"Jamas seria socio de un club que admita como miembros a gentuza como yo". ( Groucho Marx )
domingo, 4 de septiembre de 2011
Una luz roja en el tablero de control
Banda sonora a este "post" : "Adiós Papá" de Los Ronaldos"
Días atrás, una noticia aparecía camuflada en las ultimas paginas de los diarios, y de pasada en el relleno de algunos de los informativos de televisión : En Bilbao, algunos restaurantes ha prohibido el acceso a los menores.
Se han alzado unas pocas tímidas protesta por parte de alguna asociación de defensa de la familia, y alguna carta publicada por algún periódico en la sección de "Cartas al director", en la que algún ofendido padre de familia reivindica el derecho al libre acceso a cualquier local de hostelería en compañía de sus pequeños.
Lo que ya no es tan conocido, es que desde hace algún tiempo, hay cadenas de hoteles en España y el extranjero que tampoco admiten menores de edad entre sus huéspedes.
Detalles como estos deberían de hacernos reflexionar de como y porqué se ha llegado a esta situación.
No es que uno sea un asiduo comensal de los locales de hostelería. A nivel particular, no pasa de la docena de ocasiones al año en que salgo a comer fuera de casa en compañía de amigos y familiares. Otra cosa es que por motivos laborales, entre semana no me queda mas remedio que comer en algún restaurante ubicado en mi zona de trabajo de lunes a viernes.
En los últimos tiempos, he podido contemplar y escuchar sonoras rabietas de algunos críos en los comedores de algún restaurante, bajo la mirada indiferente, y en algunas ocasiones, complaciente de los padres. También en algún caso, los pequeños convierten el comedor en su patio de juegos, con las consiguientes molestias para los camareros y el resto de comensales.
Quince o veinte años atrás, ante una rabieta infantil como las que describo, la imagen habitual en estas situaciones, era ver como una azorada y enrojecida madre, emprendía el camino de la puerta del local con el pequeño vociferante en brazos. Una vez en la calle, la madre procedía a calmar al pequeño, y un vez recuperada la normalidad, ella regresaba con su retoño al local para continuar degustando su comida, en ocasiones pidiendo disculpas al resto de los parroquianos por el incidente.
¿ Que es lo que ha cambiado también en estos años en nuestra sociedad ?. La forma y las maneras en que educamos a nuestros pequeños.
En estos años, en nuestra sociedad se han producido cambios muy acelerados en la estructura familiar y social, que deberían ser dignos de un sesudo estudio por parte de los sociólogos.
El mas significativo ha sido el descenso de la tasa de natalidad de las mujeres españolas en los últimos cuarenta años, que ha coincidido con la masiva incorporación de la mujer al mundo laboral en España. Esto, unido al aumento del coste de la vida, ha propiciado la reducción ostensible en el numero de hijos de cada pareja en edad fértil.
La figura del "hijo único" se ha extendido entre los matrimonios y las parejas, cuando antaño lo habitual eran familias compuestas por dos, tres o cuatro hermanos. Se trata a los niños como a un bien escaso y precioso al que hay que colmar de cuidados y de caprichos, a lo que colaboran el resto de los familiares, tíos y abuelos.
Por otra parte, nuestra forma de vida en los últimos años, ha propiciado que los críos, desde muy corta edad, compartan muy poco tiempo al día con sus padres, enfrascados en largas jornadas laborales ambos para poder llegar a final de mes. Los pequeños, acaban abandonados ante una pantalla de televisión o una consola de videojuegos, en soledad, o compartiendo juegos y gamberradas durante horas con pandillas callejeras, salvo honrosas excepciones.
Y por otro lado, maestros y profesores han visto mermada su autoridad ante los alumnos. Días atrás, escuché una entrevista radiofónica con una profesora de enseñanza secundaria, miembro de un sindicato de enseñantes.
La buena mujer se quejaba de que muchas familias han abdicado de enseñar principios básicos
como la higiene a los pequeños, delegando en ellos unas funciones de formación que no les corresponden en absoluto.
Estos días de vacaciones pasados en Cantabria, he "compartido" hotel con los miembros de un escuela juvenil de "Súrf". Una bandada de adolescentes entre los doce y dieciocho años, que padecen una ebullición de hormonas en su sistema linfático.
Lo paradójico del caso, es que en las playas de la zona, el oleaje en condiciones normales no supera los cuarenta o cincuenta centímetros de altura. Dificilmente se generan olas que puedan ser aprovechadas para realizar una buena "cabalgada" a lomos de una tabla, y mucho menos enseñar los principios básicos del súrf. Pero a nadie parecía importarle demasiado este detalle.
Los cursos y la estancia eran relativamente costosos, con lo cual, aquellos críos eran los hijos de familias adineradas que podían correr con los gastos de una semana de aprendizaje del deporte.
No voy a decir que todos se comportasen como cavernicolas, pero había una minoría que me ha dado una imagen clara de como debía haber sido convivir con el hombre de Cro-Magnon. Sucios, indisciplinados y con un lenguaje muy limitado. Con una carencia absoluta de capacidad para convivir respetuosamente con su entorno. Unos asociales, carentes de empatia, mimados hasta lo inimaginable, y sin ningún tipo de tolerancia a las frustraciones. Fui testigo de como uno de estos angelitos, vestido con una camiseta oficiál del Real Madrid, destrozaba una silla porque el F.C. Barcelona se había adelantado en el marcador a su equipo durante el partido de ida de la final de la Supercopa.
Entiendo que sus familias, los mandan allí no para que practiquen y aprendan un deporte, sino para deshacerse de ellos al menos durante unos días, traspasando el problema a otros.
Así es que puedo entender perfectamente que cualquier restaurante con cocina de calidad, que cobra a sus clientes minutas que oscilan sobre el centenar de Euros por comensal, decida asegurar la paz y el silencio adecuados para poder mantener una conversación en un tono normal en sus comedores, y que su parroquia se dedique a disfrutar del cubierto que pagan con tranquilidad.
Y que haya hoteles que garanticen la tranqulidad a sus huéspedes, sin que en sus pasillos los jovencitos monten alborotos ni fiestas salvajes a deshoras.
Mas que escandalizar a nadie, este asunto debería hacernos reflexionar sobre la calidad de la enseñanza en nuestras escuelas, y lo peor, sobre la calidad de nuestra sociedad.
Los africanos, suelen decir que para educar a un niño, es necesaria toda la tribu. No me cabe la menor duda de que en medio de las carencias materiales, habrá en África críos mejor educados que una mayoría de nuestros compatriotas.
Es otra luz roja que lleva tiempo encendida en el panel indicador de nuestra sociedad. El mayor tesoro que podemos legarle a nuestros hijos, es la formación y la educación que les lleven a superar las dificultades de un mundo cada vez mas complejo. Ese debe ser nuestro regalo para ellos, las herramientas para trabajar su vida.
Si los padres educaran mejor a los hijos, no existirían estos problemas.
ResponderEliminarA mi me bastaba una mirada de mi padre, para quedarme quieta sin rechistar en la silla.
Y si he sido una niña hiperactiva y traviesa, con mi madre hacia lo que quería, pero siempre supe dónde estaba el límite.
Y educar a los hijos y ejercer de padres, sin darles todos los caprichos, no es quererlos menos, sino al contrario.
Hacer de ellos una persona que sepa comportarse como debe.
Hay sitios para jugar, y sitios para comportarse correctamente sin molestar.
Estoy de acuerdo contigo Rodeericus!!
Un abrazo,
Rebeca.
Me gusta disfrutar de una buena comida en un buen restaurante en calma, y de unos días de descanso en un pequeño hotel sin "soportar" las incomodidades de compartir el espacio con según quien, así estoy de acuerdo con estas reglas, que por otra parte se han hecho necesarias, porque ahora hay quien se lleva al niñ@ a comer a un restaurante de 150 euros por cabeza, sin preocuparse de que sepa usar los cubiertos y mucho menos comportarse.
ResponderEliminar¿que hacemos mal? Demasiadas cosas, pero probablemente el convertir cada hogar en una isla, tiene mucho que ver con la situación, nos falta la tribu, y las ganas de educar que incluye el decir "NO".
Una estupenda reflexión, pero seguro que hay más de uno y de dos que piensa todo lo contrario.
Un saludo
Sí señor, una estupenda reflexión!
ResponderEliminarDices "se trata a los niños como a un bien escaso y precioso", efectivamente y en vez de darles lo mejor para su futuro se les da "lo mejor" para que el instante siguiente no lloren, no sufran, no se fustren, sean felices, etc. pero cuando estos niños se hagan mujercitas y hombrecitos y reciban las primeras tortas de la vida, que será de ellos...
Un abrazo Rodericus y gracias por hacernos reflexionar sobre temas importantes como este.
Yo creo que los hijos son el reflejo de la poca educación-civico-social que han recibido los padres. Nada más tienes que ver la "moda" de cambiar de carril sin utilizar los intermitentes. Falta mucha educación.
ResponderEliminarYo creo como dice Carlos Fox que los hijos son educados si los padres lo son, la educación que se imparte en casa es la que se refleja fuera de ella. El comportamiento que tengan los padres entre si también es un ejemplo vívido de lo que aprenden los hijos, así mismo que el vocabulario que se tenga. Todo se refleja en los pequeños enanos copiantes de la familia.
ResponderEliminarUn besazo J. (ya quedaremos espero que prontito, para ese café pendiente)
Rodericus, hay un hecho evidente para cualquier madre que tenga varios hijos, unos por sí solos son un remanso de paz, y otros un cúmulo de rabietas. A veces los padres no sabemos qué hacer porque los niños en lugares públicos suelen ser impredecibles. Yo optaba por llevarles fuera y volver cuando se restablecía la calma, y quizá las más de las veces no pisar un restaurante hasta que la edad de las rabietas había desaparecido.
ResponderEliminarEsto a la gente que no tiene hijos, o que ha sido muy rígida con los propios le cuesta asimilarlo. Todas las etapas del niño se pasan, y cuanto más presionado está peor responde. Opino que efectivamente no es esta la época mejor para criar a los hijos de forma sensata. Pero que no debemos excluirlos de nuestra sociedad porque resulten molestos. Son niños. Cuanto más los alejemos del mundo de personas cabales peor estarán. Todos debemos de colaborar en darles ejemplo.
Aunque viendo lo que me cuentan trabajadores de ahora, los chicos que empiezan tienen serios problemas de adaptación en todos los sentidos. Están tan tirados a la calle desde muy pequeños que no son tiempos muy fáciles, la verdad.
Saludos