Pero a veces mi lado crítico y refléxivo me puede, y puede más que mis buenas intenciones.
El pasado viernes ocurrió un incidente durante mi jornada laborál. Trabajo en una de las empresas mas importantes de la zona catalana en sú especialidad : materia prima para la industria metalúrgica dedicada a la fabricación de estructuras y maquinaria pesada de todo tipo.
Mí función en la empresa es ofrecér asesoramiento técnico y comerciál a la clientela, y analizár también la cartera de clientes, viendo que es lo que nos queda y como sobrevivir a la debacle.
Esto entraña revisár el fichero de clientes de los últimos veinte años y reportár quién resiste y que potenciál tiene como consumidór de nuestros productos.
Pués bién, el vienes me dirigí a una empresa situada en el mismo poligono industriál donde se ubica la mia. Se trataba de una industria especializada en estructuras metálicas para la construcción y aplicaciones industriales. Al acercarme veo que está cerrada y con el consabido cartél de "naves en álquilér" de una immobiliaria. Estaciono el coche y me dirijo a la entrada principál, por si ha habido un traslado a una nueva dirección y existe algún tipo de aviso colocado. Casualmente en aquél momento llega el atiguo propietario del negocio, ha quedado citado allí con el gerente de una empresa de compra-venta de maquinaria usada. Está liquidando el negocio. Es una persona mayór, que ya ha alcanzado la edád de jubilarse, un hombre amable y sencillo que me explica con amargura la odisea de los últimos dós años de trabajo antes del cierre.
Aparte de la consabida retahilas de problemas que llevaron a la empresa al cierre, me confiesa algo que me deja la sangre helada.
- Les ofrecí a los trabajadores la posibilidad de quedarse la empresa, de quedarse con las instalaciónes, la maquinaria, la cartera de clientes, ¡¡todo!!, con tál de que ellos continuasen adelante, ¡¡ y no lo aceptaron!!, han preferido cobrár el desempleo.
Me despido de aquél buén hombre con unas palabras amables y deseandole suerte, aunque quizás la necesite yo más que él, y ya en el coche procedo a colocár en la ficha la inscripción : "desaparecido y en proceso de liquidación".
Ya he conocido varias crisis diferentes, y por motivos profesionales he guardado una estrecha relación con industrias vascas del metál.
La crisis de los años ochenta en la industria del metál vasca se llevó por delante una buena cantidád de grandes empresas del ramo, y resurgió con fuerza el movimiento cooperativista, que allí, por razones culturales e historicas siempre ha tenido arraigo. En esos años nacieron grupos industriales actualmente potentes, como la Corporación Cooperativa Mondragón, propietaria de la marca Balay y del grupo de alimentación Eroski y Carrocerias Irizar, especialistas en carrozados de autocares y exportadores de éxito de sú producto a medio mundo, aparte de toda una constelación de pequeñas y medianas empresas que han refinado y perfeccionado sus sistemas productivos en todo este tiempo, y que són un referente de calidád en todo el ramo.Hay que recordár también que este tipo de iniciativas recibieron el apoyo totál y entusiasta del gobierno Vasco de la época, convencido de que el futuro pasaba por sacrificár impuestos fomentando el empleo a toda costa y haciendo una apuesta clara por el futuro, ya me gustaria que los politicos del tripartito Catalán tuviesen la misma visión.
No es fácil sacár adelante una cooperativa en estos tiempos, pero para arrancar cuentas con ayudas de todo tipo por parte de la administración. Se puede recurrír a capitalizár el desempleo, cuentas con asesoramiento gratuito en lo que respecta a la constitución de la sociedad, exenciones fiscales importantes durante los primeros tiempos, y haciendo un esfuerzo personál y de conjunto, es factible no fracasár y salír adelante. Eso sí, con unas condiciones salariales de supervivencia por un tiempo indeterminado, y con claridad de ideas.
Pero nó, no es esa la actitud que observo estos dias. Es preferible irse a la oficina del INEM, y esperár que la suerte ó papá estado nos saquen las castañas del fuego.
Recuerdo unas encuestas que se publicaron hace cosa de trés años, sobre la consideración de clase sociál que tenian de sí mismos los entrevistados, el 60% se declaraba de "clase media". ¿De clase media un asalariado?. Yo tengo claro que dependo de una nómina, e independientemente de lo buenas o malas que sean las condicines del contrato, soy un obrero, un trabajador que depende de sús habilidades manuales e inteléctuales para vivír, y que si unas malás circunstancias en la empresa me pusieran en la disyuntiva de implicarme en ella invirtiendo en ella mi seguro de desempleo, lo haria sin pensarlo dós veces.
Pero por lo que parece, la clase obrera hemos perdido el valór y la determinación necesaria para tomár la iniciativa y sér los dueños de nuestro destino, atemorizados por la posibilidad de que el banco de turno nos expropie por falta de pago lo poco que tenemos, y hoy asisto al requiem "corpore insepultum" por toda una clase que hipotecó su futuro por unos falsos mitos de progreso, y la hipoteca se ha ejecutado.
Peces de ciudad
que perdieron las agallas
en un banco de morralla
en una playa sin már.
Hemos perdido el valor, somos cobardes (o acomodaticios) Nos asusta el riesgo, no queremos perder nuestras vidas cómodas y vacías. ¿pero qué harán cuándo el paro se acabe? ¿esperar a que el gobierno conceda nuevas ayudas? Vivir sin esfuerzo.
ResponderEliminarEs triste pero es verdad. Desgraciadamente vamos a ser observadores y actores de la descadencia de nuestra sociedad.
ResponderEliminarActitudes como las de estos trabajadores que prefieren cobrar del INEM que arriesgar, son el reflejo de una sociedad que se ha subido al "bien estar" y se ha olvidado del esfuerzo necesario para conseguirlo y mantenerlo.
Rodericus, en mi caso no nos dieron opción a quedarnos con la planta, ya que se llevaban la producción a otras plantas del grupo en España, incluso en Catalúña (tras la fusión) de todas maneras, me temo que no habríamos aceptado. En Cataluña no está tan arraigado el espítitu cooperativista como en Euskadi.
ResponderEliminarNo obstante, a nivel personal, estoy pensando en hacerme tontónomo, perdón, autónomo u buscarme la vida.
Saludos Rodéricus.
Fabular con una vida sin responsabilidades es algo que todos hacemos alguna vez, pero hace falta tener poco amor propio para tumbarse a la bartola teniendo posibilidades de hacer algo por uno mismo.
ResponderEliminarTenemos lo que nos merecemos.
Sencillamente creo que el pánico a perder el ultimo euro ha podido con ellos. Pero el desempleo es la peór de las opciones, o al menos a mi me lo parece. Aunque para llevár adelante una cooperativa hace falta gente con las ideas muy claras y espiritu de sacrifico, colocarse un salario minimo de supervivencia y jugár con las bazas que tienes en la mano. Y solo arriesgan siempre los que no tienen nada más que perder.
ResponderEliminarGracias amigos.