viernes, 6 de julio de 2012

TRES MINUTOS Y OCHOCIENTOS VEINTICINCO METROS



                                  
                                                     I not "corrida"  Quincy Jones.






No soy amigo de las corridas de toros. No soporto el mal trato a los animales. Pero tengo que reconocer que un lejano mes de Julio perdido en el tiempo, los encierros de San Fermín me robaron el corazón. 


Quizás aterricé en Pamplona con una sobredosis de lectura a Ernest Hemingway. Pero ver los encierros en directo, me impresionó.


Descubrí un anochecer la magia de los "encierrillos", el traslado de los toros hasta los corrales de Santo Domingo, donde pasan la noche previa al encierro. Fue hace muchos años, bastante antes de la masificación que se viven hoy en los Sanfermínes. La imagen y la belleza de aquellos preciosos animales, corriendo al trote bajo el crepúsculo, en mitad del silencio respetuoso de los pocos que nos habíamos reunido para verlo, me impresionó.


Y al dia siguiente, reconocí el valor de los corredores de las "peñas", tipos que llevan diez, veinte, treinta años corriendo. 


A pesar de la fiesta continuada que agita Pamplona esta semana, ellos y ellas lo hacen completamente sobrios, después de haber descansado como para tener fuerzas para cubrir los poco mas de ochocientos metros que hay entre los corrales de Santo Domingo y la plaza de toros.
No se pueden cometer errores.


En esos ochocientos metros, hombres y animales están en igualdad de condiciones, sin armas, sin acero, sin artificios. Solo con habilidad, y velocidad.


A los toros, en los encierros de San Fermín, se les respeta, se les teme, pero también se les ama.


Mañana, añoraré estar en Pamplona, pero a las ocho, estaré pendiente de las puertas de los corrales, y la oración de los mozos, ante la imagen del Santo, me erizará la piel.


                                               " A  San Fermín pedimos,
                                                  por ser nuestro patrón,
                                                  nos guíe en el encierro,
                                                  dándonos su bendición "


                                        ¡¡ Viva san Fermín, gora san Fermín !!.


Mozos, deseo que tengáis unas carreras "limpias". Mucha suerte. 

7 comentarios:

  1. Viva, Gracias Jose, otro para tí.

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  2. De que es impresionante, lo es!! Sólo lo he visto por la televisión.Es algo cultural y tradicional que se escapa a mi entendimiento,por ser de otra cultura, me parece cruel y peligroso!! Pero, viva San Fermin!!

    un abraXo

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  3. Marilyn, los encierros no son crueles, al menos con los animales. Otra cosa, son las corridas. Peligrosos, eso si. Un toro de 500 Klg. lanzado a la carrera, siempre lo es. Pero sorprendentemente, hay muy pocos lesionados teniendo en cuenta los miles de personas que se colocan en el recorrido.

    Supongo que es nuestra cultura mediterránea la que nos da esa fascinación por los toros. La civilización Minoica, en Creta, hace tres mil años, festejaba a ese animal con juegos donde los atletas saltaban por encima de las astas de los toros, y se enfrentaban a ellos desnudos. Hay algo primigenio, desde la prehistoria, en los genes españoles que nos hace amar y temer a los toros. Para bien o para mal, es nuestro animal-totem.

    Gracias, y un beso.

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  4. Rodericus: Hoy te he visto por la tele corriendo con los toros en el primer encierro. Me asusté cuando ese toro te cogió de la camiseta y te llevó arrastrando cien metros y luego cuando te soltó te corneó el trasero, mientras el público aullaba y aplaudía al toro. Creo que se enfureció mas(el toro) cuando vió tu camiseta y leyó
    "Dallas Cowboys", pues odia a los americanos. La próxima vez que participes de un encierro, te recomiendo que para dejar tranquilos a las bestias y a los humanos, te pongas la camiseta con la leyenda
    "Soy Español"...
    Dime si ya estás bien y te puedes sentar... ;-)

    besos taurinos

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  5. Lucrecia, vaya si estoy bien. Estoy cenando unos cogollos de Tudela con anchoas y vinagreta, que ni te cuento como están.

    El del revolcón, era otro. Todavía le están dando agua en el hospital.

    ¡¡ Mañana, más !!.

    Besitos.

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  6. Ya pasó San Fermín, hasta el año que viene.

    Me alegró descubrír tu blog, me quedo viendo más entradas.

    Un saludo.

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