que cobran un salario que justo alcanza para mantener a sus familias allá en su tierra. Y que los convierte a ellos en poco más que indigentes a flote.

La tan cacareada "globalización" de los negocios comenzó hace ya muchos años por el transporte marítimo de mercancías. Barcos que se registraban en paraísos fiscales como Panamá o Liberia para no pagar apenas impuestos. Contratación de tripulaciones mal preparadas por salarios ínfimos al borde de la miseria. Máquinas mal mantenidas y reparadas. Barcos que han sido mas que amortizados dos o tres veces, y que aún navegan al borde del desastre.

El caso del "Prestige" no fue mas que la punta del iceberg. Miles de barcos que no son mas que chatarra flotante cruzan océanos a diario, para que mi vecina pueda comprar por cuatro céntimos un paño para el polvo en el bazar chino de la esquina.

¿ Adonde fueron mis oficiales de antaño?. 

Necesito que me adelanten la mitad del importe de la reparación antes de empezar a trabajar, y el resto, a la entrega de la pieza reparada. 

Localizo el numero de la calle que busco. Una calle corta y estrecha, donde a la luz del sol le cuesta abrirse camino en los inviernos. Lejos quedan los tiempos en que la mayoría de las navieras tenían sus orgullosos e imponentes despachos en la cercana Via Layetana, oficinas lujosas y amplias. De los primitivos curtidores que le dieron nombre a la calleja no queda rastro alguno. Tan solo una farmacia, un pequeño horno de pan y un taller de motocicletas le dan algo de vida a la calle. El resto, son viejas puertas de madera y persianas metálicas cerradas a cal y canto. Esta calle seria otra buena ubicación para el "cementerio de los libros olvidados" de Carlos Ruiz Zafón.

Llego al primer piso de la dirección indicada. Es lo que yo imaginaba. Un pequeño despacho restaurado en un viejo y destartalado edificio. Un oficina de un agente libre que representa en Barcelona a una decena de pequeñas navieras y armadores.

El agente gestiona a esos buques sus necesidades de suministro en sus escalas en el puerto. Igual llena sus despensas de víveres frescos, de tabaco, de bebidas, o bien les consigue repuestos para las máquinas, como es el caso. Materiales "de respeto", en el argot náutico

La oficina está decorada con un cierto buen gusto. Hay alguna litografía de un viejo velero "clipper" colgada de la pared, y unas viejas fotografías de mercantes enmarcadas lujosa y cuidadosamente. Una estantería con archivadores en la pared tras la mesa me ilustra sobre los nombres de las compañías representadas. Un ajado  tele-fax comparte espacio con un moderno ordenador.

Le hago mi propuesta al representante, un filipino que se expresa en un impecable castellano. Necesito que el jefe de máquinas o el mecánico de turno tenga desmontada y limpia la pieza, si no lo ha hecho ya, cuando el buque atraque. Me comprometo a reparar y entregar  la pieza en veinticuatro horas como máximo, para que el barco pueda zarpar con los dos generadores en funcionamiento. Pero eso si, la mitad del dinero, la cobraré por adelantado, y el resto, a la entrega de la pieza reparada

El hombre acepta mi propuesta sin rechistar, y pone en mis manos un cheque al portador por el importe adecuado. Le firmo el recibo correspondiente y cerramos el acuerdo con un apretón de manos. Echo un vistazo a la dirección de la oficina bancaria que figura en el cheque. Está cerca. Cobraré el importe en ventanilla, y cuando tenga el dinero en el bolsillo, llamaré a Girona, para que me envíen el material a través de una agencia de transportes.

Cuando emerjo a la calle desde el estrecho y oscura portal, el olor a salitre traído por la brisa invade la calle y golpea mis sentidos.

¿ Donde estarán mis oficiales de antaño ?.

Fui marino de guerra rodeado de marinos de paz.  Hombres que habían estudiado en las facultades de Náutica de medio país. Por tradición familiar, algunos, y otros por pura vocación. Que estaban allí por obligación, y a los que su experiencia en navegación capacitaba para dar clases a algunos de lo oficiales de la Armada, mas bisoños que ellos en el oficio de la mar. Esta hacia que gozasen del respeto, pero de ninguna simpatía por parte de los oficiales de la marina de guerra.

Tipos que hablaban de lejanas rutas en barcos mercantes, de semanas enteras cruzando el gran azul sin nada a la vista. De puertos exóticos como Yokohama, Singapur, Bombay, Ciudad Panamá, Odesa, Estambúl. . . . . .

Gente que trabajaba en la lejanía durante meses, ganando el dinero suficiente para mantener a su familia, y con la mirada puesta en ahorrar para abrir un negocio en su puerto, en su ciudad o su pueblo. 

Gente que eran conscientes de que debían aprovechar sus mejores años, de que la vida del marino no era fácil, de que cuando regresaban tras tres o cuatro meses de ausencia, sus seres amados eran poco menos que desconocidos para ellos. 

De que ellos  regresaban siendo  también unos desconocidos que se vestían con la piel del que se fue.

¿ Que habrá sido de ellos ?. ¿ Estarán echando barriga y canas en su puerto ?. ¿ Se los habrá tragado alguna tempestad en el mar  o acaso una de nuestras tempestades intimas, que quizás son las peores ?. Añoro a aquellos tipos francos y honrados, hombres de una pieza y de una sola cara.

El colorido de una brillante persiana pintada en el callejón, me saca de mis reflexiones y de mis nostalgias por un mundo desaparecido. Leo el texto pintado en siete idiomas, me froto los ojos y me vuelvo a colocar las gafas. Vuelvo a mirar a la persiana. Pues sí, lo que reza el rotulo multilingue es eso : cojones.

El estilizado dibujo superior, casi un anagrama no deja dudas : un hermoso saco escrotal. No puedo resistir la tentación y echo mano a la cámara fotográfica para inmortalizar la persiana metálica. Sobre la actividad del local, que está cerrado, no tengo ni idea. 

¿ Una carnicería especializada en "criadillas" de toro y testículos de animales ?. No lo creo, para eso esta el mercado de Santa Catalina, relativamente cercano, moderno y con estupendas carnicerías.

¿ Un bar de "valentones" y gente bizarra, donde para entrar y tomar una cerveza hay que "tenerlos bien puestos" ? ¿ Un club de "moteros" con chalecos de cuero bordados y "burra customizada" en la puerta ?. A saber. . . . 


Al anochecer, ya en casa, vuelco en el ordenador la fotografía. Identifico seis de los siete idiomas. Castellano, inglés, hebreo, italiano, francés, árabe. El vocablo "pung" se me resiste, y una búsqueda en google aclara mis dudas : ¡¡ es sueco !!. ¿ Sueco también ?.

Jugueteo con la foto y el programa de "photo-shop". La persiana con sus brillantes colores no casa con el entorno de la fachada, en mohosa piedra natural  Intento darle el aire de las primeras películas en color, con grano grueso y colores algo desvaídos y en tonos pastel. 

Siento la puerta de casa abrirse. Aparece Timoteo con su sempiterna expresión adormilada.

- "Nene", tengo la información que me pediste sobre esa naviera que te ha hecho ese encargo.

- ¡ Ah, si ?. Pues cuéntame.

- Radicada en Monrovia, capital de Liberia. Aunque tan solo cuenta con un apartado de correo, no hay ninguna dirección física. Propiedad de una compañía griega, y con tan solo un barco, el "Zuni". Un cascarón con cuarenta años de antigüedad fabricado en un astillero holandés.

- ¿ Solventes y legales ?.

- Solventes si, y aparentemente legales, si podemos definir como legalidad sobornar a los agentes ABS para pasar las revisiones periódicas  y tener contratos laborales con los tripulantes que rayan la esclavitud. Aparte de eso, se dedican la cabotaje por todo el Mediterráneo y la costa occidental de África.

- Esta mañana he cobrado en metálico la mitad del presupuesto. El resto, a la entrega del material.

- Bien hecho "nene".- Timoteo clava su mirada en la pantalla.- ¿ De donde has sacado esa fotografía ?.

Le explico lo del "negocio" con persiana "ilustrada" en la calle Assaonadors.

- "Nene", esta ciudad se está yendo lentamente a la mierda.- Resopla.

- Timo, aparte de a la mierda, ¡¡ también va de camino hacia la mas absoluta gilipollez !!.

"Post escriptum" : No se pierdan las ideas de algunos políticos para salir de la crisis
Después de leer esto, uno se pregunta si estos tipejos han sobornado, chantajeado, seducido o asesinado a alguien para llegar a ocupar el puesto que ocupan. 
Porque gracias a su inteligencia naturál, seguro que no.





8 comentarios:

  1. Me ha dado la impresión de que te seguía los pasos por ese barrio de Barcelona, mira tú!
    Se te nota muy seguro y "pofesional". Pos sí son barcos chatarra que pasan cerca de nuestra costa, con lo peligrosa que es!
    Un placer leerte, nene.
    Muaaaaa.

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  2. Ufff, tenemos toda una estanteria llena de encargos impagados parecidos.
    Al menos, no perdemos el materiál invertido.

    Pués si, el setenta por ciento de lo que navega por esos mundos son peligros flotantes como el "Prestige". Lo que ocurre, es que los naufragios de barcos que no transporten petroleo y derivados, si se producen en océano profundo, no son noticia. Las aseguradoras pagan las primas de la carga y el buque, y en paz.

    un besazo.

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  3. Dando mitad por adelantado parece que da una seguridad de que sí pagaran.
    Lo del Prestige fue un desastre porque entre otras cosas Rajoy le dio la orden de alejarse de la costa por no perjudicar un puerto y espaleó el petroleo por toda Galicia y más aún. Mal gestor como lo es ahora!

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  4. Lo sensato hubiese sido internar el barco en alguna ria o puerto, a cubierto del oleaje fuerte, y allí trasvasar la carga restante a tierra o a otro barco cisterna. Imagino que ante la amenaza de ensuciar una ria ( con el riesgo de perder votos en la zona )pensaron que alejándolo solventaban el problema como el que barre la basura debajo de la alfombra.

    Es peligroso tomar decisiones políticas sin pedir consejo de los técnicos.

    Lo asombroso es que El Ferról es el lugar de Galícia con mas ingenieros navales por kilómetro cuadrado. No habría costado nada consultar con los de Navantia el estado del barco y sus riesgos, y obrar en consecuencia.

    Jodida ignoranciaaaaa !!!!.

    Un beso.

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  5. Cuando sopla norte oscuro, quédate al abrigo de cabo seguro.

    un beso desde la popa de cucharro

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  6. Ya me gustaría que soplase norte estos idas, porque por aquí suda tinta hasta la estatua de Colón.


    Un beso desde la cubierta de una "golondrina" del puerto.

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  7. Me gusta mucho pasar por tu espacio, siempre tienes cosas interesantes que contar. Vaya letrero!


    un abraxo!

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  8. Marilyn, estoy pensando en hacer un articulo dedicado exclusivamente al asunto de los rótulos y letreros comerciales que se pueden ver en algunos rincones por aquí.

    Un beso.

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