Eran las diez de la mañana, y Klaus Hoffmann ocupaba su puesto de trabajo en la cadena de montaje de Borrs Elektro Gmbh, cerca de Stuttgart. Acababa de regresar a su lugar en el banco de verificación, tras una pausa de descanso de veinte minutos.
Había iniciado su turno de trabajo a las seis de la mañana de aquél dia a finales de Junio del año 2.014. Había salido durante el descanso al patio de la factoría. El dia había amanecido claro y sin nubes, anticipando una jornada calurosa en aquellas latitudes. Klaus habia fumado un pitillo recreandose en aquél sol veraniego, que le anticipaba la llegada de sus ansiadas vacaciones. Aquél invierno pasado, se le había hecho muy largo. Su piel parecía beberse aquél radiante sol, despues de tantas semanas sin apenas verlo.
De regreso a su puesto en el banco de pruebas, siguió con su tarea. Esta consistía en verificar las unidades centrales del sistema de seguridad Airbag que suministraban a varios fabricantes de automóviles. Los modelos que verificaba aquella mañana, irían destinados a la cercana planta de Mercedes Benz. Conectaba las unidades a un terminal de ordenador, cuyo programa verificaba que todos los componentes electromecánicos de la unidad funcionasen adecuadamente. La interfaz del ordenador, le indicaba en el menú de su pantalla que todo el equipo funcionaba correctamente, y que el sistema accionaria correctamente los diferentes sacos de aire del vehículo, y que dispararía también los tensores pirotécnicos de los cinturones de seguridad. Cada función tenia un apartado en la pantalla, cuya ventana final debía iluminarse en verde con la palabra "correcto" al final de cada chequeo.
Raramente aparecía alguna unidad que por diferentes razones no superaba las pruebas del ordenador de chequeo. En este caso, Klaus separaba aquellas piezas en la zona de rechazo, con una etiqueta adhesiva que identificaba en que función del aparato se había detectado el fallo.
Lo que despues sucedía con aquellas piezas defectuosas, Klaus lo ignoraba. La realidad es que la mayoria eran destruidas. La empresa consideraba mas caro reparar las averiadas, que asumir las perdidas de los conjuntos defectuosos.
Salvo algunas que de vez en cuando, Ernst Schwarz, el jefe del departamento de calidad, hacia circular otra vez por la linea de verificación con un nuevo numero de serie. Era su manera de comprobar que "sus" verificadores trabajasen con los ojos abiertos en sus dos turnos de trabajo.
Klaus supo que Nicole Klein estaba cerca de él antes de verla o escuchar su saludo. Podía oler aquel maravilloso perfume floral y de cítricos que ella usaba habitualmente, a Klaus le encantaba aquella fragancia, y le encantaba aún más Nicole. Un segundo mas tarde, escuchó su voz a sus espaldas.
-- Buenos dias Klaus, ¿ como lo llevas hoy ?.
Klaus pertenecía a un grupo de amigos que se había formado tras conocerse todos trabajando en la empresa. Nicole era tambien miembro de aquel grupito que había congeniado, y que de vez en cuando organizaban alguna salida juntos los fines de semana.
Klaus conectó otra central al ordenador, y mientras se giraba en su silla, pulsó la tecla "enter" del ordenador.
-- Hola Nicole, ¿ a que se debe tu agradable visita ?.
-- Verás Klaus, las chicas del grupo hemos pensado regalar a Joachim y Helga el arreglo floral de la iglesia para el dia de su boda, haciendo un fondo común entre todos. Salimos a cuarenta Euros por cabeza. ¿ Puedo contar contigo también ?.
La verdad es que la boda de Joachim y Helga le importaba un rábano a Klaus, no eran precisamente sus miembros del grupo favoritos. Pero si se lo pedia Nicole, no podía negarse. No podía aparentar ser un tacaño o dejar ver su desinterés por el bodorrio ante aquella maravillosa mujer.
Mientras hablaba con ella, echando un vistazo de reojo al escote de la bata de trabajo de la muchacha, sus manos seguían con los movimientos mecánicos de la verificación sobre el banco de pruebas.
-- Pues claro que sí, simpatica. Cuenta conmigo, al acabar el turno te daré el dinero.-- Dijo Klaus con la mejor de sus sonrisas.
La chica le devolvió la sonrisa a Klaus, y se despidió de él.
-- Nos vemos a la salida.
Klaus contempló algo embobado como Nicole caminaba alejandose de él por la linea de montaje. Aún perduraban en el aire los ecos aquél perfume tan sugerente. Klaus desconectó la unidad sin mirar a la pantalla, y el ordenador pasó a la pantalla de espera.
Suspirando al recordar el escote de Nicole, colocó sobre la placa de la unidad la etiqueta de verificación con su numero de operario y la fecha, y la colocó en la caja de plástico de las unidades verificadas, junto a otras once. Accionó el pedal de la cinta transportadora para alejar la caja llena, y que otra vacía ocupase su lugar.
Si Klaus hubiese prestado atención a su pantalla, habría visto que uno de los medidores de deceleración de la ultima placa no funcionaba correctamente, y que su ventanilla había estado parpadeando en rojo en la pantalla. Pero al desconectarla, el ordenador se había reseteado automáticamente a la espera de otra unidad.
No era una unidad defectuosa introducida a prueba en la linea por el jefe de calidad.
Una hora mas tarde, aquella central de "airbag" llegaba, con cuatrocientas idénticas más y de números de serie consecutivos, a la puerta catorce del almacén de la cercana fábrica Mercedes Benz en Stuttgart. Tras ser registrada en la recepción de materiales con un lector de código de barras láser, la central fué enviada a su destino, la linea de montaje del modelo CLS.
A ultima hora de la tarde, la placa defectuosa fué montada bajo el tablero de instrumentos de un CLS de color gris. El código de la etiqueta de aquél vehículo, indicaba que estaba personalizado con todos los accesorios de gama alta opcionales, incluyendo tapizados en cuero natural y un equipo de sonido casi profesional, y que su destino era un concesionario en Barcelona, España.
A la mañana siguiente, un tren de carga enfilaba hacia el sur con un centenar largo de vehículos Mercedes en sus vagones. El tiempo había cambiado, y la locomotora diesel se abría paso hacia la soleada España entre diluvios de lluvia cayendo sobre ella.
( continuará )
Agggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggg
ResponderEliminar¿qué pasó ?
Esperaremos la continuación.
ResponderEliminarBesazo.
Si es que el amor nos trae de cabeza. Jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo, Rodericus.
Acabo de encontrarme con alguien que sabe como funciona de verdad un airbag, lo digo por los sensores de deceleracion...
ResponderEliminarCreo que Klaus Hoffman ha dejado la linea de montaje y se dedica a otras cosas...
https://en.wikipedia.org/wiki/Klaus_Hoffmann
El nombre adecuado es "sensores de aceleracio", pero me pareció mas comprensible para los profanos lo de "dese"
EliminarMiden el cambio brusco de velocidad, están tarados para dispararse en un cambio determinado de velocidad, y están duplicados en cada centralita para evitar disparos indeseados.
Hoffmann es un apellido bastante habitual en Alemania, seria el equivalente a un "Rodriguez" iberico.
Un abrazo.
Un saludo
ResponderEliminarAinssss...que lo veo venir.
ResponderEliminarMe he quedado con diferentes cosas de tu historia...La primera, que somos realmente estúpidas las personas, por "el qué dirán" acabas "regalando" dinero a alguien que te importa una mierda. A mi me ha pasado y me seguirá pasando...grrr...me encantaría poder decir, no, paso del regalo porque paso de esa persona. ¿Es políticamente correcto?.
ResponderEliminarSegundo, cómo son los hombres!!! que siempre están dispuestos a perder el norte por un escote...grrrrr.
Y en este caso, descuidar el trabajo.
Me viene a la mente algo más, hay trabajos en los que no cabe estar despistado, ni tener un mal día, ni nada... porque las consecuencias pueden ser fatales...no sé si será el caso.
Voy a seguir leyendo!!!!!!! yuhuuu