martes, 15 de octubre de 2013

EL PESCADOR Y EL GENIO ( CUENTO )


            

Yusuf faenaba con su barca de pesca frente a la bahía de Doha. Había sido una pésima jornada de pesca, que se sumaba a una larga temporada en la que podía contar con los dedos de una mano los días en que había conseguido volver al puerto con una carga de pescado fresco que le resarciese de sus esfuerzos.

Aún le debía a Alí, el carpintero de ribera, la última reparación de aquella vieja barca que había heredado de su padre. No había perspectivas de que pudiese saldarle la reparación a Alí en poco tiempo, apenas sacaba suficiente pescado como para dar de comer a su familia.

Lanzó con desgana la red por la borda, a pesár de que la luz del día ya menguaba, y la prudencia le aconsejaba regresar a la distante costa antes de que la oscuridad se hiciese absoluta.

Esperó un tiempo prudencial, y poco a poco fue tirando de la red hacia el interior de la barca, acompasando sus movimientos a los de las olas. Si volcaba allí, fuera de la vista de nadie, podría ser su final.

La red trajo muy poco contenido, apenas algunos peces de roca, magros en carnes y de espinas abundantes que tan solo servían para elaborar un caldo. Pero había algo más, un cachivache, una vieja botella algo desgastada por el maltrato del mar.

Vació la red, la limpió de algas y la ordenó cuidadosamente en el vientre de la vieja barca. Cuando acabó, centró su atención en la botella.

Parecía antigua, y su superficie aparecía desgastada por el roce contra el fondo y las arenas. Reparó en que el tapón estaba sellado con algo que parecía resina seca. Agitó con la mano la botella, no aparentaba estar llena de liquido, pero le daba la impresión de contener algo en su interior. Raspó con la hoja de su cuchillo la capa de sellante que cubría el tapón. Le llevó algún tiempo, aquella resina reseca era bastante dura, pero finalmente consiguió liberar el tapón, y con curiosidad mal contenida, lo extrajo de la botella.

Inmediatamente, una nube de gas oscuro surgida de la botella envolvió a Yusuf y a su barca. Pasados unos instantes, que le parecieron eternos,  aquella nube de gas se condensó en una figura humana, que habló a Yusuf con una voz que parecía proceder del mar y del viento que le rodeaban. El pescador, empezó a temblar de temor. 

Había escuchado a los viejos hablar en voz baja de aquellos seres, de aquellos espíritus que vivían en el desierto. Los viejos hablaban de voces que enloquecían a los hombres que las escuchaban, que acababan internándose en el vacío para no volver nunca más. 

- No temas nada de mí, pescador. No te haré ningún daño, pues me has devuelto la libertad después de cientos de años encerrado ahí por un poderoso hechicero. En agradecimiento, te concedo tres deseos, lo que mas anheles. Dime, ¿ que deseas en primer lugar ?.

Yusuf había dejado de temblar, y empezaba a mirar a aquél ser con curiosidad.

- No. .  ¿ no me engañas ?.- Su voz aún reflejaba algo del pavor que había sentido.

- No.- La sonrisa franca en el rostro del genio disipó los últimos temores de Yusuf. Empezó a pensar rápidamente en todo lo que deseaba, pero su mente se había convertido en un torbellino sin control. Tras un momento, Yusuf respiró profundamente y logró serenarse.

- Mira genio, en primer lugar, dame sabiduria. Sabiduría para saber elegir con acierto los otros dos deseos.

- ¡¡ Sea !!.- La voz del genio, seguía surgiendo de todas partes, y de ninguna en concreto.

Una oleada pareció atravesar la mente de Yusuf. Una luz que crecía en el interior de su cabeza. Un murmullo de un millón de voces a la véz, pero a las que podía escuchar una por una. Cerró los ojos por un instante, y cuando los abrió, el cielo y el mar parecían haber cambiado en algo, aún siendo los mismos.

De repente, entendió el porqué del fuego eterno de las estrellas que surgían ya por el este. El porqué del giro de la eterna luna prisionera de fuerzas que el podía describir. Conocía el origen del suave viento que le acariciaba, y el porqué del incansable movimiento del mar. La voz del genio, sacó a Yusuf de sus reflexiones.

-Y bien, ¿ que mas deseas ?.

Yusuf miró al genio a los ojos, ahora ya sin ningún miedo ni pudor. Sonreía levemente.

- No necesito nada más, genio. Me has dado cuanto necesitaba. Márchate en paz, y disfruta de la libertad.

Tras despedirse del genio, Yusuf puso rumbo a la costa en medio de la oscuridad creciente. Ya no sentía miedo. Ajustaba la vela con mano firme hacia un puerto que no veía, pero que situaba perfectamente en la distante y oscura costa.

Fin.

3 comentarios:

  1. La historia del turco Yusuf no me asombra para nada. Lo que saben pescar con red son los gallegos. Los turcos no entienden nada. Apenas pescarán un genio perdido...

    besos

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  2. Una lampara de esas me hacia falta a mi por estos lares...lastima que no se pescar y encima me mareo en barca. Al final me va a pasar como con la lotería que a fuerza de no comprar nunca, nunca me toca.

    La verdad es que me ha sorprendido este pescador, para mi que ya era sabio de antes que si no se hubiera pedido como los protagonistas de otros cuentos eso de "salud, dinero y amor". Ya debia tener un poso de sabiduría cuando se la pidio en aquel instante.

    Una historia deliciosa que me ha hecho reflexionar y sobre todo me ha dado la pista sobre lo que debo pedir en caso de encontrar una lámpara mágica. Y esa esplendida melodia que fue mi favorita durante años, cuando mi cerebro todavia procesaba los sonidos en estereo.

    Un abrazo.

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  3. Es que los gallegos son muy buenos marineros!, jejeje
    El turco ya antes de serlo actuó como un sabio.
    A algún politico le hacía falta una poca ayuda de Yusuf, que no dan una para la izquierda ni para la derecha.
    Bicos nene.

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