Apuntes del natural, de diez días de evasión en la costa cántabra :
Berria.
Playa de Berria, en Santoña. Casi tres kilómetros de playa y dunas entre dos acantilados. Un autentico paraíso, aunque últimamente algo masificado los fines de semana de verano, y afectado por una nueva especie depredadora : adolescentes realizando cursos de surf, ( hay ya tres escuelas diferentes compartiendo la arena ).
Ruidosos, aunque inofensivos, a no ser que haya luna llena y estén en celo, entonces, insisten en amenizarte la noche con su música, sus danzas reproductoras y sus costumbre tribales.
Ahora que pienso, no recuerdo haber visto ninguna ola de mas de medio metro de altura por aquí. Así que, ¿ que demonios es lo que aprenden ahí ?. Un misterio, oiga.
La puñetera paloma torcaz.
Debía de estar anidando en una árbol cercano a mi habitación. Al rayar la primera luz del día nos obsequiaba con su jodido graznido, perdón, quiero decir con su melodioso canto. " Atila", como buen perro guardián ( está convencido de que es un pastor alemán ), le correspondía con sus alegres ladridos.
Y hete aquí como hemos madrugado todos estos días de vacaciones. A las siete y treinta de cada mañana, un servidor y los perros ya estábamos puntualmente recorriendo la playa en nuestro paseo matutino.
Eso si, nos desquitábamos mas tarde con unas soberanas siestas
"Trudy"
- Jood.... Todas las mañanas la misma historia. Tres kilómetros para allá, y tres kilómetros para acá. Y "Atila", seis como mínimo en cada sentido, porque no para de corretear arriba y abajo el muy puñetero.
Me tienen estrenado y agotado. ¿ Y a esto le llaman vacaciones ?. ¡¡ Quiero volver a mi casaaa !!.
"Atila".
- Papá, dame una de esas anchoas tan ricas que te estas zampando, anda, solo una, porfaaa.
¡¡ Papá, dame una de esas anchoaaaaasss !!.
Paz
Una copa de vino al mediodía en una terraza. El frescor a la sombra, la ausencia de prisa, el disfrutar de un respiro, curiosear a la gente que pasa, la sorpresa de encontrar alguna cara conocida..... Paz.
Trabajo
Los señores que nos proveen de la materia prima de las anchoas.
Y después dicen que el pescado va caro......
La última gamberrada de Timoteo.
De regreso, Timoteo insiste en que hagamos un alto para comer en Borja. Me dice que tiene un "asuntillo" pendiente en esa localidad. Accedo, no nos desviamos demasiado de nuestra ruta, y prefiero no preguntar exactamente en que consiste ese asunto, quizás sea alguno de sus turbios "trabajillos".
Cuando llegamos a al población, pregunta a un lugareño por la situación de una ermita, un santuario. Me extraña bastante ese súbito interés suyo por una ermita, y doy por sentado que es algún residuo de su pasado como profeta místico. Sigo sin preguntarle el porqué de su interés por aquél lugar perdido. Siguiendo las indicaciones del paisano, alcanzamos la ermita en las afueras del pueblo. Veo cerca del lugar un pequeño y coqueto restaurante con una hermosa terraza a la sombra de un emparrado. Es un lugar idóneo para comer plácidamente mientras Timoteo solventa sus asuntos. Me llama la atención que rebusque entre su equipaje y extraiga un estuche de madera.
- Vuelvo en un ratito, "nene".- Me dice alejándose en dirección a la ermita.
Mientras se aleja, aparco la "Vespa" a la sombra. El plástico de los asientos recalentado por el sol puede ser muy desagradable para el "trasero" en esta época del año.
Una hora y media después, cuando ya he acabado la comida, con dos cafés incluidos, veo aparecer corriendo a Timoteo camino abajo de la ermita y chillando :
- ¡¡ Neneeeee !!. ¡¡ Arranca la "Vespa" y vayámonos de aquí cagando leches !!.
Contemplo atónito como Timoteo es perseguido a cierta distancia por un par de mujeres mayores y por un cura que se arremanga la sotana para poder correr con mas comodidad.
Por suerte, ya he pagado la cuenta. Cargo a los dos perros en el sidecar. Gracias a Dios y a la temperatura, la moto arranca inmediatamente. Timoteo salta como puede a la parte trasera del sillín, y salimos zumbando del lugar.
Tras cruzar el pueblo perseguidos por un perro, y después de recorrer dos o tres kilómetros de la carretera, detengo la "Vespa" para recomponer la situación precaria a bordo del vehículo, y pedirle explicaciones al canalla de Timoteo.
- ¿ Pero que demonios has hecho, so desgraciado, para que un par de abuelas y un cura te persiguieran de aquella manera ?.
Timoteo no deja de carcajearse de una manera incontrolable. Por respuesta, me alarga el teléfono móvil. Veo que tiene una fotografía en pantalla.
- ¡¡ Coñ... !!. - No puedo evitar soltar un taco de asombro al ver la fotografía.
- ¿ A que he mejorado bastante el ecce homo, "nene" ?. ¡¡ A que sí !!.
En aquél momento comprendo el "asuntillo" de Timoteo que nos había traído hasta Borja. Le miro fijamente tratando de impostar una actitud seria. Me es imposible, y exploto en sonoras carcajadas. Cuando consigo detener la risa floja, redistribuyo al pasaje en nuestro vehículo y vuelvo a "colocar" a ese gamberro en el sidecar junto con los perros. Y ¡¡ hala !!, carretera y manta antes de que nos persiga de cerca la Guardia Civil.
Ya en la autovía, recuerdo que Timoteo siempre ha tenido buena mano para el dibujo y la pintura. Y que Rosario, por su cumpleaños en Junio, le había regalado un primoroso estuche de oleos de buena marca, para sustituir los oleos de "todo a cién" que usaba hasta ese momento el muy tacaño.
No se le da mal el retrato al muchacho, no. Si algún día lo despiden del CNI, cosa harto posible, podría ganarse la vida decentemente como pintor.
Cuando llegamos al peaje de Fraga, le miro en silencio mientras pago el recorrido.
- ¿ Porqué me miras así, "nene" ?.
- ¡¡ Eres un cabronazo irreverente !!.- No puedo evitarlo, y se me vuelve a escapar la risa tonta.
La operadora de la cabina de peaje, nos mira como a dos marcianos mientras ambos nos reímos sin poder detener las carcajadas. La buena mujer, duda si llamar a un hospital psiquiátrico o a la Guardia Civil de Tráfico.
Barrio.
Esta véz, no he tenido que irme muy lejos para encontrar uno de "esos" rótulos que tanto me gustan. Este, está ubicado en el bar que ocupa los bajos del bloque de pisos donde habito.
Para disipar dudas de algún malpensado, este "desaguisado" no es obra de la política de enseñanza lingüística catalana, no. Los autores no son catalanes. Ni españoles, tampoco.
A pesar de todo, se entiende, eso sí.
Hemos vuelto a casa.
- ¡¡ "Nene"!!, siento informarte de que la nevera "ha muerto" y no arranca.
- Magnifico, trescientos Euros más de déficit. Hogar, dulce hogar.