"Jamas seria socio de un club que admita como miembros a gentuza como yo". ( Groucho Marx )
domingo, 7 de octubre de 2018
NOCHE SOBRE LOS MARES ( ENEMIGOS DE AYER 1ª PARTE )
El pasado martes llegó para mí la hora de la verdad, y me sometí a una operación de cadera, un implante de prótesis para corregir una artrosis que estaba llegando hasta sus ultimas consecuencias en dolores insoportables y en dificultades serias para mi movilidad.
Grácias a las técnicas quirúrgicas, a un buen equipo de cirujanos y traumatólogos la operación fué efectiva y con una recuperación sorprendentemente rápida.
También han contribuido a ello todo el personal sanitario de la unidad de traumatología del Hospital Universitario de Bellvitge, en Hospitalet, para los que solo tengo palabras de agradecimiento por su profesionalidad y por el trato recibido en todo momento, que derrocharon conmigo calidez y simpatía.
Caso aparte es el suministrador de los víveres de la dieta del hospital, Lo del café para el desayuno que suministra es un crimen contra la humanidad, que solo se puede expiar siendo fusilado al amanecer, y sin derecho a cigarrillo ni a unas ultimas palabras.
La vida hospitalaria es un mundo aparte de nuestra realidad habitual. Hay que dejar en la puerta del hospital nuestro pudor, nuestra vanidad, y nuestro ego.
Ya los recuperaremos cuando salgamos con el alta. Allí dentro no nos ayudan en nada, y solo servirán para crear dificultades añadidas. Hay que acostumbrarse a enseñar el trasero sin ningún pudor y naturalidad, vestido con la bata hospitalaria.
Compartí habitación con Vasile, un moldavo de edad similar a la mía, que padece un cáncer óseo que amenazaba con disolver las vertebras centrales de su columna dorsal. Al dia siguiente de mi operación, se sometió a una cirugía para estabilizar sus maltrechas vertebras con la inserción de unas barras y tornillos de titanio. Una operación con un post-operatorio bastante doloroso, que hay que "regar" con abundante morfina durante unos cuantos dias, como en mi caso. De hecho, cada uno disponíamos de una bomba de morfina que accionábamos a voluntad según la intensidad de nuestros dolores.
Así fué como compartimos unas cuantas noches de insomnio y duermevela, muy similares a las de los que están ebrios de alcohol y se hacen confidencias personales que en otras circunstancias no serian posibles.
Vasile emigró aquí hará unos trece años, junto con su esposa y sus seis hijos buscando una vida y un futuro que ninguna de sus dos patrias podía darle en aquellos momentos. El es un mecánico con buena formación y especializado en soldaduras técnicas.
Era la época final de la recalentada expansión económica de nuestro país, que requería oficios que hasta ese momento nuestro sistema formativo, y nosotros mismos habíamos despreciado y marginado ( ¿ soldaduras, caldereros ?, ¡¡ puagg !! trabajos de obreritos indignos ). Aquí había que ser arquitecto, abogado, master en algo o político para ser considerado un "hombre de provecho".
Durante los años de la construcción de la fallida Linea Nueve del Ferrocarril Metropolitano de Barcelona, fuí testigo de las reuniones diarias de los soldadores que trabajaban en las estructuras metálicas de los túneles de la obra. Corrillos de diez o doce trabajadores, a los que el ingeniero de turno asignaba el tajo diario. ¡¡ recurriendo a los servicios de un traductor !!, porque la mayoria eran de origen polaco o eslavo. Hubo que recurrir a ellos, porque nuestro sistema de formación profesional no podía suministrar los técnicos suficientes para todas aquellas obras, y las empresas se "robaban" literalmente las unas a las otras el personal necesario para aquellos trabajos.
Puedo aseguraros que una soldadura de tecnica TIG bién realizada no está al alcance de ningún lerdo, y que de ella depende la seguridad de estructuras críticas que usamos cada dia sin darnos cuenta de ello, desde puentes, estructuras metálicas, maquinaria de transporte y hasta vulgares ascensores.
Allí en aquella habitación, convivieron dos tipos de orígenes dispares, culturas diferentes, pero curiosamente con un común denominador, los dos tenemos dos patrias, dos lenguas , y los dos hemos estado en un momento dado en trincheras enfrentadas, vistiendo uniformes antagónicos y con la posibilidad de habernos exterminado mutuamente sin conocernos.
En el siguiente "post" os aclararé el porqué de las dos patrias de Vasile, y de como demonios nos podriamos haber matado mutuamente hace ya bastantes años.
Mientras tanto, expresaros mi felicidad por haber cruzado las nieblas de Avalon de ida y vuelta, y estar recuperándome felizmente.
Grácias a todos por los buenos deseos que me expresasteis, en este caso han funcionado.
Me alegro mucho, ánimo y a continuar y reponerse.
ResponderEliminarUn abrazo de todo corazón
Miquel
Grácias Miquel, lo se perfectamente.
EliminarTenemos una almuerzo pendiente y una visita a tus ángeles del Raval.
En cuanto pueda caminar de una manera razonable ( seis u ocho semanas según el "fisio", tenemos que hacerlo.
Un abrazo.
contiuará..., mentrestant ja estàs de nou 'on the road', a recuperarse del tot.
ResponderEliminarSalut
Si senyor, the show most go on en tots els sentits.
EliminarMoltas merçès.
Me alegro mucho de que todo haya ido bien y que poco a poco te vayas recuperando. Algunas veces he pasado por hospitales y confirmo todo lo que dices sobre todo en referencia al condumio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Grácias Cayetano. Lo del condumio aquí ha alcanzado niveles críticos, lo del café es imperdonableeeeeeee.
EliminarOtro abrazo para tí.
No hay café bueno en los hospitales, ni batas decentes, ni camas cómodas ni sueño reparador. Todo esto está hecho adrede para que el paciente tenga ganas de volver a casa, a su cama, a su ropa y a su café. Tus quejas indican que vas por buen camino :D Me alegra que todo haya ido bien, en breve el café tendrá el sabor de siempre, todo depende de ti... ya sabes dónde lo hacen bueno..
ResponderEliminarGrácias Gemma, yo soy el primer sorprendido por la rapidez del post-operatorio.
EliminarNo, los hospitales no son un hotel de una estrella siquiera, y entiendo que no se puedan servir manjares, pero se pueden elaborar cosas sencillas y buenas a un precio razonable.
La cafetera de casa es estupenda, y tengo una cafetería mágnifica a cincuenta metros de casa. En cuanto pueda poner un pié en la calle, me tomaré un buén café.
Un beso.
Me alegro de tu pronta recuperación.
ResponderEliminarY sí, en los hospitales ves historias increíbles.
Grácias. Los hospitales son las bahías donde el oleaje de la vida deposita las barcas averiadas, para que los carpinteros de rivera las afinen otra vez si eso es posible.
EliminarUn besazo.