domingo, 10 de febrero de 2013

EL DUQUE HA "PALMADO" ( RELATO )

                             


                                                      ( Fuente : El Diario Montañés )

Aquel domingo por la mañana Ramón Palau removía el café con leche del desayuno con expresión ausente y ceñuda. Su esposa Rosalía lo observaba silenciosamente mientras sobria el café de su taza . Conocía demasiado bién que era lo que preocupaba a su marido. Las ultimas semanas, había observado como aquél rictus de amargura en el rostro de su marido se hacia mas permanente y profundo. Y también era testigo de sus noches de insomnio, cada vez mas frecuentes y encadenadas. A su lado, Roger, el hijo de ambos jugueteaba con el ordenador portátil saltando a través de alguna página de Internet.

- Ramón, por favor, olvídate de todo eso al menos por hoy, cariño. Acabarás perdiendo también la salud.
- Rosalia, dime que no soy ningún idiota, por favor. Dime que durante todos estos años de trabajo y esfuerzo no he hecho las cosas mal. Porque ya no estoy seguro de nada.

Había algo de furia y de rabia en la mirada de Ramón mientras levantaba la taza. Aquella mirada, alarmó mas aún a Rosalia. Porqué también notaba en ella cansancio.

- Cariño, eso es lo último que puedes pensar. No puedes perder la confianza en ti mismo de esa manera, ni mortificarte. Demasiado bién que sabes que hay muchísimas personas en nuestra misma situación. Y que miles de negocios y empresas han tenido que cerrar las puertas.
- Ya lo sé. Pero lo de mal de muchos, sigue siendo consuelo de tontos. No se de donde voy a sacar el dinero a final de mes para pagarle la nómina a Antonio, saldar las retenciones y abonar el plazo del dinero que debo a la Agencia Tributaria. Por no hablar también de traer dinero a casa para nosotros.

Un pesado silencio se hizo en el comedor. Ramón tenia perdida la mirada en el el ventanal que inundaba de luz la habitación. Rosalia no se atrevió a insistir en su intento de animar a su marido. Aquella mañana, Ramón no se había afeitado. Las canas se entreveraban en el color rojizo natural de su barba, y las ojeras contribuían a darle un aspecto de cansancio y descuido.

Ramón era el tercero en una saga familiar de marmolistas. Su abuelo había sido el primero. Tras trabajar primero como aprendiz, y después como oficial para otros, había abierto un taller que era poco más que una choza en la calle de Nuestra Señora del Puerto, cerca de la entrada al cementerio de Montjuich. Naturalmente, la especialidad de la casa eran la lapidas mortuorias y elementos de mármol y granito para las sepulturas y los panteones del cercano cementerio. El padre de Ramón, al hacerse cargo del negocio familiar, que ya daba empleo a media docena de operarios, lo trasladó a una pequeña nave industrial en la cercana calle del Plomo, al otro lado del Paseo de la Zona Franca. Fue también el padre de Ramón, quién orientó el negocio hacia la fabricación de elementos arquitectónicos  escaleras, encimeras de cocinas, fregaderos,  barras de restaurante, etc. Todo ello en mármol y granito, sin abandonar la producción de elementos funerarios.

En los últimos quince años, Ramón había hecho un esfuerzo firme para modernizar el taller con maquinaria de ultima tecnología. El tallado artesanal de la piedra, había pasado a la historia. Si quería conseguir mantener viva la empresa, debía adaptarse a los nuevos tiempos, al menos para mantener los costes de sus productos acordes con los de la competencia. Había adquirido con bastantes sacrificios modernas maquinas de corte por control numérico, controladas por ordenador. Aquellas máquinas permitían la producción automatizada de todo tipo de lápidas, y cortar las planchas de mármol y de cuarzo programando la talla, las formas y hasta las inscripciones con diferente tipografía de letra. El desarrollo vertiginoso de la construcción de viviendas le había garantizado cerca de una década de trabajo para ocho personas, y unos ciertos beneficios.

 Pero todo empezó a torcerse siete años atrás. Primero, fueron las facturas impagadas de varias de las empresas constructoras para las que trabajaba. Las materias primas con las que trabajaba, eran de buena calidad y con un elevado precio de compra. Los salarios de sus empleados, también representaban una buena parte del coste operativo del negocio. A los impagos, se añadió el desplome de los encargos. El primer año con problemas, despidió a cuatro empleados. Las indemnizaciones, supusieron un buen mordisco a las finanzas del negocio. Pero Ramón, mantenía la esperanza de que la situación se solucionase en un futuro cercano, con un hipotético aumento de los pedidos. Durante el segundo año, la situación empeoró algo más, y tuvo que deshacerse de dos empleados más. Tan solo quedaron como fuerza de trabajo en la empresa el y Antonio, el encargado. Tras los últimos despidos, la situación económica de Ramón era muy precaria. Había puesto de su bolsillo el importe de las dos indemnizaciones, ya que las cuentas de la empresa, habían quedado casi vacías. A pesar de todo, sentía el orgullo de no deber ni un solo Euro a nadie. 

Pero los sacrificios y los esfuerzos, no habían dado resultado. El nivel de encargos se había seguido desplomando, y había dos semanas en que no tenia absolutamente ningún trabajo a realizar.

El último mes había sido desastroso. Y las perspectivas de poder cumplir sus compromisos el día treinta, muy remotas.

- ¡¡ Jooodeeerrrr "".- El prolongado exabrupto de su hijo, le sacó de sus negros pensamientos.
- ¡¡ Roger !!, te he dicho mil veces que no quiero escucharte decir palabrotas, al menos en casa. ¿ Que es lo que te pasa ahora para despotricar así ?.
- Perdón, papá, pero es que he visto una cosa bastante curiosa.
- ¿ Y que es eso tan curioso que has visto ?.
- ¿ Te acuerdas de Amy Winehouse, la cantante "pop" inglesa que "palmó" meses atrás ?.
- Si, la que llevaba aquellos peinados tan peculiares y aquél maquillaje chillón. Lástima, tenia una buena voz.
- ¡ Exacto !. Pues alguien ha pagado casi tres mil Euros por una botella de vodka a medio consumir que ella había dejado en el camerino de su ultima actuación en directo.
- ¿ Quién ha pagado semejante barbaridad ?.
- No se sabe, ha sido a través de una subasta en la página de G-Bay.
- ¿ Y como demonios sabes que esa botella es la autentica ?.
- Pues te la venden con un certificado de autenticidad.

Ramón resopló ruidosamente.

- ¡¡ Menuda pandilla de mitomanos "frikis" que hay sueltos !!. Pagar esa cifra por semejante gilipollez.
- Siempre quedará gente caprichosa y con dinero. Por no hablar de esos seguidores fanáticos que tienen todas las estrellas del "pop".- Terció Rosalia en la conversación.

Ramón no había salido a buscar aún el periódico dominical como solía hacer. Se había levantado algo mas tarde de lo habitual. Buscó en la mesilla del salón el del día anterior, que tan solo había ojeado, y empezó a leerlo.

Una fotografia que acompañaba una noticia, le llamó la atención. Un operario retiraba una placa de mármol de la esquina de una avenida en Palma de Mallorca. La noticia a pié de foto, aclaraba que se le retiraba el nombre de "Rambla Dels Ducs de Palma de Mallorca" a la vía, y que esta volvía a recuperar el viejo nombre de "La Rambla", una decisión del pleno del Ayuntamiento de Palma de Mallorca, a la vista del progreso de la investigación judicial sobre la presunta corrupción  
del duque consorte.

- Y encima el "nota", argumentaba en su recurso contra la fianza del juez,  " empobrecimiento súbito". Hace falta tener rostro, ¿ y mientras disfrutaba de un "enriquecimiento súbito" no pensaba en el riesgo de hacerlo ?. ¡¡ Menudo caradura !!.
- ¿ De que hablas, Ramón ?.
- Nada, vida mía, pensaba en voz alta, hay que joderse.....

Ramón prestó atención a la placa de la calle que desmontaban los operarios en la foto. Pensó en el programa informático de una de sus máquinas de corte. Aquél perfil que imitaba la forma de un pergamino, estaba incluido en las opciones del menú en diferentes tamaños, incluso se podían modificar las dimensiones a placer. La tipografía, el modelo de letra, también estaba en el menú de rotulado de la máquina. En tiempos,  había elaborado algunas placas como aquellas para algún ayuntamiento del Bajo Llobregát. 

Una sonrisilla traviesa cruzó el rostro de Ramón.

- Oye Roger, ¿ como se puede abrir una cuenta en G-Bay ?.
- ¿ Ehhhh ?. Pues fácil papá, solo tienes que rellenar los datos que te piden.
- Quiero decir para poner cosas en subasta.
- Pues eso, rellenas los datos que te piden, y colocas una cuenta bancaria. Una vez que se ha vendido lo que coloques, te hacen una transferencia de la que descuentan la comisión que se llevan por el servicio.

Ramón salió a comprar la prensa y a pasear el perro. Dió un largo paseo por el barrio, madurando la idea que barruntaba en su pensamiento. 

Al día siguiente, Lunes, Ramón madrugó algo más de la cuenta y llegó a su empresa tres cuartos de hora antes de lo habitual. Nada más llegar, fue a echar un vistazo a la zona de la nave donde guardaba el stock de  materiales. Su memoria no fallaba, allí había un par de planchas de mármol de Macaél del tono y grueso que necesitaba para su proyecto.

Aquella mañana se encerró un rato en su oficina mientras Antonio remataba un pequeño encargo. Abrió en el ordenador el programa CAD/CAM de la máquina de fresado en tres dimensiones. Ajustó el exterior del diseño a las dimensiones que aparentaba la placa de la fotografia, incorporando los taladros de las esquinas. Después, seleccionó el programa de rotulado con la tipografía adecuada, tecleó la rotulación y la ajustó cuidadosamente con respecto al perfil exterior.

Al mediodía Ramón le dio la tarde libre a Antonio, no quería que su empleado fuese testigo del proceso que iba a iniciar. Tras la marcha de este, cerró con llave la puerta de la nave. Cargó el programa de trabajo en la maquina y colocó con ayuda del puente-grúa una placa de mármol bajo el cabezal de la máquina. Se puso las gafas protectoras y los protectores para los oídos, y arrancó la máquina. Observó como la fresa de corte empezaba a trazar las letras sobre el mármol rosado.

Una hora mas tarde, tenia acabadas seis placas idénticas en mármol rosado con leves vetas algo mas oscuras horizontales. Rellenó con pintura negra mate el hueco grabado de las letras. Mientras se secaba la pintura, fue a la ferretería cercana y compró unos tornillos de hierro dulce pulido acordes con el diámetro de los taladros. De regreso colocó los tornillos en los taladros de las placas. Colocó estas con cuidado en el fondo de un contenedor plástico, y las sumergió en una solución ácida rebajada con agua.

Al día siguiente, Ramón volvió a concederle al mediodía la tarde libre a Antonio. Este, puso expresión de extrañeza en el rostro, pero se encogió de hombros, se mudó con su ropa de callé, y se marchó de allí, pensando que aquella pésima situación por la que atravesaba el taller  estaba afectando demasiado al ánimo de su jefe.

Nada más marcharse Antonio, Ramón volvió a cerrar con llave la puerta de la nave. Cuidadosamente, extrajo las placas del contenedor con el baño ácido y las escurrió todo lo posible.   
Las extendió sobre una placa de cartón de embalar, y colocó cerca de ellas un ventilador para acelerar el proceso de secado. Un hora mas tarde, contemplaba con satisfacción el resultado de su trabajo : la pátina de envejecimiento del ácido, había dado resultado. Hasta los taladros, tenían la marca del óxido de hierro, como si la intemperie hubiese atacado durante años los tornillos que las sujetaban, y los orificios del mármol se hubiesen impregnado del oxido. 

Invirtió el resto de la tarde en embalar las seis placas cuidadosamente con lamina de plástico con burbujas. Cartón recio y fleje de plástico completaron el proceso. Guardó los paquetes en un rincón de la oficina, y abrió el ordenador. Escaneó la fotografia donde aparecían aquellos operarios municipales retirando aquella placa en Palma de Mallorca. Abrió una cuenta en G-Bay con sus datos y el numero de su cuenta bancaria particular. 

Después, publicó un  anuncio : se subastaban seis placas de las retiradas por el Ayuntamiento de Palma de Mallorca con el nombre de la "Rambla Dels Ducs De Palma De Mallorca". Las seis pujas mas altas, se llevarían una de las placas, debidamente certificadas en origen.

Durante un par de días, Ramón observó nerviosamente el resultado de la subasta. Cuando creyó que la subasta había llegado al limite, cerro las pujas. Al día siguiente, observó con alegría que el importe de la subasta, estaba abonado en su cuenta corriente. Elaboró seis etiquetas anónimas para los destinatarios, y seis sobres que adhirió a los embalajes. En la agencia de transportes en la que facturó los seis envíos, dio un nombre y una dirección ficticios.

Aquél viernes, liquidó definitivamente el aplazamiento pendiente en la Agencia Tributaria de la zona. Le abonó la nómina a Antonio en metálico.

- ¿ En metálico y no por transferencia como de costumbre,  Ramón ?. Es un coñazo, tendré que ingresarlo en el banco, tengo la cuenta casi "pelada" y el cargo de la hipoteca está al caér.- Antonio rezongó ante el modo de pago imprevisto. Ramón no esperaba menos, Antonio era muy bueno trabajando, pero era la clase de persona que protesta siempre ante cualquier imprevisto.
- Anda, no protestes. Tal y como están las cosas, cobrar a final de mes es un autentico milagro.- Le hizo un guiño a Antonio para dulcificar sus palabras. Antonio respondió con una sonrisa.
- Lo sé, Ramón, y te agradezco los esfuerzos que haces para mantener el negocio abierto. Gracias.

Ramón se fue a casa pensando que Antonio no sabia realmente lo cerca que había estado de quedarse sin empleo. Doce mil Euros, una cifra que tiempo atrás no le parecía a Ramón muy importante, habían salvado de momento su negocio. Tenia por delante un par de meses para trabajar con tranquilidad, de momento.

Aquél domingo Ramón sorprendió a su esposa y a su hijo llevándoles a comer fuera de casa, como en los viejos y buenos tiempos. Tras la comida, a la hora del café, Rosalia interrogó a su marido. Aquél día, el aparentaba estar relajado y de buen humor.

- Bueno, Ramón, ¿ se puede saber que es lo que celebramos hoy ?.
- Pues que he conseguido hacer un buen trabajo, y sobre todo, ¡¡ cobrarlo muy bién !!.

Ramón levantó una copa de licor, y brindó en voz alta :

- ¡¡ Por todos los "frikis" del mundo, a su salud !!.

Rosalia y el niño no entendían nada en absoluto. Pero era agradable el haber cambiado los domingos sombríos encerrados en casa, por este día de serena tranquilidad.

Al día siguiente, uno de aquellos "frikis" retiró el envío de una agencia de transporte local. Al llegar a su hogar, abrió con dedos nerviosos el embalaje, cortando el fleje de plástico del paquete, y liberando el contenido de la cubierta de cartón y del plástico con burbujas. Efectivamente, allí estaba la placa de la fotografia. La observó con atención. Tenia la pátina de los años de intemperie al exterior. Incluso, la pintura se había desconchado levemente en las letras grabadas.

Una vez examinada cuidadosamente, abrió el sobre adherido al cartón del embalaje. Apareció una escueta nota, anónima y realizada con ordenador :

                                  " Querido amigo-a, en primer lugar, le felicito.
                                      tiene en su poder una de las placas originales
                                      que rotulaban la Rambla de Palma. Como 
                                      podrá comprender, no podemos certificar
                                     debidamente esta placa, ya que originalmente
                                     es propiedad del Ayuntamiento de Palma.
                                     Pero podemos garantizarle su autenticidad,
                                     y recomendarle que la guarde cuidadosamente.
                                     Esta pieza, con el tiempo se va a revalorizar 
                                     considerablemente. Es un pedazo de la historia
                                     viva de este país. 
                                     Enhorabuena por su acertada inversión ".

El anónimo comprador, hizo un mohín de contrariedad. Pero que demonios, pensaba decorar con ella el salón de su casa. Y dentro de algunos años, la podría revender sin dar demasiadas explicaciones, con una adecuada plusvalía. Sonrió orgulloso, y dijo en voz alta : 

- ¡¡ El duque empalmado, ha palmado, viva el duque !!


FIN



18 comentarios:

  1. "Un pedazo de la historia viva..."
    Menudo relato te has marcado, y eso que estamos en un tiempo muy difícil por eso que dicen de que La realidad supera a la ficción.
    Y no digo más por no despotricar..
    Besos

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    1. Se te entiende TODO. Siempre quedará algo que imaginar y que la ajetreada realidad no haya "tocado" todavía. Y mira que estos días tenemos en Cataluña una historia de mochilas con billetes, amantes maltratadas y despechadas, políticos buscando historias sucias, detectives privados que rebasan la legalidad, y demás "bestiario".

      Una buena novela negra, no llegaría tan lejos, seguro.

      Un besazo, señora estupenda

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Me gustó el relato, la verdad, refleja muy bien la sociedad actual. Dos apuntes, el primero, que deberías hacer caso a las sugerencias del corrector automático, porque algunos acentos que señala a buen seguro estarían bien.
    El segundo yo terminaría el relato justo en esta frase: "Tenía la pátina de los años de intemperie al exterior. Incluso, la pintura se había desconchado levemente en las letras grabadas".
    Ese final me sugiere mucho más. Pero claro, eso va en gustos. Y por cierto, sigues mejorando en relatos ;)
    Saludos

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  4. Un inciso: La frase que lleva el grabado la habría apuntado en el momento en que Ramón pone a punto la máquina. Y de ese modo toda la información habría estado completa. Como digo es cuestión de preferencias que si uno se pone no tendrían fin. Yo que lo sé ;)

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    1. Begoña, normalmente no suelo darles muchas correcciones a los relatos cortos, procuro escribirlos de un tirón con algo de frescura.

      Gracias por tu consejos.

      Un abrazo

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  5. me ha encantado , genial !! ojala fuese así y con ese ingenio cada uno que esta pasando por esta situación...sacar partido ! Rodericus , genial !-
    ROSA DE LOS SANTOS-

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    1. Gracias, mi "brujita" buena.

      Se trataría de aprovechar los restos del naufragio, ¡¡ para salir de él !!. Seria como una historia con final feliz, no lo que estamos viendo a diario.

      Un besito

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  6. no me ha defraudado, me refiero al relato CLARo!!!

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    1. Un relato, o un buén libro, nunca decepcionan. Al contrario que algunos seres humanos, que acaban en un álbum de fotos, de frente y de perfil con un numero de serie debajo, je.

      Un abrazo.

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  7. ¡Qué ingenioso caballero don Ramón! Fijo que es portugués...

    abrazo

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    1. No, no es portugués, es de Hostafranchs, que es un barrio que también tiene lo suyo.

      Petonets !!.

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  8. Muy bueno!! En momentos de crisis e ingenio se agudiza.

    un abraxo!

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  9. Bueno lo escrito solamente dice lo que está pasando, yo ni sé qué decir, solamente que me ha gustado mucho tu entrada. Un abrazo.

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  10. Hola Carmen. Si, estoy bién. Con un animo algo sombrío, pero bién. Gracias amiga mía.

    Un beso.

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