martes, 23 de agosto de 2011

VIAJEROS, TURISTAS Y FORASTEROS DESPISTADOS.




                         


   Lo hemos convertido en un rito. Desde hace ya algunos años, empleamos una mañana de los últimos días de vacaciones en acercarnos al mercado de La Boqueria, en las ramblas de Barcelona, para llenar la nevera
con algunos de los buenos productos de alimentación que se encuentran allí.

La costumbre comenzó como un ejercicio de nostalgia por mi parte. Nací y pasé los años de mi infancia a unos escasos cincuenta metros de una de las puertas laterales del mercado. Mi niñez transcurrió cruzando el mercado diariamente para ir y regresar del colegio, y el bullicio que se vivía entre las diferentes paradas se me coló debajo de la piel. En las tardes de verano, cuando el mercado había cerrado sus puertas, aquél lugar se convirtió en el patio de juegos para la pandilla de "golfillos" de mi calle. Los vigilantes del mercado, se pasaban la vida persiguiéndonos por los pasillos para echarnos de allí, cosa que casi nunca conseguían. Los accesos se cerraban con una simple cadena en aquella época. Eran otros tiempos, desde luego.

Lo que nos ha "enganchado" a mi esposa y a mí, muchos años después, es la variedad y la calidad de los alimentos que se pueden comprár allí. Carne de ternera de Gerona, bacalao de Noruega, mojama de atún de Barbate, huevos de corral auténticos, y una infinidad de "golosinas" con las que consolarse del final de las vacaciones. Las penas con pan, siempre son mas llevaderas.

Normalmente empleábamos el coche para transportar de vuelta la compra, pero este año, se ha convertido en un imposible. El aparcamiento público de la Plaza de la Garduña, situado a escasos diez metros del mercado, está siendo remodelado en una de esas interminables obras municipales de dudosa utilidad, pero que rinden jugosos dividendos a las empresas constructoras, y a alguna que otra "mano interesada". En el resto del barrio, es inimaginable encontrar aparcamiento. Desechamos la idea en favor del transporte publico, concretamente, la linea III del FFCC metropolitano tiene una hermosa estación justo delante del mercado, la estación de Liceo.

Nada mas emergér de la salida del metro, nos encontramos sumergidos en una multitud de turistas que invaden y casi abarrotan el Llano de la Boqueria.

Entrar en el mercado por la puerta principal, se convierte casi en un imposible. Una multitud de turistas, armados de cámaras digitales, teléfonos móviles con cámara e I-Phones, se dedican a sacar fotografías de la estructura metálica que conforma la puerta de entrada, bloqueando el acceso. La situación me retrotrae a la época en que un servidor jugaba al futbol americano, y habiendo "robado" la pelota, tenia que cruzar la linea de defensa de los rivales. Empezaba a sentirme agobiado.

Una vez cruzada la puerta principal, los pasillos centrales también están bloqueados por una multitud de visitantes que deambulan al mismo tiempo que comen raciones de macedonia, sorben zumos de frutas y miran las paradas con cara de pasmo. De un tiempo a esta parte, algunos vendedores de frutas del mercado han descubierto que vender este tipo de alimentos en tarrinas desechables es un buen negocio con los turistas. Es una forma de darle valor añadido a la mercancía, y de paso una forma de aprovechar la fruta "pasada" que de otra forma tendrían que eliminar tirándola.

Un día de estos, alguien va a "pillar" una buena gastroenteritis. Y los turistas, se dedican a deambular a la vez que comen por los pasillos, mirando al techo y con el riesgo de que te echen por encima de la camisa lo que queda en el recipiente. ¡¡ Un asco !!.

Mi santa esposa, a la vista de la expresión de mal genio en mi rostro, decide que prefiere hacer las compras sola, y tras acordar un punto de encuentro y una hora determinada, me manda a "hacer puñetas" con mucha clase y elegancia. Una vez "solo, fané y descangayado", como cantaba Carlos Gardél en uno de sus tangos, decido tomarme el ultimo café de la mañana en uno de los minúsculos bares del interior del mercado.

Esas barras de bar, son pequeños oasis en medio del bullicio. Allí se reunen clientes y vendedores de las paradas tras una taza de café, y las conversaciones suelen ser tan alimenticias como el genero que se suministra en los puestos. Esta vez, la conversación es unánime : Xosé Mourihno se está cargando el concepto de fútbol sin violencia que tanto trabajo había costado levantar estos últimos años. Comparto mi opinión totalmente con la parroquia. ¡¡ Un asco !!.

Habida cuenta de que me sobra bastante tiempo, decido darme una vuelta por el barrio, para ver que queda todavía del mundo perdido de mi niñez. Encuentro mi vieja calle también invadida por mas turistas que cámara en mano, fotografían hasta los gatos callejeros. Salvo la farmacia de la calle del Hospital, no queda nada de los antiguos negocios, tiendas y pequeños talleres que conocía. Cruzo las Ramblas,y observo que la calzada central está invadida por trileros que se dedican a "desplumar" turistas incautos, vendedores ambulantes e ilegales de juguetes, carteristas y otros "parásitos" de diverso pelaje que viven a costa del descuido, la estafa y el robo. Ni un solo agente de la Guardia Urbana, o de los Mozos de Escuadra a la vista, al menos, de uniforme.
Palpo el bolsillo del pantalón donde guardo mi billetera. Aún sigue allí. Hay aquí auténticos maestros en el arte de robar carteras.  ¡¡ Un asco !!.

Decido echar un vistazo a los fondos de una librería situada en el paseo, "La Casa del Libro". A pesar de que, estrategicamente han situado las ediciones en lenguas extranjeras justo en la entrada de la planta baja, el local está completamente desierto. Tan solo los tres empleados y un servidor. Registro a gusto la sección de "humanidades", apartado de historia contemporánea. Acabo encontrando un ensayo histórico que versa sobre la letra pequeña, los acontecimientos humildes que sumados, condicionan el destino de toda una generación. Sobre héroes antónimos que dificilmente nadie recordará, aparte de sus descendientes. Pago en caja, y salgo de la tienda. Casi me dan ganas de volver a entrar, en la calle la temperatura ronda los treinta grados, y en el interior de la tienda, el aire acondicionado provocaba en mi una sensación casi lujuriosa de placer corporal. La cultura, no es negocio, ni con los turistas, ni con los nativos. ¡¡ Un asco !!.

Enfilo hacia el quiosco de prensa situado unos metros mas arriba, en la misma acera donde se ubica la librería. Un día sin el periódico, no es un día normal en casa. En el trayecto, observo los negocios situados en aquella altura del paseo. Bares y restaurantes donde consumir una cerveza es una temeridad, ya que solo la sirven de barril, y bastante aguada. Lo peor, es que a la hora de pagar la consumición, cobran por una humilde "caña" el importe de todo el barril. Al lado, unas tiendas dedicadas a la venta de recuerdos, "souvenirs" de dudoso gusto tales como camisetas de fútbol, figuras de toros con banderillas, toreros y "bailaoras" de flamenco con traje típico de Sevillana. No faltan los sombreros "mexicanos", ¿ sombreros mexicanos ?, pues sí, aunque estemos a un oceano de distancia. Nunca he entendido que turista puede confundir esta ciudad con una en México. Imagino que serán efectos del "jet-lag" y del alcohol juntos.
Paso junto a un grupo de turistas que mordisquean unos bocadillos envueltos en papel, sentados en el suelo, en el escalón del acceso a una tienda cerrada. Son un grupo de edad madura, ellas vestidas con ropa de marca y accesorios de precio, ellos, vestidos con ropa veraniega, pero de calidad. Para un servidor, el hecho comer, debe de conllevar un mínimo de dignidad y de civismo. Al menos, estar cómodamente sentado, aunque sea en un banco callejero. Lo que antaño era el turismo de "mochila y alpargata", practicado por jóvenes sin apenas recursos, ha pasado a ser turismo "low cost", como dicen los modernos, practicado por adultos sin apenas recursos. Resumiendo, turismo miserable, pero muy bien vestido. ¡¡ Un asco !!.

Me encuentro con mi sufrida esposa, que me larga una par de bolsas con las compras que en total deben rondar los treinta kilos de peso. Volvemos al ferrocarril metropolitano. Al acceder al tren en la estación de Diagonál Linea V, nos encontramos el vagón invadido por la 114ª agrupacion de Boys Scouts de Hackney ( Reino Unido ). Llevan los chicos unos vistosos polos bordados con motivo del campamento de verano de este año, que se desarrolla entre Francia, Andorra y España. El tren se aleja del centro de la ciudad camino del final de la linea, en Cornellá del Llobregát. A llegár a la estación de Collblanc, descienden en masa del vagón. Los muchachos, van a visitar el Nou Camp, el estadio del F.C. Barcelona. 

Si yo fuese el jefe del grupo, se me ocurririan cientos de lugares en esta ciudad mas importantes que visitar que un estadio vacio. Porque un estadio vacio, sin el equipo local y sus seguidores, no es mas que una mole de cemento sin vida propia, sin alma. Algo así como el Coliseo de Roma, difícil de entender sin sus gladiadores y su publico rugiente. ¡¡ Un asco !!.

Barcelona es una gran ciudad con multitud de atractivos para un turismo de calidad. Tenemos varios de los museos de arte mas importantes de Europa, casi a la altura del Louvre de París, o la Tate Gallery de Londres. El destino quiso que un genio como fué Gaudí, y varios arquitectos no menos geniales, contemporáneos suyos, diseñaran y construyeran edificios emblematicos por toda nuestra ciudad. Disponemos de un clima envidiable para los centro europeos, y una ciudad con un pasado histórico tremendamente interesante. La modernidad mas absoluta convive con una muralla romana que acumula dos mil años de antigüedad en sus piedras. Por no olvidar nuestra estupenda cultura gastronómica, y hasta las playas metropolitanas, de una belleza increíble.

Pero aquí, le hemos vendido nuestra alma al turismo barato. El centro de la ciudad, se ha convertido en un "parque temático" al servicio de esta clase de turismo, escaso de dinero para gastar, y que se conforma con deambular comiendo bocadillos, y haciendo fotografías a las tristes "estatuas humanas" que han invadido las Ramblas.

Si este turismo miserable, ramplón y hortera, nos tiene que sacar de la crisis económica, que el cielo nos ampare. ¡¡ Un asco !!.

- ¡¡ Nene, peor están en Lloret de Mar con el turismo de borrachera !!. Ya sabes, esos ingleses y alemanes veinteañeros que viene aquí en vuelos de bajo coste tan solo porque el alcohol es mas barato aquí que en su país de origen.
- Esa es otra, Timoteo, esa es otra.

6 comentarios:

  1. Rodericus pedazo de post nos has brindado hoy. Estoy de acuerdo contigo pero no se hasta que punto es posible girar la tortilla, creo que todas las capitales europeas deben sufrir algo parecido, si a tu aeropuerto llega una línea low cost convivirá el turismo de calidad (que también lo hay) con el turismo "low cost". No se...

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  2. Ciertamente, Rodéricus, ¡Un asco!

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  3. Y que cuando fui con mi chico a Barcelona, estaba cerrado el Mercat :-(
    Pero bueno...aproveché mi estancia en la ciudad después de un festival de heavy en el parc del forum, para visitar otras cosas, entre ellas el Parc Güell y el Nou Camp, que aunque esté vacío, para algunos poder verle y estar dentro, hacer una visita guiada, es un sueño hecho realidad, porque es algo que queríamos hacer desde pequeños (como es mi caso).

    Muy buen post Rodericus!!

    Un abrazo,

    Rebeca.

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  4. Bandero, creo que en la "invasión" del otro dia tenian que ver algo los cuatro super-cruceros" que habian coincidido en el puerto. Creo que la mayor parte del pasaje, al ir a "gastos pagados", en su visita a la ciudad no dejan mas de cinco Euros en gastos, entre la mencionada macedonia y el agua mineral.

    Tenemos turismo de calidad y cultural, solo hay que echar un vistazo a la Fundación Miró o al paseo de Gracia, pero lo que invade las Ramblas, es como una plaga biblica. No se si los negocios de la Rambla se han especializado en turismo "tonto", o al no dar otras opciones, lo que "aterriza" por allí, está condicionado por el entorno. El huevo, o la gallina, no sabemos lo que fué antes. Espero que el nuevo ayuntamiento se lo tome en serio, porque el barrio se ha transformado en un desierto sin vida propia.

    Un saludo.

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  5. Carlos, esperemos que se solucione esto, o al menos, que a quien le corresponda, tome cartas en el asunto. Meses atrás, pusieron una denuncia contra el "Pastis", el barecillo de toda la vida, por ruidos. Parece ser que el edificio donde esta ubicado, se ha convertido en un bloque de apartamentos turisticos, y la musica de Edith Piaff, Charles Aznavour, Maurice Chevalier que siempre ambienta el locál, les molestaba a los huespedes de encima. No quiero saber que pasaria si en el local "pinchasen" "Heavy Metal".

    Se que es imposible darle marcha atrás al relój, pero seria deseable que el Raval recuperase su vida propia, mas allá del turismo.

    Un asco.

    Saludos amigo

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  6. Rebeca, es una lastima. La sinfonia de colores, los aromas, la diversidad del genero que se vende allí, es en si un espectaculo. Los mejores cocineros de la ciudad suelen hacer la compra personalmente allí, y tomando café, a veces compartes barra con alguien que tiene un par de estrellas en la Guia MIchelín.

    Lo mio con los estadios, quizas es deformacion "profesional". He practicado deporte de competicion a nivel amateur, y el ver apagarse las luces de un campo de juego, con la soledad invadiendolo, me causa una cierta sensacion de tristeza. Tambien quizas estoy acostumbrado a alguna de las tardes-noches pasadas en el Nou Camp, envuelto en la multitud, y escuchando el rugido, y a veces, los silencios de la masa, que son casi tan elocuentes como el ruido. Me cuesta entender el estadio vacio.

    Si volveis por aquí, me comprometo a guiaros un sabado por la mañana a través del mercado. Se aprende mucho de una ciudad observando como comen sus ciudadanos.

    Un abrazo

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