Viví en mi premera juventúd el finál de una dictadura que durante años reprimió y "acogotó" las libertades personales de los ciudadanos de este país. La Carta de Derechos Humanos promulgada por las Naciones Unidas era papél mojado aquí en aquella época, y el estado españól dirigido con mano de hierro hasta sús últimos momentos por Francisco Fránco dictaba hasta la manera de pensár que debiamos asumír los ciudadános. Hasta la opinión expresada en vóz alta podia estár considerada un delíto y perseguida por el Tribunál de Ordén Público, de infausta memoria, y que posiblemente le sonará a "chino" a los lectóres más jóvenes de esta página.
A fináles de la decada de los setenta, empecé a sér consciente de que la transición hacia las libertades iba en sério, y que dificílmente ibamos a retrocedér en el camíno hácia la libertád. La libertád personál para vivír sin cortapisas en cuanto al pensamiento, al credo religioso, al credo ideológico y a mantenér siempre la capacidád de elección dentro del márgen de la legalidád de un estado moderno y liberál. Que nadie tendria que volvér a emigrár lejos por motivos ideólogicos, de afinidades ó cualquiér otro.
Hoy, el Parlament de Catalunya me ha dado un serio aviso de que tenemos una cierta involución en el horizonte. A partír del año 2.012, los aficionados a la tauromaquia tendrán que cogér un autocár que les lleve hasta Zaragoza ó Castellón para asistír a una corrida de toros.
Este hecho me trae a la memoria un acontecimiento similár que sucedia durante mi niñéz. Los aficionados al cine sin censurár, ya fuese erótico o de cualquiér otro tipo que no superase la censúra franquista, tenian que cogér una autocár y desplazarse a Perpiñán (Francia), para vér "El último Tango en París", "Emmanuél", o bién las peliculas de Buñuél, ( "Viridiana", etc.).
Vaya por delante mi declaración del amór que siento por los animáles. Soy el orgulloso propietario de dos perros de raza "Carlino" ó "Púg", a los cuales idolatro y cuido con esmero hasta caér en la exageración. Me aportan un cariño y una lealtád que pocas veces he sentido procedentes de seres humános.
No soporto de nigúna manéra el maltrato injustificado a lós animáles, y más de una véz he afeado la conducta de algúnas personas con respécto a los animales de sú alrededór, costandome algún disgusto el impedír que álguien maltrate innecesariamente algún perro ó gato.
No me gusta la taurómaquia, porque creo que es un espéctaculo cruél donde el animál no tiene la mas minima posibilidád de triufár y escapár a sú triste finál. Me parece un combate desiguál, y lo que yo corregiria si tuviese algúna posibilidád, es eliminár los "picadores" del espéctaculo. Ya veriamos como les iria a los matadores el enfrentarse a un toro en condiciones físicas óptimas, seguramente la lidia ganaria en interés.
Pero no soporto el intervencionismo, la ingerencia de nuestros políticos en él ámbito de la vida privada de la ciudádania por un mal entendido derecho a protegérnos de nosotros mismos y nuestras "perniciosas" costumbres, con unos fines declarados algo oscúros.
.Los mismos que han promulgado la prohibición a la tauromaquia, son los que protegen los "correbous", los encierros incontrolados, y el "bou embolát", un encierro que se realiza con un pobre toro al que le colocan unas antorchas ardiendo en la cornamenta y que enloquece por la proximidád inevitable del fuego. Estos festejos tienen mucha popularidád en la tierras del Baíx Ebre, en el súr de Tarragona, una cantera naturál de votos para las gentes de Convergencia I Unió y Esquerra Repúblicana de Catalunya. Allí, por supuesto, ni media palabra de prohibír estas barbaridades, porque iguál pierden parroquia y los votantes buscan otras opciones políticas.
Detrás de la ley aprobada hoy, no hay una defensa genuina de los animáles, que me pareceria legítima si fuese sincera. Hay un intento de reescribír la identidád de los catalanes, rechazando todo lo que el catalanismo áldeano considera ajéno a sú ideál de "pátria". Hace cincuenta años, existian TRES plazas de toros actívas en Barcelona. la "Monumentál", activa aún, "Las Arénas", cerrada hace tiempo y en un inacabable proceso de reconversión a centro comerciál en la actualidád, y la tercera, "El Torín", ubicada en los terrenos donde actuálmente se alza la centrál de "Gas Naturál", en la Barceloneta. las trés funcionaban simultaneamente y con buena ocupación media.
Paulatinamente, la afición al toreo disminuyó en nuestra sociedád, a favór de otras opciones de ócio y hoy es prácticamente residuál, salvo cuando torea algúna figura consagrada, el taquillaje es bastante discreto.
Es un espéctaculo que estaba condenado a extinguirse por sí mismo a la vuelta de unos años, sin necesidád de prohibición algúna.
Y que decír de la pasión que sienten por el toreo en la Cataluña Norte. Plazas como Nimes, Cerét. Béziers son de larga tradición. Y a nacionalistas, a los de la Catalunya Nórd, no hay quién les gane, orgullosos de su doble identidád, Francesa y Catálana. Yo mismo puedo certificár la pasión que sienten por los toros en Beziérs, al habér estado allí durante un viaje que coincidió casuálmentecon la féria taúrina que celébran anuálmente en verano
Los catalanes hemos cimentado nuestra identidád culturál viviendo a caballo entre dos paises con una cultura própia y definida, España y Fráncia. Durante siglos, hemos sido el pulmón economico y culturál que conectaba la península Ibérica con el resto de Europa, y hemos recibido influéncias culturales procedentes de los cuátro púntos cardinales, y nuestro equipaje y herencia culturál, es la suma de la de muchos puéblos, desd Algeciras a Estambúl, pasando por el Cabo Norte.
Ahora, algúnos políticos intenta reescribír la cultura de los catálanes desde una visión aldeana, decidiendo sobre el gusto de los demás teniendo en cuenta el orígen de sús habitos. Si algo huele a Españól, se apunta en la lista negra. Lo de menos es el bienestár de los animáles
¿ Prohibirán la reediciones de "La Pell de Brau", ( La Piél de Toro ), obra de una de las mejóres plumas catálanas del siglo XX, Salvadór Espriu, porque es un alegato a la Españolidád de Catalunya ?.
¿ Descolgarán del Museo Picasso todas las obras del maestro relacionadas con la tauromáquia porque apéstan a españolismo ?.
Durante los años setenta y ochenta, mantuve relaciones comerciales y de amistád con empresas y ciudádanos del País vasco. Viví de cerca el descenso a los infiernos que supuso la extensión de un radicalismo basado en las medias verdades y las mentiras. Y aprendí que una mentira, repetida hasta la saciedád, puede pasár por cierta y usarse para justificár crímenes indiscriminados, con la complicidád del silencio de muchos. Hoy en dia, poco a poco se vá imponiendo allí la verdád y el sentido común. Pero ello no puede devolvér la vida a los que la perdieron prematuramente, ni borrár el sufrimiento morál y físico de los que lo soportaron.
Espero que lo de hoy, no sea una inflexión a la intolerancia, ni el comienzo hacia el pensamiento único.
Porqué si es así, tendré que preparár las maletas y cogér el viejo camíno del pueblo Hebreo. Y en el súr de Francia, hablan un catalán magnifíco, como el mio, pero con un bonito acento francés.
Espero que nuestros "patriotas" del Parlamént, dejen de consumír whiskey Escocés de malta y se pasen al Aguardiénte de Montserrát, para dár ejemplo de patriotismo. Iguál elevabamos así el P.I.B y saliamos de la crisis, que es lo que reálmente nos importa a tódos.
Para combatír la intolerancia, siempre nos quedará la cultura y la buena música, la libertád
Os pido disculpas por esta "catilinaria". Gracias por seguirme, y soportarme como en esta ocasión.
