Mañana del día de San Juan. Mi amiga L. y yo quedamos para dar un paseo al mediodía y tomar juntos un aperitivo.
La ciudad aparece sembrada de los restos de la verbena celebrada la noche anterior. Algunas calles aún lucen los adornos de papel que decoraron la fiesta nocturna. Por todas partes, aparecen los restos de los petados y fuegos artificiales que incendiaron las calles y el cielo la noche anterior. Algunos críos aún siguen lanzando petardos, restos del arsenal de la pasada fiesta. Las calles aún respiran el olor a pólvora quemada, a azufre, y en algunos rincones, aún están las cenizas de alguna de las escasas hogueras que se encendieron la noche anterior para celebrar el paso del solsticio.
La ciudad entera respira un cierto aire de resaca.
Los perros ya empiezan a acusar el calor del verano, y mi pareja de "chicos" jadean ya tras una pequeña caminata. Decidimos tomarnos un respiro en una terraza, con unas cervezas frías para nosotros, y agua fresca para los perros. El cielo se está encapotando, y amenaza con regalarnos una tarde de lluvia refrescante.
Mi amiga saca el teléfono móvil del bolso. He conseguido convencerla para compartir juntos algo de comida casera, y decide llamar a su hija veinteañera para avisarle de que no comerá con ella en casa.
Tras acabar la llamada, me sorprende observando su teléfono móvil, un modelo "Nokia" algo anticuado ya. En los últimos años, mi amiga L. siempre ha usado modelos de teléfono inteligente de ultima hornada.
- ¿ Porque miras con esa cara de asombro el teléfono ?.
- Pues por nada, me extraña un poco verte con esa antigualla, ¿ Que ha sido de tu flamante "smartphone", aquél del logotipo de la manzana ?.
- Averiado y está en el servicio de asistencia técnica. Desde que lo compré el año pasado, ha tenido ya un par de averías extrañas. Y no me lo cambian por uno nuevo, no. ¡¡ Se empeñan en reparar el mismo !!. Lleva dos semanas en el taller, y no tengo aún fecha de entrega. ¡¡ Estoy harta !!. ¿ No te lo había contado ?.
- Je, je. No me había dado cuenta. Yo sigo usando un móvil sin conexión a internet. Pues con lo fanática que tu eres del Whatssap, lo debes estar pasando fatal.
- Bueno, tuve que "recuperar" este aparato del fondo de un cajón, y no te diré que los dos primeros días no echaba en falta el servicio de mensajería. Pero ahora he descubierto algo que había casi olvidado.
Interrogo a L. con una mirada y enarcando un ceja.
- No pongas esa cara de merluzo, "nene", que creo que ya sabes por donde voy. ¡¡ He recuperado tiempo, tiempo para mi misma !!. ¡¡ Y yo que decía que tú eras un retrogrado tecnológico por no usar un "smartphone !!.
- Siempre te he dicho que no tenia ninguna necesidad de ello. Para conectarme, ya tengo el ordenador portátil o el de sobremesa en casa. Y en caso de necesidad, siempre puedo hacer una vulgar llamada, ¿ o no te alegra escuchar mi voz de vez en cuando ?.
- La verdad es que sí, prefiero oír tú voz. Pero aparte de eso, nunca me había parado a pensar en todo el tiempo que malgastaba a diario innecesariamente con los "wassaps" de marras.
- ¿ Pero a tantos grupos estabas asociada ?.
- No, tan solo un par, la familia, mi hija, y el grupo de chicas del trabajo.
Mi amiga L. trabaja como jefa de administración en una empresa de seguros bastante conocida.
- ¿ Y tanto tráfico de mensajes tenias ?.
- Ahora que lo pienso, mucho, y nada imprescindible. Salvo Elena, mi hija, que envía mensajes casi telegráficos, el resto eran todos absolutamente nimiedades y chafarderias de mis compañeras de oficina. Al principio me parecía útil y hasta divertido. Estaba al corriente de todos los asuntos del trabajo, los oficiales y los "otros". Pero llegó un momento en que quizás sin darme cuenta, me aburría soberanamente, pero seguía respondiendo por rutina a todos aquellos mensajes. Por rutina, y quizás por algo de miedo a quedarme descolgada de todo lo que se "cocía" en el departamento.
- ¿ Y ahora, qué ?.
- Pues he descubierto que me importa un bledo si fulana de tal se acuesta con el gerente, o si aquella otra se ha comprado un carísimo vestido que le sienta fatal. Ahora aplico el viejo aforismo de : ¿es algo bueno, es cierto, me es útil conocerlo, ?. Si cualquiera de las tres respuestas es un "no", creo que puedo pasar sin enterarme del "asunto".
- ¿ Que el gerente se "beneficia" a alguna de tus compañeras ?.
- Mas bien se lo "benefician" a él. ¿ Como va a "ligar" un tipo bajito, patizambo, con barriguita y casado ?. Pues sencillamente es que tengo alguna compañera sin ningún escrúpulo, que utiliza su sexo como herramienta de promoción laboral.
- En todas partes hay trapos sucios y asuntos inconfesables.
- Si, pero he decidido que todo eso me importa un bledo. Y estos días me he desenganchado del "wassap". ¿ Sabes una cosa?, cuando me devuelvan el móvil reparado, se lo voy a regalar a mi hija. Ella le sacará mas partido que yo, está en la edad de estar permanentemente conectada con sus amigas, y llevaba tiempo suspirando por un modelo como el mio. Yo me quedo con este viejo Nokia "tonto".
- Nena, ¿ sabes que el departamento de psiquiatría del hospital de Bellvitge ha creado una unidad para tratar la adicción al jodido "wassap".
-No, no lo sabia. Pero no me extraña nada. He vuelto a recuperar el dulce sonido del silencio. Y poder desconectar, ¡¡ de verdad !!.
Se hace un silencio cómplice entre los dos. La luz del sol filtrada por un cielo plomizo da a todo a nuestro alrededor un color metálico. La miro sonriendo.
- ¿ Que estas pensando ?.- Me pregunta.
- En los viejos tiempos en los que si alguien quería hablar conmigo, llamaba a un teléfono fijo y preguntaba si yo estaba.
- Eran tiempos más fáciles.
- Sí, y eramos jóvenes y creíamos ser inmortales.
Apuramos nuestras bebidas, y seguimos paseando entre las cenizas de la fiesta.
Un abrazo RODERICUS, muy interesante tu post, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBuen domingo y mejor semana.
Gracias Trinidad.
EliminarUn beso.
Rodericus, pienso que todo esto es más serio que tal como lo escribes. Creo, y temo que no exagero que llega la cosa en un punto que hay personas que son auténticas ludopatas del mobil. Los veo en una mesa del bar y no hablan, ni se miran. Solo están pendientes del dichoso aparato que lo hace todo, y lo más importante que es el teléfono casi ni se usa. No puedo entender que ocurre. Porque la gente no puede controlar?, incluso si te fijas los hay que ni se lo ponen en el bolsillo, siempre en la mano.
ResponderEliminarsaludos.
Josep, coincido contigo en que empieza a ser un problema serio. Lo de que existe una unidad psiquiátrica para "desenganchar" adictos en Bellvitge es cierto.
EliminarMi amiga "L" se ha dado cuenta de las ventajas que ha tenido su "desenganche por avería". Ha recuperado tiempo para si misma, y ha ganado en paz mental.
Un abrazo.
Estamos tan informados que no nos enteramos de nada...
ResponderEliminarTemujin, como decían los de Pirelli : "La potencia sin control no sirve de nada".
EliminarUn exceso de información no quiere decir que entendamos algo. . . .
Saludos.